


Alejandro Aguilar
El Buen Tono
Córdoba, Ver.-
El Ayuntamiento incumplió su parte del trato al no dotar al mercado de las condiciones mínimas para operar, y al mismo tiempo, permitió que el comercio ambulante continuara en las calles, señaló Luminosa Ameca Vázquez, presidenta de la asociación de locatarios.
El Mercado la Isla, un proyecto que en su momento prometió ser un punto de revitalización comercial y un hogar digno para cientos de vendedores reubicados, se erige hoy como un monumento al abandono y la desidia institucional del Ayuntamiento de Córdoba.
La administración municipal encabezada por Juan Martínez Flores deja como legado para este espacio una estela de promesas incumplidas, gestiones opacas y una total falta de atención que ha condenado al fracaso a los locatarios que confiaron en el proyecto.
Luminosa Ameca Vázquez, presidenta de la asociación de locatarios, relata una historia de omisiones graves. La situación es crítica: el mercado carece de lo más elemental. La falta de alumbrado adecuado es una de las carencias más flagrantes, hasta el punto de que los propios comerciantes han tenido que costear de sus bolsillos una solución precaria para tener luz. La pintura se desmorona, los bajantes de agua fallan causando inundaciones cuando llueve, y ni siquiera existe una señalización clara que indique a los ciudadanos que se trata de un mercado, convirtiéndolo en lo que doña Luminosa describe acertadamente como un “elefante blanco”, invisible y desconocido para la mayoría de la población.
La gestión municipal se revela como particularmente omisa al analizar el caso de los baños. Estos generan ingresos diarios por su uso, un recurso que, en teoría, debería reinvertirse en el mantenimiento del inmueble. Sin embargo, el dinero recaudado desaparece en las arcas municipales sin que se vea reflejado en mejora alguna. Es un símbolo potente de la administración: se extrae recursos de los comerciantes y de los ciudadanos que los usan, pero no se devuelve nada a cambio. El Ayuntamiento actúa como un recaudador que cobra la renta pero no repara el techo que se cae a pedazos.

