De la redacción
El Buen Tono
El choque diplomático entre Estados Unidos y Venezuela volvió a intensificarse luego de que el presidente Donald Trump confirmara la incautación de un buque petrolero frente a las costas venezolanas, operación que el gobierno de Nicolás Maduro calificó como “robo descarado” y “acto de piratería internacional”.
Trump, sin embargo, defendió la acción al asegurar que el petrolero fue retenido “por una muy buena razón”, sin detallar más, y sugirió incluso que el crudo permanecería bajo control estadounidense. La operación involucró helicópteros, elementos de la Guardia Costera, marines y fuerzas especiales, según fuentes militares estadounidenses.
Mientras tanto, el gobierno de Maduro lanzó fuertes acusaciones contra Washington, asegurando que la supuesta lucha contra el crimen organizado y otros argumentos han sido “pura excusa” para intervenir en los asuntos energéticos de Venezuela.
Diosdado Cabello, ministro de Interior, Justicia y Paz, insistió en que la incautación busca apoderarse de los recursos petroleros del país, intentando desviar el foco de la creciente inconformidad interna y del aislamiento internacional del régimen.
Caracas también señaló que la operación estadounidense buscó “tapar” la atención generada por la entrega del Premio Nobel de la Paz a la opositora María Corina Machado, distinción que el oficialismo intentó minimizar mientras enfrenta crecientes críticas sobre su falta de garantías democráticas.
La reacción oficial venezolana se centró en un llamado a la defensa interna, aunque analistas señalan que el incidente evidencia la vulnerabilidad del gobierno de Maduro, cada vez más cuestionado dentro y fuera del país.


