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¿Usted Qué Opina? Nuevas esperanzas

Superiberia

 

El pasado 5 de noviembre, se instaló la 63 Honorable Legislatura del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave; acudí a la llamada casa de la democracia, recinto donde hace 6 años rendí protesta como diputado de la 61 Legislatura; al caminar por los pasillos del Congreso, observé casi a los mismos rostros, saludé a compañeros reporteros que me preguntaron lo mismo que hace 6 años, cuando entré al recinto; observe la misma infraestructura, lo único que cambió eran algunos diputados electos, otros eran los mismos que asumían el mismo cargo que hace 6 años, muchos me preguntaron si no añoraba aquellos tiempos en que fui diputado. Mi respuesta fue sencilla: cuando tuve el alto honor de ser representante popular, me imaginé que se podrían cambiar las cosas; no fue así, a 6 años de distancia observo con tristeza que nuestro querido estado de Veracruz cada día está peor, algunos como yo, con más años encima, de otros me he enterado que han muerto, mientras que otros más siguen haciendo y diciendo lo mismo.

Cómo olvidar aquellos ayeres, cuando tomaba protesta como diputado en el Congreso del Estado; se arremolinaba la gente para entrar a ver cómo 50 personas jurábamos cumplir y hacer cumplir las Constituciones Estatal y Federal, así como las leyes que de ellas emanan; cómo olvidar que también se entonó el glorioso Himno Nacional mexicano, cómo olvidar que a ese acto asistieron muchas personas, entre ellas algunos familiares como mi madre, mi esposa, mis hijos, algunos hermanos y mi suegra; también observé y saludé a muchos amigos; al paso del tiempo, el resultado de esa 61 legislatura fue que el entonces Gobernador y muchos alcaldes endeudaron al estado, y en consecuencia a los veracruzanos. Recuerdo que la deuda permitida por la mayoría de los diputados ascendió a casi 40 mil millones de pesos, algunos compañeros diputados gritábamos hasta el cansancio consignas en contra del Gobierno y de algunos diputados; lo único que obtuvimos fue el repudio de alguno funcionarios, alcaldes y del propio Gobernador del Estado. Pero recuerdo que no nos importaba, lo más importante fue dejar clara la postura de algunos legisladores ante el saqueo brutal que le estaban haciendo a nuestro estado y por ende a los veracruzanos, pero al final no pasó nada: vinieron nuevas elecciones y volvieron a ganar algunos que saquearon al estado.

Algunos dejamos de ser diputados, otros fueron alcaldes electos, otros fueron diputados federales, senadores, y otros más funcionarios en algún nivel de gobierno. Se instaló la 62 Legislatura del Estado, con el mismo protocolo, con las mismas formas, los mismos reporteros y casi con la misma gente. Un servidor no asistió a ninguna sesión del nuevo Congreso, y no por sentimiento o resentimientos, sino porque consideré que mi espacio, mi trabajo y mi tiempo lo debería canalizar de otra manera y en otro lugar. Dicen que el 4 de noviembre del año en curso, la saliente 62 legislatura no dejó nada bueno a los veracruzanos. Los señalan como diputados que pasaron de noche, que no propusieron ni actuaron a favor del pueblo que los eligió, dicen que fueron cómplices del gobierno en turno; en fin, se dicen tantas cosas que el tiempo será el mejor testigo de estos 50 diputados que integraron la 62 Honorable Legislatura del Estado; sin embargo, algunos de estos diputados fueron electos alcaldes, ahora por 4 años, otros son y serán funcionarios en cualquier nivel de gobierno, y otros están a la espera de que su jefe en turno o su partido les de otra oportunidad para hacer campaña y nuevamente, con el voto popular mayoritario, llegar a otro cargo.

Pero lo sorprendente para un servidor es que, para llegar el pasado 5 de noviembre al recinto de la democracia, éste estaba sitiado: existían vallas y policías por donde quiera. También estuvieron presentes un grupo importante de personas que se decían maestros, alzando la voz en contra de los diputados que en ese momento tomarían protesta, en particular dirigían muchas diatribas en contra del dirigente magisterial Juan Nicolás Callejas Arroyo, quien por tercera ocasión es diputado al Congreso del Estado, presidente de la Junta de Coordinación Política y representante de los diputados del PRI en la 63 Legislatura del Estado. 

Los maestros continuaban gritando consignas una y otra vez en contra de Callejas Arroyo y de la reforma al Artículo 3° Constitucional en materia educativa; observé mucho rencor en la gente, también observé mucho cinismo de algunos que dicen ser actores políticos. Cuando salí de las instalaciones del Congreso del Estado, fui, como todos los que abandonábamos el recinto de la democracia, buscando atajos para esquivar en lo posible a los enardecidos maestros que seguían gritando consignas; cuando pase junto a un grupo, me gritaron ofensas, y como yo no debo ni temo nada, me detuve para explicarles cuál era mi postura al respecto; sin embargo, me continuaron ofendiendo. Al pasar un corto tiempo, me permitieron expresarme y me dirigí ante poco más de mil 500 personas, inclusive acercaron una camioneta con bocinas y micrófono inalámbrico para que lo expresado por un servidor se escuchara; mis expresiones fueron las mismas, los maestros defienden sus derechos, el Gobierno no los quiere escuchar, el pueblo desconoce su lucha, concretamente a partir de la nueva ley, la educación en México ya no es pública, ni gratuita, ni obligatoria; los padres de familia deberán, por ley, pagar la limpieza, la corriente eléctrica, el agua dizque potable, la manutención de la infraestructura y muchas otras cosas en las escuelas donde van sus hijos; por su parte, los maestro perdieron sus derechos laborales logrados a través del tiempo, como el de heredar su plaza, entre otras muchas cosas. La evaluación y capacitación que tanto se pregona se aplicará en forma discrecional, la educación en México está regida por el Estado, reprimiendo a todo aquel que según ellos, no esté a la altura de los nuevos tiempos o no voten por quienes ellos quieran. Lo lamentable no tan sólo es eso, sino que los productores están igual, los comerciantes y empresarios ya expresan sus inconformidades con la política económica instrumentada, los dirigentes de los llamados partidos grandes llevan agua a su molino… En fin, se vive una situación difícil para nuestro país, y Veracruz no es la excepción. Así es que, maestros, sigan su lucha, solamente les sugiero que no lastimen al pueblo; el pueblo deberá entender que su lucha es legítima, defendamos desde nuestra trinchera a México de los políticos golondrinos, ya basta de seguir lastimando al pueblo. ¿Usted qué Opina?

alfredotress@hotmail.com

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