

En un anuncio que sacude el tablero geopolítico, el expresidente Donald Trump reveló desde el Despacho Oval la creación de un ambicioso sistema nacional de defensa antimisiles que ha bautizado como la “Cúpula Dorada”, un proyecto inspirado en la reconocida Cúpula de Hierro israelí.
Trump explicó que el objetivo de este nuevo escudo defensivo será proteger el territorio de Estados Unidos frente a misiles, drones y amenazas aéreas de alta tecnología. Con un presupuesto estimado de 175 mil millones de dólares, el exmandatario firmó en enero un decreto que da inicio al desarrollo del sistema, cuya cobertura se espera que sea total a nivel nacional.
“Durante la campaña prometí a los estadounidenses que construiría un escudo antimisiles de vanguardia. Hoy me complace anunciar que hemos seleccionado oficialmente una arquitectura para este sistema de última generación”, declaró Trump.
Además, Trump adelantó que Canadá se sumará a la iniciativa, abriendo la puerta a una colaboración regional en defensa que podría redibujar las estrategias de seguridad en América del Norte.
Un modelo probado… y polémico
La Cúpula Dorada toma como referencia el sistema desarrollado por la empresa israelí Rafael, respaldado por EE. UU., que desde 2011 ha interceptado con éxito miles de cohetes y drones, con una efectividad estimada del 90%.
Sin embargo, el anuncio no fue bien recibido en todos los frentes. Rusia comparó el plan con el viejo proyecto “Guerra de las Galaxias” impulsado por Ronald Reagan durante la Guerra Fría, advirtiendo sobre una nueva escalada militar. China, por su parte, alertó sobre el riesgo de una carrera armamentista, expresando su preocupación por la estabilidad global.
Mientras tanto, los analistas observan con atención cómo este nuevo proyecto podría reconfigurar la defensa aérea del continente y aumentar las tensiones con otras potencias globales. ¿Será la Cúpula Dorada un paso hacia la seguridad… o hacia una nueva era de confrontación?
