


AGENCIA
Hermosillo.- Julio César Chávez Jr., hijo del ídolo del boxeo mexicano, retomó sus entrenamientos en Hermosillo luego de ser deportado de Estados Unidos tras su arresto por supuestos vínculos con el crimen organizado. A su llegada al país, fue ingresado al Cefereso de Sonora, pero sorpresivamente recuperó su libertad condicional en tiempo récord.
Las imágenes difundidas en redes sociales lo muestran entrenando en el Coliseo Boxing Club de Juan Francisco “Gallo” Estrada, donde se le observa con mancuernas, golpeando el costal, la pera e incluso practicando sombra, como si nada hubiese ocurrido.
El caso levanta serias dudas sobre la actuación de las autoridades mexicanas, que una vez más parecen aplicar la justicia de manera selectiva. Mientras miles de ciudadanos enfrentan procesos legales prolongados y duros castigos por delitos menores, a figuras públicas vinculadas con acusaciones graves se les permite volver a la vida cotidiana sin mayores consecuencias.
Aunque su familia, encabezada por el propio Julio César Chávez, insiste en la inocencia del “Junior”, la liberación del pugilista deja un fuerte olor a impunidad. El mensaje que proyecta el sistema judicial es claro: el apellido y el poder mediático pesan más que la ley.

