


De la redacción
El Buen Tono
La chilena Stephanie Vaquer rompió las barreras de la lucha libre profesional al convertirse en la primera luchadora latinoamericana en conquistar un campeonato mundial de la WWE. El triunfo lo consiguió en el evento Wrestlepalooza, donde derrotó a la japonesa Iyo Sky para quedarse con el Campeonato Mundial Femenil.
El logro cobra mayor relevancia porque México fue pieza clave en su formación: Vaquer se forjó en la Arena México como parte del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), lo que cimentó su camino hacia la élite mundial.
Conocida como “La Primera”, la luchadora honró su apodo al convertirse en la primera chilena, sudamericana y latina en alcanzar este título. Tras recibir el cinturón, lo entregó a su padre en las gradas, quien lo levantó con orgullo ante la ovación del público.
Un camino lleno de sacrificios
Vaquer llegó a Veracruz en 2013, con apenas 19 años, para perfeccionar su técnica. Su carrera no fue fácil: tras una fractura triple de nariz que la alejó casi dos años del ring, tuvo que sobrevivir trabajando como mesera, durmiendo en el suelo de su empleo y comiendo gracias al apoyo de quienes la rodeaban.
Pese a las adversidades, se consolidó como figura estelar en el CMLL, y después decidió dar el salto a la WWE, primero en NXT y posteriormente en RAW. Hoy, su esfuerzo y tenacidad la coronan como campeona mundial.
Orgullo con raíces mexicanas
Hace unos meses, Vaquer reafirmó la importancia que tiene México en su carrera: “De vuelta en México, donde todo comenzó. Dejé mi huella y México dejó su huella en mí. Agradecida con la tierra que me hizo más fuerte. Siempre llevaré a México conmigo”.
Su historia inspira no sólo a los aficionados a la lucha libre, sino a todos aquellos que ven en la perseverancia y el sacrificio el camino para alcanzar los sueños más grandes.

