Singapur, una pequeña nación insular en el sudeste asiático, se alza como un modelo de limpieza y orden en un mundo cada vez más urbano y agitado. Esta ciudad-estado ha logrado el título de la ciudad más limpia del mundo, desafiando las percepciones tradicionales de las ciudades densamente pobladas en Asia. ¿Cuál es el secreto detrás de su impecable reputación?
La obsesión de Singapur por la limpieza se remonta a medio siglo atrás, cuando el primer ministro Lee Kuan Yew lanzó la campaña “Keep Singapore Clean” (Mantén Singapur Limpio). Esta iniciativa marcó el inicio de una revolución en la forma en que los ciudadanos y el gobierno de Singapur abordan la higiene y el orden público.
¿Por qué esta obsesión con la limpieza? La respuesta es más simple de lo que parece. En un clima tropical como el de Singapur, la falta de higiene adecuada puede desencadenar una catástrofe sanitaria. La proliferación de roedores, moscas y cucarachas, junto con las enfermedades que traen consigo, es una amenaza constante. Singapur comprende que la prevención es clave y que una mala gestión de la limpieza podría permitir que enfermedades como el dengue se propaguen descontroladamente.
La visión de Lee Kuan Yew era ambiciosa: “Seremos la ciudad más limpia y verde del sur de Asia”, declaró en 1968. Para lograr este objetivo, se llevaron a cabo concursos de limpieza en oficinas, fábricas, tiendas, escuelas y vehículos, para determinar quién era el más limpio. Se mejoraron los sistemas de alcantarillado y se implementaron medidas sólidas de control de enfermedades.
Una de las campañas más notables fue “Use Your Hands” (Usa Tus Manos) en 1976, que movilizó a estudiantes, padres, maestros y directores para limpiar las escuelas los fines de semana. El objetivo era claro: fortalecer la economía a través del turismo y mantener a Singapur como un destino atractivo y seguro.
Hoy en día, Singapur sigue siendo un faro de limpieza y orden. Las multas y sanciones son herramientas comunes para mantener a raya la mala conducta, desde la prohibición de importar chicles hasta restricciones sobre fumar o escupir en la calle.
Singapur ha demostrado que la limpieza no es simplemente una estética, sino una cuestión de salud pública y calidad de vida. Su dedicación implacable a mantener su entorno limpio y ordenado es un ejemplo para el mundo en un momento en que las ciudades enfrentan desafíos crecientes de urbanización y medio ambiente. La visión y la determinación de Lee Kuan Yew han dejado un legado duradero, convirtiendo a Singapur en un estándar global de excelencia en limpieza y orden.
