AGENCIA
EEUU.- Los planes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para recluir a miles de personas sin hogar comienzan a concretarse. En Utah, autoridades locales anunciaron la construcción de un campo a las afueras de Salt Lake City, donde se prevé ubicar hasta mil 300 personas. El proyecto, descrito por sus promotores como un “centro de servicios”, es considerado por sus críticos como un campo de detención.
Según los planificadores, el lugar ofrecerá tratamiento para adicciones y enfermedades mentales, y funcionará como una “alternativa humanitaria” a vivir en las calles. Sin embargo, el plan contempla medidas coercitivas para trasladar a las personas sin hogar y obligarlas a someterse a tratamientos, lo que ha sido interpretado como un reflejo del endurecimiento del gobierno de Trump frente a la falta de vivienda.
El centro albergará también a cientos de personas con enfermedades mentales bajo internamiento civil ordenado por tribunales. La prohibición de dormir al aire libre ha hecho que muchos consideren ingresar voluntariamente para evitar la cárcel.
Aunque el proyecto fue impulsado antes del regreso de Trump a la presidencia, se alinea con su promesa de trasladar a las personas sin hogar a “ciudades de tiendas de campaña” alejadas de los centros urbanos. La iniciativa se aceleró tras la orden ejecutiva que el mandatario firmó en julio, la cual permite desalojar a personas de las calles sin restricción y amplía las facultades para aplicar tratamientos involuntarios.
El decreto también instruye a la secretaria de Justicia, Pam Bondi, a revertir decisiones judiciales que limitan el desalojo de personas sin hogar, y asigna recursos federales para su reubicación en centros de rehabilitación. Además, ordena a los secretarios de Salud, Vivienda y Transporte agilizar el financiamiento federal a estados y municipios que implementen medidas contra el consumo de drogas, la acampada urbana y el merodeo.
Trump justificó el decreto asegurando que busca “restaurar el orden” en las calles. “No se puede permitir eso, especialmente en Washington. No podemos tener carpas afuera de la Casa Blanca, no suena bien”, dijo en una declaración desde el Despacho Oval.
Organizaciones defensoras de derechos humanos y de personas sin hogar condenaron la medida. La Alianza Nacional para Acabar con la Falta de Vivienda advirtió que el decreto “desmantela los cimientos de la respuesta a la crisis” y promueve políticas “punitivas y obsoletas” como la institucionalización forzada.
De acuerdo con datos federales, la población sin hogar en Estados Unidos aumentó casi 60 por ciento en la última década, impulsada por el alza en los precios de renta, la falta de atención a enfermedades mentales y el consumo de drogas.
Otras ciudades han comenzado a aplicar medidas similares. En Nueva Orleans, más de 120 personas fueron trasladadas de manera forzada a un almacén habilitado como refugio temporal antes del Super Bowl. En San Diego, dormir en la calle es motivo de arresto, y los refugios habilitados han sido denunciados por condiciones insalubres. En Las Vegas, se construye un complejo de 200 millones de dólares financiado por la industria de los casinos, con 900 camas, mientras se imponen sanciones de cárcel a quienes duerman en la vía pública.
El modelo de Utah, con su mezcla de tratamiento obligatorio y confinamiento, parece ser el primer paso hacia la política nacional que Trump ha prometido para “limpiar las calles” del país.


