

De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- El hoy funcionario de Hidrosistema extorsiona empresas y blinda a socio político. Desde su cómodo puesto en el área Jurídica de Hidrosistema, Jorge Avendaño López, priista reconvertido en operador morenista, ha encontrado una nueva forma de lucrar: amedrentar a empresas con revisiones fuera de su competencia, mientras protege a TRABAL, la compañía vinculada al cuestionado candidato Manuel Alonso Cerezo.
Su meta es clara: convertirse en pieza clave del proyecto de Alonso, aunque eso implique abusar de su cargo, ignorar la ley y repetir su vieja fórmula de explotar necesidades ajenas para beneficio propio.
Avendaño López, quien en los 2000 se autoproclamaba “defensor del pueblo” en el Frente Cardenista, descubrió pronto que la política era un negocio redondo. Tras fundar su organización de gestión social y afiliarse al PRI, usó a sus agremiados como fuerza de choque para extorsionar gobiernos. Bajo el cobijo de negociaciones políticas turbias acumuló taxis, una tortillería, una bloquera y hasta terrenos públicos. Hoy, con fotografías y documentos que lo comprometen. Ahora repite el guión desde Hidrosistema: amenaza con revisiones ilegítimas a empresas, aprovechando su puesto para generar zozobra y demostrar “lealtad” a Alonso Cerezo.
Su historial de despojo se remonta a 2001, cuando invadió un área verde de 2,300 m en la colonia Jardines del Sur (avenida Claveles y calle Rosas), con apoyo de funcionarios corruptos de Patrimonio Estatal. Donde debería haber un espacio comunitario, hoy se erige su residencia y un negocio de abarrotes, antes una tortillería. Este modus operandi, usurpar, corromper y monetizar, lo replica ahora en Hidrosistema: extiende su influencia ilegítima para servir a su ascenso político.
Avendaño llegó a esta paramunicipal tras un turbio pacto. En 2021, lideró protestas contra el alcalde morenista Juan Martínez Flores, exigiendo “transparencia”. Pero en 2023, cambió consignas por un hueso: a cambio de acallar las movilizaciones, recibió el cargo jurídico. Desde ahí, no sólo abandonó a sus agremiados, sino que ha usado su rol para hostigar a empresas con supuestas revisiones fuera de su ámbito, según denuncias recabadas por este diario. Sin embargo, TRABAL, empresa ligada a Alonso Cerezo, opera sin escrutinio en el manejo de aguas, en un claro conflicto de interés. Las carpetas 3566/2014 y 3567/2014 lo señalan por estafar a familias con la venta fraudulenta de terrenos. Colonos, incluso sus ex agremiados, revelan que cobraba hasta 1,500 pesos por “exentar” a vecinos de protestas o reuniones. “Vive de vender esperanzas y después traiciona”, acusa un habitante de San Miguelito. Pese a las pruebas, la Fiscalía mantiene los casos en el limbo, mientras Avendaño sigue usando su puesto para blindarse.
