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Typhoon Offshore, la petrolera de Salinas Pliego, al borde de la quiebra y sin transparencia financiera

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Agencias

México.- Typhoon Offshore SAPI, la empresa de servicios petroleros propiedad de Ricardo Salinas Pliego, enfrenta una crisis financiera crítica que la ha llevado a solicitar un concurso mercantil voluntario, aunque su primera petición fue desechada por la jueza federal Ruth Huerta García. La firma, que opera desde el mismo domicilio que TV Azteca, acumula meses de problemas económicos graves y se niega a divulgar públicamente sus estados financieros, lo que mantiene en incertidumbre a acreedores, trabajadores y al propio sistema energético mexicano.

El pasado 23 de octubre, se confirmó que Typhoon había suspendido sus operaciones debido a que Pemex no realizó pagos durante 16 meses, acumulando así una deuda de 960 millones de dólares. Este retraso millonario ha puesto a la empresa en una situación límite, obligándola a buscar mecanismos legales para protegerse de los acreedores y reestructurar sus deudas. A pesar de la magnitud de la crisis, Salinas Pliego mantiene un perfil bajo sobre los problemas de la compañía, mientras que los trabajadores y proveedores continúan en espera de soluciones que garanticen su estabilidad.

El desechamiento de la demanda inicial de concurso mercantil no detiene la incertidumbre: Typhoon puede apelar la decisión o presentar una nueva solicitud corrigiendo los defectos de la anterior. La opacidad de la empresa y la falta de información clara sobre la magnitud de sus pasivos generan preocupación sobre la capacidad de la firma para continuar operando y cumplir con sus compromisos financieros.

Analistas señalan que la situación de Typhoon Offshore evidencia un patrón común en grandes corporativos mexicanos: mantener operaciones estratégicas mientras se busca protección legal frente a deudas millonarias, dejando al descubierto vulnerabilidades en el sector energético y en la rendición de cuentas corporativa. La crisis de esta empresa no solo afecta a Salinas Pliego y sus intereses, sino que también pone en riesgo a los trabajadores, proveedores y al sistema energético mexicano, dependiente de compañías sólidas y transparentes.

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