


La poca tranquilidad que la detención de estos 11 delincuentes el lunes pasado había traído a quienes en esta zona vivimos o transitamos, se esfumó cuando este juez irresponable firmó y ordenó la libertad de quienes tienen años azotando la tranquilidad, la seguridad y la paz en el centro del Estado.
Uno de ellos, el señalado como jefe de todos, El Chichi, fue aprehendido nuevamente cuando salía libre del penal de alta seguridad de Puente Grande, allá en Jalisco, por elementos de la Fiscalía de Veracruz, quienes lo buscaban por las órdenes de aprehensión que ya comentamos. Los demás, los otros diez, quedaron libres.
Todo el trabajo de investigación realizado durante meses o años, quedaron en la basura que acumula este juez en su despacho. El esfuerzo de localización, de identificación, el riesgo del operativo para la detención, los recursos gastados en el resguardo, el traslado de esta célula a un penal de alta seguridad, y mucho más, se volvieron nada, por la decisión absurda de un juez que simplemente, a pesar de lo grueso de los expedientes que han acumulado estos diez, no encontró elementos para legalizar su detención.
Y todavía, a esta increíble e infame historia de impunidad, irresponsabilidad, corrupción y complicidad, debe sumarse el enorme gasto que significó trasladar a elementos de Veracruz a Jalisco, subir a El Chichi a un Lear Jet, trasladarlo a Veracruz, integrar un impresionante dispositivo de seguridad para hacerlo llegar a Amatlán y finalmente entregarlo en la cárcel de La Toma.
Este corrupto juez de distrito, con sede en Boca del Río, carga también sobre su conciencia no solamente lo ya descrito, sino también la angustia, el dolor, el llanto, el reclamo de decenas o quizá centenas de víctimas, familiares, vecinos… de empresarios, comerciantes, profesionistas, de veracruzanos que nuevamente quedan a merced de estos delincuentes.
No hay quien pare a estos jueces irresponsables, corruptos. El Chichi, como hemos informado, había sido detenido ya en por lo menos dos ocasiones, una en Veracruz, cuando portaba un arma de grueso calibre, y otra en esta región, cuando junto con otros transportaba en un auto un cadáver, al que habían cercenado las manos y la lengua. Amparo tras amparo, se le permitió seguir su acción criminal. Y el jueves, el juez Alejo Guerrero volvió a dejarlo en libertad, junto con diez de su banda.
¿Crees tu, irresponsable juzgador, que tu familia está a salvo? ¿Que a quienes conviven contigo en el Juzgado, o quienes viven por tu calle, tu colonia; a tus amigos (si es que tienes), a tus hijos, no les preocupa, no les daña lo que vive el estado de Veracruz y todo México en el tema de inseguridad, de impunidad, de corrupción, de crimen?
Pero lo que como juez pienses o sientas, no nos interesa mucho. Nos importa lo que piensen o sientan ahora, luego de esta nueva muestra de tu corrupción, el presidente de este País, el gobernador de nuestro Estado, el Procurador General de la República, los funcionarios de la Seido, el Presidente del Tribunal Superior de Justicia y todos sus magistrados, los del Tribunal de Justicia de Veracruz, nuestros diputados federales, locales, los líderes de las cámaras empresariales, los representantes de los Colegios de Abogados y de otras profesiones, los maestros y los estudiantes de Derecho, los funcionarios en general, sobre todo aquellos que todavía no han permitido que sus manos, su cargo y su conciencia se ensucien con tratos hacia la delincuencia organizada que, por lo que se ve, cada vez son menos.
Porque los que no somos funcionarios, los que mantenemos llenas las arcas oficiales con nuestros impuestos, los que pagamos sus altísimos salarios y gastos, los que generamos el desarrollo, los que aportamos nuestro esfuerzo diario en este estado y en esta zona, nuestro trabajo, nuestra esperanza de vivir mejor, nuestra exigencia de que se resuelvan los problemas en que los gobiernos y los jueces corruptos nos tienen inmersos… los veracruzanos de a pié, ya estamos hartos de estas muestras de agresión contra la paz, contra la tranquilidad, contra la sociedad y el pueblo entero.
Aquí están los rostros de esos diez, que fueron detenidos acusados, y liberados por razones estúpidas y corruptas. Muchos habrán de reconocerlos como los que han dañado patrimonios, familias, negocios, empresas… Como los que han provocado miedo y angustia todos los días en las colonias de nuestras ciudades. Si los reconoces y te han agredido, denúncialos, para que vuelvan a acumular órdenes de aprehensión y sean buscados y detenidos nuevamente, con la esperanza de que sea un juez honesto el que finalmente los mantenga presos.
Y ustedes, autoridades, funcionarios de todos los niveles, dirigentes políticos y sociales, representantes de la sociedad civil organizada, tengan vergüenza, manifiéstense, hagan lo que deben hacer y háganlo bien.
No permitan que continúe esta ola de violencia.
Compañía Periodística
El Buen Tono


