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Vidas de cartón

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Córdoba.- Con paso cansado, pero firme, a diario, Jovita Velazco una mujer de 67 años, recorre las calles de la ciudad, hurgando entre los contenedores y las bolsas de basura, para buscar plásticos, cartón o algún otro objeto que vender.

 

Sus débiles y desgastados músculos, no son impedimento para caminar dos veces al día por casi seis horas, para conseguir algún desecho y completar el kilo para la venta. 

 

Su motor  son sus tres nietos -uno de 21 años que padece de sus facultades mentales,  una jovencita de 25 años y un niño de 12 años- quienes desde pequeños le dejaron encargados por uno de sus hijos; el de 12 dice, se lo dio recientemente su hija, ya que está atrapada en el alcohol y las drogas.

 

Mientras recolecta cartón, la mujer narra que en su casa recibió malos tratos de parte de sus padres, motivo que la orilló a escaparse cuando tenía 17 años. 

 

“Me fui con mi esposo, Manuel Torres, tuvimos cinco hijos, a todos se les dio estudios. Mi viejo ya falleció y ahora me he quedado sola; mi nieta me ayuda con los gastos de la casa al igual que otra de mis hijas, yo aparte de recolectar cartón, fierros, vidrio y plásticos, vendo gorditas, pero no alcanza, debo mucho y tengo que sacar adelante a mi nieto que está enfermo”, comenta con voz entrecortada mientras acomoda las pacas de cartón.

Reconoce que cada día su cuerpo se siente débil y cansado, la edad la ha alcanzado, sin embargo, pensar en su esposo fallecido y en sus nietos, le dan la fuerza que necesita para continuar.

 

No le da miedo morir, dice, “pues para allá vamos todos”, pero lo que le pone triste es saber que podría dejar solos a sus nietos, sobre todo el joven enfermo.

 

“Nadie me ha querido ayudar, ya pedimos apoyo al DIF y ponen muchos peros a todo mundo, no queda de otra más que valerse por uno mismo, sólo así podemos salir adelante, y con ayuda de Dios”.

 

Al igual que Jovita, decenas de familias y personas de la tercera edad han encontrado en los desperdicios humanos, un sustento para salir adelante o como un dinero extra.

 

“Yo recolecto con otras dos personas que son de mi misma edad, nos vamos a buscar por todos lados, la tarea no es nada fácil, si al final de la semana uno quiere sacar unos 200 pesos debe de trabajar mucho. 

 

Por un kilo de cartón nos pagan dos pesos; la botella de plástico está en dos pesos; el fierro a 1,50 pesos; el vidrio en 40 centavos”.

 

Este es el reflejo diario que se vive en la ciudad; por las noches, familias enteras salen a recorrer los calles, buscando ganarse un poco de dinero para comer aunque sea por ése día. 

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