


Veracruz.- Trabaja con éxito “iLab”, el centro de innovación que arrancó hace un año y ya cuenta con más de 37 patentes en el país, ello gracias al empoderamiento logrado por un grupo de estudiantes emprendedores, innovadores que fueron seleccionados, “reclutados”, de las instituciones públicas de educación superior para desarrollar en tan sólo cuatro meses, una tecnología que sea innovadora, económicamente viable, trabajando cada uno (una) por decisión propia, hasta 16 horas al día, los siete días de la semana.
Y 37 patentes registradas en un año pueden parecer pocas o muchas, según el criterio con que se midan pero va el dato: antes de que iniciara a trabajar el iLab, los creadores veracruzanos registraban un promedio de 8 patentes.
Se trata de jóvenes veracruzanos, chavos y chavas, de muy diversas carreras no sólo relacionadas con la tecnología o la informática, sino que hay de prácticamente todas las disciplinas del saber, hasta diseñadores gráficos o educadores en educación física, ingenieros químicos, programadores, ingenieros industriales, etcétera y, curiosa o circunstancialmente, la mayoría procede de los tecnológicos que se han creado en diversos municipios veracruzanos, también hay, los menos, de la Universidad Veracruzana y alguna de la UPAV.
No se trata de “cerebritos” en el sentido que popularmente se decía de los jóvenes estudiosos, o “matados” o “nerds”, como se dice en el argot moderno, sino que son jóvenes “reclutados” en Poza Rica, Tantoyuca, Orizaba, Veracruz, Acayucan, nada distintos a cualquier alumno de una institución pública.
Y llegan a un edificio moderno, pequeño pero bien diseñado, donde pueden hacer lo que gusten, hasta rayar las paredes con sus apuntes o exponer sin miedo sus ideas en pegotes sobre los cristales, donde sostienen diálogos con expertos de diversas disciplinas que tienen experiencia en la investigación, en la aportación de soluciones, donde los jóvenes primero piensan qué pueden cambiar de este mundo, exponen sus inquietudes, planean su trabajo, pulen sus iniciativas o inclusive las cambian y, en una lucha contra el tiempo, empiezan a perfilar un invento, en el sentido literal de la palabra, crean aparatos, imaginan soluciones que no existen, buscan, preguntan a los expertos, piden materiales o dispositivos que a veces deben conseguirse en Japón, en algún país de Europa o Estados Unidos y trabajan, trabajan, porque el plazo vence a los 4 meses.
Y lo logran, lo han logrado ya varias decenas de jóvenes que en grupos que se renuevan al vencer el plazo, se han ido con sus inventos pero, no para guardarlos en algún rincón ni como el logro de un trabajo manual sino que deben registrarlo, patentarlo y claro, venderlo a alguna empresa que se interese por su invento.
Víctor Moctezuma definió que iLab es un concepto único en todo el País.
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