

La violencia que azota a Veracruz volvió a teñir de sangre la contienda electoral en el sur del estado. Este lunes se confirmó que cinco personas han fallecido tras el ataque armado en el que fue asesinada Yesenia Lara Gutiérrez, candidata de Morena a la presidencia municipal de Texistepec.
El atentado ocurrió la noche del domingo, durante una caravana juvenil de promoción política. La oscuridad del Camino a Jáltipan sirvió de escenario para una emboscada que dejó múltiples víctimas. Yesenia Lara fue asesinada junto a Miguel Ángel Navarro Lechuga, policía municipal de Jáltipan, y Aarón Nolasco, quien la acompañaba en la actividad proselitista.
Horas más tarde, en el hospital, fallecieron dos personas más: Marisol Navarro Aquino, hija del oficial asesinado, y Silvestre Melquíades Domínguez, quien fue trasladado malherido y no sobrevivió.
Los testimonios de los vecinos reflejan un clima de terror e indignación. “No tenemos luz en las calles, no tenemos seguridad, no hay empleos y ahora tampoco vamos a tener tranquilidad”, expresó Zulema Pérez, familiar de una de las víctimas.
Mientras tanto, la familia Navarro se prepara para un doble funeral: el de padre e hija. Apenas el domingo celebraban juntos, y ahora se alistan para recibir sus féretros. Las vecinas, consternadas, colaboran con la comida para acompañar el luto.
La violencia persiguió a Yesenia
Para la familia de Yesenia Lara, la tragedia no es nueva. La candidata ya había enfrentado una historia marcada por la violencia: su cuñado, Pedro Fernández Cabrera, fue asesinado en 2022 en un campo de fútbol. Ese mismo año, su esposo, Enrique Argüelles Montero, quien se desempeñaba como regidor en Texistepec, fue ejecutado a balazos en Acayucan.
“Mi sobrino se metió a la política para ayudar a su gente, no para enriquecerse”, lamentó su tía, Blanca Argüelles.
Campañas en pausa y miedo generalizado
En señal de luto y precaución, varios candidatos de la región han suspendido sus actividades de campaña hasta nuevo aviso. “Tenemos miedo de salir a votar”, reconocen los habitantes del lugar.
Durante las investigaciones, incluso un accidente con arma de fuego de un agente ministerial retrasó las diligencias en la escena del crimen. En total, se han recolectado al menos 21 casquillos percutidos, prueba de la brutalidad del ataque.
Veracruz, una vez más, se convierte en el rostro más crudo de la violencia electoral en México. Y en Texistepec, el dolor y el miedo son ahora parte del día a día.
