Orizaba.- La violencia en Veracruz es generalizada y no únicamente de género o en contra de los clérigos, indicó el vocero de la Diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez.
Aunque en la región no se ha resentido esta problemática, el Centro Católico Multimedial (CCM) ha informado que México ocupa el primer lugar en América Latina en el número de atentados contra miembros de la Iglesia.
El sacerdote se refirió al reporte parcial que se hizo público la semana pasada, en el que el País es considerado, por noveno año consecutivo, como el primer lugar en crímenes de odio contra sacerdotes, religiosos y laicos de América Latina.
La lista recopila datos de 1990 al año en curso, sumando 67 atentados, de los cuales 61 son crímenes certeros, es decir: un Cardenal, 45 sacerdotes, un Diácono, cuatro religiosos, nueve laicos y una periodista católica.
Explicó que durante el sexenio del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, se han cometido 19 homicidios en contra de sacerdotes.
Enríquez Báez reiteró que la violencia “ha llegado a todos los sectores: a los sacerdotes, a las mujeres, a los periodistas, a los niños y a los adolescentes, y no es solamente contra los sacerdotes. Estamos ocupando índices alarmantes como lo señala el CCM, pero entran dentro de la estadística de violencia que estamos viviendo todos los mexicanos en general”.
Consideró que esto les da una clave y los ayuda a entender la Alerta de Género que algunos sectores quieren promover y por ello es importante que se entienda que la violencia no es en contra de un sólo sector, “eso nos hace constatar que la inseguridad se ha ‘derramado’ para toda nuestra Nación”.
Destacó que el décimo octavo domingo ordinario coincide con la fiesta de la transfiguración del Señor, con tres claves importantes: la cristológica, encontrada en la presentación que Dios hace de Jesús como su hijo amado; la Antropológica, al invitarlos a escucharlo, y una clave de emisión, debido a que en épocas como la actual, con problemas de violencia, falta de empleo y de crisis existenciales, muchos “estamos con el rostro a tierra”.
“Hoy presumimos que nos enteramos de lo que está pasando en el otro lado del mundo a través de las redes sociales y a veces no somos capaces de conocer lo que le está sucediendo al que vive y convive con nosotros, como nuestros vecinos o compañeros de trabajo, porque no tenemos la capacidad de escucharnos”, finalizó.
