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El minutero

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GOLPES AL PERIODISMO

El periodismo está de luto en México y el mundo por dos hechos que sacudieron al gremio. El primero era algo esperado porque tiene que ver con la limitación física del ser humano, la extinción de la vida. 

El periodista Julio Scherer García, fundador del semanario Proceso y uno de los iconos del oficio independiente y crítico falleció la madrugada del miércoles luego de mucho tiempo de luchar contra diversas enfermedades consecuencia de su avanzada edad. 

Scherer García construyó un episodio del periodismo nacional que ha servido de modelo para las últimas seis generaciones de comunicadores.

 Su legado es grande pues rompió el esquema de censura para dar voz a la sociedad primero en Excélsior, de donde fue echado por órdenes del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez en la década de los setenta  y luego en Proceso semanario que fundó tras su salida del rotativo. 

 Hace algunas semanas se le adelantó otro periodista y escritor con el que formó un dúo profesional imparable, Vicente Leñero. 

Ambos vivieron días azarosos pero no cesaron en hacer periodismo, ese de verdad, el que señala y exhibe lo malo en las estructuras del poder, el que se pone al lado de los desfavorecidos y denuncia
las injusticias.

 El periodismo que investiga y documenta, y que es el periodismo  se queda para la posteridad como fuente de análisis histórico. 

Los maestros del periodismo finalizaron su existencia física con una bendición: llegaron a viejos y  murieron en sus camas, rodeados de la familia, un privilegio que pocos reporteros pueden gozar en estos  días aciagos, como ya
se ha dicho. 

Don Julio se fue a alcanzar a Leñero, ambos cumplieron su meta en la vida: hacer lo que les gustaba, periodismo, y hacerlo bien. El legado ahí queda para las generaciones que los siguieron.

 El otro asunto que enlutó al gremio es el ataque terrorista contra el semanario Charlie Hebdo editado en Paris y que es uno de los medios impresos más puntillosos del país galo por manejar la sátira política con maestría. 

Un grupo de hombres armados ingresaron al  medio de día del miércoles  a la sede de la revista ubicada en el barrio 11 y abrió fuego contra los periodistas y directivos reunidos en la junta editorial de cada semana. 

 Fue un ataque de precisión, planeado porque sabían quienes estarían y la hora en que se desarrollaría el encuentro editorial, y el saldo fue terrible: doce personas asesinadas.

 Entre las víctimas, ocho periodistas:  Georges Wolinsky “Wolinsky”, Jean Cabut “Cabu”, Stéphane Charbonner “Charb” –también director del semanario-, Philippe Honoré “Honoré” y  Bernard Verlhac “Tignous que  son caricaturistas decanos del periodismo francés, considerados entre los mejores y fueron abatidos dentro de la redacción al igual que el corrector Mustapha Ourad, el cronista de asuntos financieros Bernard Maris que firmaba sus notas con el seudónimo “Oncle Bernard” (Tío Bernard) y Michel Ranaud que era invitado a la
junta editorial. 

También dos policías fueron asesinados y otras once personas heridas en el peor caso de atentados contra instalaciones de un medio de comunicación en Francia y el tercer ataque terrorista
más mortífero.

 El ataque que fue reivindicado por una organización terrorista musulmana pues durante el mismo, uno de los perpetradores gritó consignas de venganza del profeta Mahoma y de castigo a la
publicación.

Lo anterior porque el punto fuerte del semanario son  las caricaturas, algunas extremadamente críticas contra personajes de la política y también a personajes del mundo árabe, entre ellos
a Mahoma. 

De hecho, la revista  ya había sido blanco de atentados como el sucedido el 2 de noviembre del 2011 cuando fue provocado un incendio en sus instalaciones con bombas molotov tras una publicación sobre la Shaira o ley musulmana, y constantemente estaba bajo amenazas de organizaciones islámicas.

 La noche del miércoles unos treinta mil parisinos se congregaron en la Plaza de la República para repudiar el atentado y manifestar sus condolencias por las personas que perdieron la vida. “¡No tenemos miedo! y ¡Todos somos Charlie!, fueron las consignas más gritadas. 

También hubo manifestaciones en todas las ciudades de Francia y en otros países europeos.  Mientras que el gobierno francés decretó tres días de luto.

 Además los medios informativos se unificaron para repudiar el ataque terrorista y solidarizarse con el semanario Charlie Hebdo.  

El periódico Le Monde escribió en su editorial que ese suceso no debe conducir a  la autocensura pues la libertad de prensa debe ser defendida manteniendo el trabajo informativo diario. 

“Es necesario luchar contra la ignorancia, la intolerancia, el oscurantismo y el fanatismo. Es más indispensable que nunca recordar que la libertad de prensa no está a negociación”.

 Por todos los ángulos el atentado al semanario satírico es un golpe tremendo a occidente, equiparable –no por el número de muertos sino por su significado- al ataque de las Torres Gemelas en Nueva York en el 2001. 

Fue Francia, la tierra de las libertades y que es una de las potencias mundiales del momento, fue en el corazón de Paris, la urbe icono de Europa, la ciudad de las luces y la que está a la cabeza de la afluencia turística mundial. 

Sucedió  en el país que presume tener uno de los sistemas de inteligencia antiterrorista más sofisticados del planeta.

 En todo París está activa la alerta generalizada por atentados terroristas: sitios de afluencia turística, escuelas y universidades, bibliotecas, oficinas públicas y monumentos están bajo resguardo extremo de la gendarmería
nacional. 

Es intensa la cacería de los responsables, dos de ellos ya están identificados. Es verdad, los franceses están conmocionados pero también están apanicados. 

 La comunidad mexicana que radica en la capital gala coincide en una opinión, desaventurada pero certera: el ataque al periódico hizo recordar a México donde la muerte de reporteros es casi una cosa cotidiana.

 La diferencia es que los que atacaron al semanario Charlie Hebdo (Charlie en honor al fundador y Hebdo, de Hebdomadaire o sea, semanal) lo hicieron a nombre de la religión y en México se queman periódicos, se secuestran periodistas, se les tortura y asesina en nombre de la corrupción, el tráfico de estupefacientes y los castigos de políticos incómodos con el periodismo.

Y hablando de México, en Veracruz está el tercer  caso que desasosiega es el del periodista y activista social, Moisés Sánchez Cerezo que ya cumplió  una semana de haber sido plagiado por un grupo de hombres armados en el municipio de Medellín de Bravo. 

No han cesado las movilizaciones en Veracruz y en todo el país de los compañeros para exigir que sea buscado y retornado con bien no han cesado. 

Tampoco los pronunciamientos no solo de las organizaciones nacionales e internacionales para que se le busque pero no aparece
el compañero.

 La incertidumbre continua y las autoridades estatales al parecer dan palos de ciego. Lo peor es que se sospecha que el gobierno está administrando los tiempos del caso con fines de beneficio propio, es decir, retrasó una noticia fatal por la presencia del presidente Enrique Peña Nieto el
pasado miércoles. 

Se habla de un cadáver localizado con el rostro destrozado y que está en resguardo de la procuraduría de Justicia pero nadie sabe a quién pertenece, aunque ya muchos especulan una
noticia funesta. 

Es el mismo teatro que se ha montado en otros casos como el de Gregorio Jiménez. Rezamos para que no sea así.

 

LA FRACTURA

 En temas políticos, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) está al borde de la fractura interna en Veracruz y eso agranda su vulnerabilidad frente a los comicios federales que se aproximan.  

El pasado miércoles durante la visita del copetón Enrique Peña Nieto al puerto de Veracruz para conmemorar los cien años de la promulgación de la Ley Agraria, los senadores José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa abandonaron el evento y convocaron a conferencia de prensa para descalificar al gobierno que encabeza Javier Duarte de Ochoa. 

Es la primera vez, en los últimos veinte años, que ocurre tal cosa. Es histórico, dicen algunos porque rompió la ortodoxia política es el jefe del priísmo local.

La deducción es, por supuesto, la fractura de la famosa unidad interna del tricolor. Los dos senadores Yunes están inconformes por que no se respetaron los pactos suscritos por Duarte de Ochoa y éste prefirió seguir apoyando a su antecesor, el innombrable, en un proyecto transexenal para mantener al grupo de fidelistas en el poder y procedió a modificar las leyes para que la próxima gubernatura sea de dos años y que  la candidatura del tricolor recaiga en un fidelista pero a la vez, se echó dos enemigos encima.

Si todavía no lo están, los priístas veracruzanos deberían estar muy preocupados pues está por derrumbarse la tradición de que el gobernador era no solo líder de facto del partido sino un centro de cohesión de los grupos internos. 

 Ya no lo es, los Yunes priístas desde el miércoles iniciaron el contraataque señalando los errores políticos y administrativos de sus cuatro años de gobierno y prometen trabajar en contra para hacerlo perder no solo en las elecciones por las diputaciones federales sino posiblemente para el 2016 cuando se renueve la gubernatura.

Así que no hay buenos augurios para el tricolor, la unidad se esfumó y como siempre sucede en los pleitos de familia, éstos son muy violentos y la sangre puede llegar al rio, es decir, a la derrota electoral como método de
extermino político. 

Es más, no son pocos los que auguran desbandadas hacia la oposición, la cual ya habría  iniciado con el exalcalde de Papantla, ex diputado federal y local, Edmundo Martínez Zaleta, un priísta de la vieja guardia que ya dejó el tricolor y acompañó al empresario Carlos Luna Escudero en su  inscripción como precandidato del PAN  a la diputación por Jalapa. 

Aún más, Martínez Zaleta profetizó la derrota del priísmo en casi todo el estado.

 Y muestra de que el gobernante en turno ya perdió autoridad entre el mismo priísmo es el desafío hecho por el exalcalde cordobés Juan Lavín Torres y el abogado Alejandro Herrera Marín que acudieron a inscribirse como precandidatos a la diputación federal por Córdoba pese a que el abanderado oficial es el fortinense Marco Antonio Aguilar Yunes, compadre del  mandatario.

Es algo que tampoco debe pasar por alto porque la lectura política apunta a un futuro errático del tricolor en Córdoba, la tierra adoptiva del gobernante.  

El dedazo está decidido para Aguilar Yunes pero la “indisciplina” de Lavin y Herrera confirma que ya no le tienen miedo a la figura del gobernador y por otro lado arruina el escenario para que el compadre salga como “candidato de unidad”.  Ahora,  la imposición está evidenciada. 

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