Eduardo Rojas Camacho, quien ya fue dos veces alcalde de Amatlán de los Reyes, Veracruz (2011-2013 y 2018-2021), vuelve a intentar aferrarse al poder bajo las siglas del Partido Acción Nacional (PAN), en lo que muchos habitantes ya consideran una burla para el municipio. Su nombre es sinónimo de escándalos, derroche y abandono, pero eso no le impide volver a buscar la silla presidencial municipal, con el mismo discurso vacío y los mismos vicios de siempre.
Viajero frecuente… con cargo al pueblo
Durante sus mandatos, Rojas Camacho fue señalado por desviar recursos en viajes personales y eventos suntuosos, mientras que las comunidades más pobres seguían sin agua, sin alumbrado y sin calles pavimentadas. Fue evidente su obsesión por los reflectores y el lujo, mientras Amatlán se hundía en el rezago.
El colmo fue su salario: percibía más de 79 mil pesos mensuales, cifra que superaba incluso al sueldo del gobernador en funciones. ¿Qué hacía con tanto dinero? Según auditorías, ni siquiera fue capaz de justificar un depósito de 7,485 pesos a favor de Nextel, lo que derivó en responsabilidades administrativas en su contra. Peor aún: el municipio quedó con una deuda de 2 millones de pesos con el SAT por no pagar el ISR de los trabajadores.
Una gestión de fachada
En vez de atender las demandas reales de la población, Rojas Camacho se enfocó en montar eventos, colgar lonas con su rostro y aparecer en redes sociales. Las obras públicas fueron mínimas o inexistentes, y el deterioro en infraestructura urbana fue más que evidente.
Quiere volver… pero ¿para qué?
A pesar de su historial opaco, Rojas Camacho quiere volver a gobernar Amatlán. Su ambición parece no tener límites. Para muchos ciudadanos, no se trata de servir al pueblo, sino de seguir viviendo de él, manteniendo privilegios y beneficios personales a costa de los contribuyentes.
Los habitantes de Amatlán se preguntan: ¿por qué permitir que regrese quien ya falló dos veces? ¿Hasta cuándo se tolerará que los mismos de siempre vean al municipio como su caja chica?
Es momento de que la ciudadanía despierte y exija perfiles nuevos, honestos y con verdadero compromiso social, no reciclajes políticos marcados por el derroche, la omisión y el desprecio por los más necesitados.
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