


De repente, todos llegaron. Los parisinos volvieron a salir y a llenar las brasseries –bares que utilizan el nombre antiguo de lugares donde se preparaba cerveza artesanal- como un acto de resistencia y un mensaje dirigido a los terroristas que los quieren inocular con miedo: la vida en París
no se va acabar. Lo hicieron incluso en los barrios que fueron tocados por los ataques mortíferos de hace cinco días donde fueron asesinadas unas cuarenta personas que estaban en al menos cuatro locales.
Las caferías y bares de la zona volvieron a recibir clientes –aunque no en masa- tras haber permanecido semi-vacios y algunos cerrados durante el fin de semana. Es la resistencia hecha a través de la fiesta, la copa y la diversión contra aquellos que pretende acabar con el “savoir-vivre” (saber vivir) de Francia. A esa gente que se resiste a abandonar su tardes en los cafés parisinos ya la bautizaron como la “Generación Bataclan”, en alusión al teatro donde perecieron 90 personas.
Esa generación deberá poner ejemplo a los que vienen atrás al decir: no vamos a dejar de vivir y oponerse al miedo con lo que mejor saben hacer: la fiesta. “Francia encarna todo eso que los fanáticos religiosos del mundo detestan que es divertirse ”, aseguran los analistas y entonces el llamado es a defender el “savoir-vivre” porque “ningún país sobre la tierra tiene la mejor definición de la vida que los franceses”, presumen.
“¿Qué si vamos a morir?, algún día, no sabemos cuándo pero en tanto vamos a aprovechar, no hacerlo será darle la razón a los que nos quieren ver vivir con miedo y si nos negamos a vivir ellos habrán ganado”, señala una cliente de esa “Generación Bataclan”. La convocatoria para no quedarse en casa corrió de texto en texto en las redes sociales donde se crearon los hashtags #Tousaubistrot y #Tousenterrasse (Todos al bistró y Todos a la terraza), consigna apoyada también por organizaciones de restauranteros que temen un desplome en el consumo.
De esta forma, ir a tomar una cerveza, un café o un Kir –bebida preparada con vino blanco y jarabe de cassis, una frutilla europea parecida a la zarzamora- es uno de los actos de resistencia adoptados por los parisinos, la tarea mínima y cotidiana para enfrentar a los terroristas. En pocas palabras es defender el “savoir-vivre” de la ciudad, coinciden los comensales y bohemios.
Sin embargo, ese acto de resistencia local no impedirá el impacto negativo que los ataques terroristas dejarán en la economía francesa la cual será golpeada severamente el desplome en la afluencia turística, según prevén los especialistas y París perdería la corona de ser la ciudad más visitada del mundo, título ganado en el último par de años con records en la afluencia de visitantes. Tan solo en el 2014 recibió 15.5 millones de turistas que dejaron una derrama 10 mil millones de euros.
La capital gala acapara casi la cuarta parte de los 84 millones de turistas en toda Francia pero ahora, tras los atentados, la previsión es que más de seis millones de visitantes se esfumen si se prolonga la situación de emergencia. “Los atentados terroristas ahuyentan a los turistas pero si se menciona la palabra ‘guerra’ entonces los pones a correr” se quejó Evelyne Maes, representante de la Unión de la Industria Hotelera de la Isla
de Francia.
Los primeros efectos ya se siente, el sábado se canceló el 21 por ciento de las reservaciones de hospedaje y el domingo la cifra se elevó a 28.5 por ciento. Para esta semana se prevé la anulación del 40 por ciento de las reservaciones y a corto plazo, se avizora una caída histórica en el sector. El impacto negativo lo recibirán especialmente los prestadores de servicios para llamado “turismo de lujo”, es decir aquellos visitantes de alto poder adquisitivo que se hospedan en hoteles de cinco estrellas y comen en restaurantes “étoilés”, es decir, clasificados como de alta cocina.
De acuerdo al portal financiero Capital.fr la caída de ese “turismo de lujo” provocará un efecto dominó contra los comercios que también ofrecen productos de lujo, especialmente la moda. Dos ejemplos serían las tiendas de bolsas Louis Vuitton o los almacenes Gucci que son puntos casi obligatorios para este tipo de turistas, especialmente británicos, alemanes, chinos, japoneses y estadounidenses. Al caer la afluencia de turistas ricos, las galerías exclusivas y costosas también desplomarán sus ventas y el impacto podría llegar al 30 por ciento, estiman los analistas.
117 víctimas identificadas
En tanto, en el recuento de los daños humanos, la ministra de Justicia, Christiane Taubira informó ayer ante la Asamblea Nacional que ya han sido identificadas 117 de las personas fallecidas la noche del viernes 13 de noviembre. No mencionó una cifra total de víctimas mortales, la cual se mantiene en 129 de manera “oficial” – la prensa maneja la leyenda “al menos 129” – aun cuando varias agencias informativas ya han manejado el numero de 132 personas fenecidas. Las víctimas en los seis puntos de los atentados eran de 17 nacionalidades, incluyendo la francesa, dijo Taubira.
Por cierto la responsable del Ministerio de Justicia así como el primer ministro, Manuel Valls fueron abucheados por diputados de oposición ayer martes cuando comparecieron ante la Asamblea Nacional para explicar las medidas adoptadas tras los ataques del Estado Islámico y los proyectos de reforma legal que planteó en la víspera el presidente François Hollande. Los llamados al orden por parte de la mesa directiva del parlamento no frenó la rechifla de ambos funcionarios.
En este contexto también se informó que se sigue la pista de un segundo terrorista que habría logrado salir de Francia y que se encuentra en calidad de prófugo. Éste sería quien abandonó un automóvil en la comuna de Montreuil, al este de París, en cuyo interior se localizaron tres fusiles Kalachnitov. En un intento de localizarlo, a través de los medios de comunicación se difundió una ficha de búsqueda con su fotografía. Este segundo terrorista sería también el que utilizó un pasaporte sirio para llegar a Francia en calidad de refugiado hace días y dicho documento se localizó en las inmediaciones del Estadio de Francia.
Ese documento de identidad que está a nombre de Ahmad Al Mohammed pero la fotografía no corresponde a su propietario original que era soldado del gobierno sirio y falleció hace meses. De ahí que ese segundo atacante, ahora prófugo, habría usado el pasaporte de otra persona para llegar a Francia en medio de la ola de refugiados, lo que revela a su vez el tráfico de pasaportes desde las regiones dominadas por el Daesh hacia territorio europeo.
Ayer también se identificó al yidaista de origen francés, Fabien Clain, originario de Miral en Touluse, al sur del país, como el personaje que leyó el comunicado en el cual la organización terrorista se reivindica como autora de los atentados en París. Clain de 37 años junto con su hermano Jean-Michael, de 35 años, son parte de los 850 franceses que actualmente radican en Siria enrolados en el ejercito del Estado Islámico. Los analistas deducen que los atentados en la capital francesa fueron en tres partes: “ordenados en Siria, organizados en Bélgica y ejecutados en París” y en toda esa cadena los actores son europeos: franceses y belgas.
Una gran cadena humana
Por otro lado, la comunidad virtual denominada “Main dans la main” (Mano con Mano) convocó para el próximo viernes a una gran cadena humana que parta de cuatro puntos parisinos donde se cometieron los atentados terroristas: el Estado de Francia, el teatro Bataclan y los barrios 10 y 11 pero que también se realice en todos los barrios, poblados y ciudades del mundo. La cita es a las 9 de la noche con 20 minutos, la misma hora en la que comenzaron la masacre del viernes pasado. “Salga de su casa y dese la mano”, es el llamado en las redes sociales que va traducido en 18 idiomas.
“Una inmensa cadena humana aquí y en todas las ciudades del mundo durante 3 minutos para honrar a ese París que amamos: alegre, feliz, libre, bohemio, creativo, soñador, jugador. Mostremos a esos que nos quieren robar la vida que estamos unidos. ¡Bajemos (salgamos) de nuestras casas!, ¡ocupemos nuestras calles y formemos todos juntos una cadena de solidaridad!”, reza la convocatoria a la multitud que también desafiará, por lo menos en París, al Estado de Urgencia decretado por el gobierno, el cual prohíbe las reuniones masivas en la vía pública.
El mismo viernes pero a las 14 de la tare, a la hora de la oración hacia La Meca, la comunidad musulmana realizará una concentración masiva en esta ciudad para pronunciarse públicamente contra los atentados terroristas y desligar al Islam del fanatismo del Daesh. La Gran Mezquita de París es la convocante a esa concentración que lleva el mensaje inicial “No al terrorismo” y para “rechazar los actos de barbarie y rechazar aquellos que pretende sembrar el veneno de la discordia y de la sospecha al seno de nuestra comunidad”.
Por su lado, la Asociación de Estudiantes Musulmanes en París difundió un video titulado “Estamos Unidos” que contiene pronunciamientos de varios jóvenes sobre la masacre: “Ellos (los del Estado Islámico) piensan llevar la guerra contra los cruzados (occidentales) e invocan al Corán pero derramar la sangre de un inocente no responde a ninguna ley de Dios. Me duele mi Francia y llora mi corazón”, dicen los estudiantes islamistas, en su mayoría nacidos en Francia.


