


El presidente ucraniano Volodimir Zelenski lanzó una firme advertencia este sábado: Ucrania no entregará ni un centímetro de su territorio al gobierno ruso, horas después de que Estados Unidos y Rusia confirmaran una cumbre entre sus mandatarios para tratar de poner fin a la guerra que lleva ya más de tres años.
Donald Trump y Vladimir Putin se reunirán el próximo 15 de agosto en Alaska, en un encuentro histórico que buscará un acuerdo para terminar el conflicto. Sin embargo, Zelenski rechazó de inmediato cualquier negociación que excluya a Kiev, enfatizando que “la guerra no puede terminar sin Ucrania” y que “no pueden tomarse decisiones en nuestra contra ni sin nosotros”.
La negativa de Ucrania responde a las propuestas de Moscú, que exige la cesión de cuatro regiones parcialmente ocupadas —Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón— además de la península de Crimea, anexada en 2014. Asimismo, Rusia demanda que Ucrania renuncie a la recepción de armas occidentales y a su posible ingreso a la OTAN, condiciones inaceptables para Kiev.
En apoyo a Zelenski, líderes internacionales como el presidente francés Emmanuel Macron y el español Pedro Sánchez reiteraron que el futuro de Ucrania debe ser decidido por los propios ucranianos y expresaron respaldo a una paz justa que respete la soberanía e independencia del país. Por otro lado, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se mostró dispuesto a colaborar en la búsqueda de una solución pacífica tras su llamada con Putin.
Mientras tanto, los combates continúan en el terreno. En el este de Ucrania, Rusia avanza en el Donbás y mantiene intensos bombardeos, que el sábado dejaron al menos seis muertos y decenas de heridos en las regiones de Donetsk y Jersón. La situación es tensa y lejos de un alto al fuego, pues Putin ha rechazado las múltiples peticiones internacionales para detener la ofensiva.
La cumbre en Alaska, lejos de la zona de conflicto y siendo la primera reunión entre Trump y Putin desde 2019, representa una apuesta diplomática en medio de posiciones aún irreconciliables. El mundo observa con cautela, mientras Ucrania defiende con firmeza su territorio y soberanía ante la presión de Moscú.


