
De la redacción
El Buen Tono
Córdoba, Ver. — A 34 años del desastre químico de Anaversa, la tragedia volvió a ser usada como escenario de oportunismo político. En esta ocasión, quienes buscan seguir sacando provecho del dolor de las víctimas son Rosalinda Huerta Rivadeneyra, una figura señalada por lucrar con la causa durante décadas, y Manuel Alonso Cerezo, candidato impugnado de Morena, quien pese a presumirse “cordobés comprometido”, jamás había tenido participación activa ni interés alguno por el tema.
La reunión convocada esta semana —bajo el disfraz de una conmemoración— evidenció lo que muchos vecinos de la zona han denunciado por años: Rosalinda Huerta ha hecho carrera política a costa del sufrimiento de los afectados por Anaversa. A lo largo de tres décadas ha sido vista en múltiples actos públicos, siempre buscando beneficios personales, posiciones políticas o apoyo económico bajo el argumento de representar a los damnificados.
“Esa señora no representa a nadie, nunca nos ha ayudado en nada. Cada año se aparece para tomarse la foto y luego desaparece”, afirmó una integrante de la Asociación de Afectados y Enfermos por Anaversa, quien señaló que Rosalinda ha pactado con gobiernos de todos los colores, sin importar principios ni resultados.
