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Adiós, 2016

Superiberia

POR: Ciro Di Costanzo/ columnista

El año se nos escurre como agua de las manos. Y más que enlistar hechos, o armar balances de lo positivo y lo negativo, caben las reflexiones de lo que ha pasado este año, para poder entender lo que pasa y lo que posiblemente pasará.

APERITIVO:

¿EL PRINCIPIO
DEL FIN DE LA DEMOCRACIA?

2016 ha sido un año de cambios. Y más aún, de sorpresas que en realidad son sobresaltos. Así, disruptivos.

No sólo es que los movimientos anti-sistema han cundido por todo el mundo, sino que sus materializaciones han llegado a hechos insólitos, sorpresivos y hasta ilógicos, producto de un hartazgo generalizado a lo establecido, cualquiera que esto sea.

Así, vemos que un cómico gobierna en Guatemala, una población en Colombia que vota CONTRA la Paz una potencia como Reino Unido que apuesta a la desintegración de un bloque que ha costado años integrar, como la Unión Europea.

El mismo Donald Trump, en Estados Unidos, es una muestra dolorosa de esta sacudida: La democracia más avanzada del mundo acabó votando por un bully, que insulta a todas las minorías en su País (que además son, juntas, la mayoría).

Que encima se da el lujo de agredir a las mujeres, que habla de “agarrarlas de la vagina”, que se niega a disculparse de nada, que la democracia le importa un carajo. Que no está preparado en los temas, que piensa que no necesita un brief de las agencias de inteligencia, porque dice que él es “muy listo”. Incluso cree que él sabe más sobre ISIS (Estado Islámico) que los mismos generales.

Y a pesar de todo le votaron. A pesar de que un Gobierno extranjero intervino. A pesar de que él mismo pidió a un Gobierno extranjero que hackeara a una ciudadana norteamericana como Hillary Clinton.

A pesar de todo… le votaron. ¿Y los valores civilizatorios que hemos construido durante décadas de respetarnos el uno al otro? ¿Qué hay de la globalización, la necesaria unión entre países, la interdependencia como vehículo de paz y prosperidad?

Todo en 2016.

Quizá estemos en un momento clave, en el que veamos el fin de la democracia cruda, como la conocemos.

Aquella de mayorías, de vencedores y perdedores. Quizá sea el momento de promover un concepto más acabado, ponderado, en el que factores como la educación, el conocimiento y la preparación importen, para evitar que quienes menos saben sean quienes escojan a los presidentes o gobernantes.

Adiós, 2016.

PIATTO FORTE:

MÉXICO,

LA SEGURIDAD

2016 también fue un parteaguas en materia de seguridad. Se cumplieron diez años de la famosa “guerra contra el narcotráfico” en México, cuya característica primordial ha sido el uso de nuestras Fuerzas Armadas para combatir delincuentes en nuestro territorio.

¿Qué ha pasado en estos diez años? Pasa que, en primer lugar, se logró pulverizar a los grandes cárteles de la droga monolíticos, en pequeñas células, más erosionadas, menos fuertes en el trasiego de droga, pero más diversificadas en otros crímenes, como el cobro de piso o el secuestro, menos sofisticadas, pero más violentas.

Así, las muertes han continuado. La violencia ha persistido. Y lo peor, el consumo de drogas aumentó.

Y es que la Policía Federal no es suficiente. En diez años, no se han construido policías locales capaces de enfrentar una delincuencia más violenta, más flexible, corruptora y pertrechada con armas de guerra. El Ejército y la Marina Armada de México las han contenido, pero no pueden ir más lejos, porque no tienen un soporte jurídico que les permita responder con guerra a la guerra.

Por eso, nuestras Fuerzas Armadas han dado un manotazo en la mesa en este 2016. Están hartas. Detienen a una persona cinco veces, y las cinco veces sale por un sistema de justicia más roído por la corrupción que un queso en una ratonera. No hemos sido capaces en diez años en crear un sistema sólido que imparta y procure justicia de a de veras.

Los gobernadores en los Estados se han desentendido del fenómeno de la inseguridad de sus respectivos Estados, pasándoles la papa caliente a las Fuerzas Armadas, que no están diseñadas para eso, ni son las responsables.

2017 es el año que tiene que haber un parteaguas, con una estrategia real, un marco legal para que, gradualmente, nuestras Fuerzas Armadas erosionen los grandes sindicatos del crimen y entreguen a policías capaces la seguridad pública.

Adiós, 2016.

DOLCE: COMPLEJO

2017 será complejo. Llegamos a la liberalización de los precios de las gasolinas con el petróleo por los suelos, el dólar por los cielos, las tasas arriba, la economía desacelerándose y Trump tomando el poder. Espero que tengamos un embajador de EU en México como Larry Rubin, el hombre que más suena, por su entendimiento de México y de EU, para que la renegociación anunciada de TLC sea favorable para todos.

 

Esta columna regresará el primer

sábado de enero. No me resta más

que desearles a todos los lectores una

¡muy feliz Navidad en compañía de

los suyos y un próspero Año Nuevo,

lleno de cariño y salud!

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