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Se vuelca el fervor

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Ixtaczoquitlán.- “Los visitaré constantemente” fue el primer mensaje a las comunidades de la Diócesis de Orizaba al arribar a territorio orizabeño por la barranca de San Miguel en la Congregación Cuautlapan, de Monseñor Eduardo Cervantes Merino. El nuevo Obispo se hincó y besó
el suelo.

 

Para la Congregación de Cuautlapan fue un día de fiesta, decenas de personas de todas las edades vestidas de blanco se dieron cita en la carretera federal hacia Fortín. El puente de la barranca de San Miguel delimita el territorio diocesano entre Córdoba y Orizaba.

 

Adornos amarillos y blancos —color oficial de la Santa Sede— fueron colocados en el punto y a lo largo de una de las congregaciones más pobladas del municipio de Ixtaczoquitlán, “¡Ahí viene! ¡Ya llegó!” Fue la expresión cuando se empezaron a escuchar el sonido de los vehículos de seguridad del convoy que escoltaban al prelado.

 

Eduardo Cervantes Merino, 30 minutos antes de arribar a la Diócesis había difundido una breve bendición haciendo uso de la aplicación móvil WhatsApp por medio del área de Comunicación Social, bendiciendo a los que lo acompañarían a lo largo de la jornada.

 

Entonces, bajó, saludó extendiendo las manos y sin precedentes se hincó besando el suelo ya de la Diócesis que a partir de ayer dirige; aquí recibió el primer saludo del sacerdote Rubén Gómez, párroco de la iglesia de San Sebastián, Cuautlapan, quien fue el primer integrante del clero orizabeño en darle la bienvenida.

 

Gritos y porras de los presentes envolvieron el arribo de Monseñor, a quien los lugareños, encabezados por miembros del Consejo Parroquial, le colocaron los primeros distintivos de flores. Se dirigió entre la gente que lo abrazaba y extendió la mano a un sencillo altar donde se encontraba una imagen de San Miguel, patrono de Orizaba.

 

El hasta entonces Obispo electo se dirigió en un breve, pero significativo mensaje a la grey más sencilla que lo recibió donde aseguró volverá más de una vez: “Voy a venir tanto que ya ni me van a aguantar”, sostuvo ante la alegría de los fieles.

 

Al finalizar, cientos de globos con la imagen de él y de San Juan Pablo II se elevaron por los cielos zoquitecos anunciando que la caravana que lo acompañaría hacia Orizaba iniciaba su recorrido.

 

A lo largo de su transitar por Cuautlapan, la cabecera municipal de Ixtaczoquitlán, Escamela y la entrada de Orizaba y las iglesias de Santa Gertrudis y Los Dolores, decenas de católicos lo saludaron mostrando imágenes religiosas y de conmemorativos por su asunción a la catedral de Orizaba.

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