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Sin policías 16 municipios de Guerrero; el colapso de la seguridad pública

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AGENCIA

Guerrero.- En Iguala, una ciudad del norte de Guerrero, la muerte parece ser un negocio boyante. La avenida Bandera Nacional, que conecta el bulevar con el centro, cuenta con al menos cuatro funerarias, y en toda la ciudad hay un total de 11 de estos negocios. Este auge contrasta con el hecho de que Iguala es uno de los municipios más violentos del estado y uno de los 16 que no tienen policía municipal.

La razón por la que Iguala no tiene policía municipal funcional se remonta a septiembre de 2014, cuando 60 agentes participaron en la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Desde entonces, estos policías no están en funciones, y la seguridad de la ciudad, con temperaturas que alcanzan los 39 grados, está a cargo de la policía del estado.

El problema de la desarticulación de las policías municipales no es exclusivo de Iguala. Ludwin Reynoso Núñez, exsecretario de Gobierno de Guerrero, explicó que la descomposición policial en el estado ha sido gradual, erosionada por factores como la falta de certificación y la infiltración del crimen organizado.

El Programa Sectorial de Seguridad Pública del gobierno de Guerrero destaca que, de los 81 municipios (ahora 85), solo 65 tienen algún tipo de policía municipal. El total de policías municipales en todo el estado es de 2 mil 757, muy por debajo del estándar requerido de 9 mil 913, con un déficit de 7 mil 158 agentes.

La violencia en Iguala es palpable. El lunes 23 de octubre de 2023, 11 policías fueron asesinados junto con sus dos mandos en Coyuca de Benítez, otra ciudad de Guerrero, como parte de una disputa por el control de la corporación entre grupos criminales. Este evento fue solo uno de los muchos episodios de violencia que han afectado la credibilidad y eficacia de la policía municipal en Guerrero.

El asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, las decapitaciones de policías en Acapulco y el secuestro del alcalde de Teloloapan en 2012 son algunos ejemplos de la descomposición del sistema de seguridad pública en la región.

El alcalde de Iguala, David Gama Pérez, evita hablar del tema y de otros asuntos relacionados con la seguridad. La ciudad está clasificada entre las tres más violentas de Guerrero, junto con Acapulco y Chilpancingo, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Iguala vive bajo una constante amenaza de violencia, con enfrentamientos entre Los Tlacos y La Familia Michoacana, y un aumento en el número de desapariciones, con 12 casos en el primer trimestre de este año.

El secretario de seguridad pública, Édgar Mendoza Quezada, confirmó que los 60 policías municipales están inhabilitados por su participación en la desaparición de los 43 normalistas y que su situación depende de la autoridad federal.

Sin embargo, los policías continúan yendo al cuartel para pasar revista, reciben sus salarios y se someten a exámenes rutinarios de confianza, según el secretario particular del alcalde, Julio Sánchez.

La inseguridad y la falta de presencia policial han afectado la vida cotidiana en Iguala. Las calles muestran edificios ruinosos y negocios vacíos, mientras las funerarias tienen un flujo constante de clientes. En un día laboral normal, la ciudad parece estar en estado de alerta, con pocas actividades escolares y oficinas cerradas. La desconfianza es generalizada y las personas evitan las calles, prefiriendo quedarse en casa o desplazarse rápidamente de un lugar a otro.

Iguala es un ejemplo de la crisis de seguridad en Guerrero, con un sistema policial erosionado y una ciudad donde la violencia y el crimen parecen no tener fin. El futuro de la seguridad pública en esta región es incierto, y las soluciones a largo plazo parecen estar lejos de alcanzarse.

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