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Alcalde de Medellín, en el “ojo del huracán”

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Xalapa.- Como candidato besó niños, saludó a campesinos y a amas de casa; caminó por las calles enlodadas de los pueblos de Medellín, gastó la suela y se llenó de cadillos la ropa en la zona rural; de ganar, prometió, encarcelaría a sus antecesores: Rubén Darío Lagunes, y su hijo putativo, Marcos Isleño Andrade, ambos del Partido Revolucionario Institucional (PRI); además, Omar Cruz Reyes ofreció todas las direcciones y puestos de confianza a nacidos en ese municipio: “Medellín para los medellinenses”, decía. Pero no cumplió. La mayor parte de su gabinete lo integró con vecinos de Veracruz y Boca del Río.

Omar Cruz no es panista de cepa. Llegó a la candidatura de ese partido gracias a los oficios de su cuñada, Hilda Nava Seseña, y de los tíos de ésta: el matrimonio formado por Salustia Nava Seseña y Maurilio Férnandez Ovando, ex Presidenta del sistema DIF y ex Alcalde panista de Medellín, respectivamente. Hilda fue asistente personal de Maurilio Fernández cuando fungió
como Alcalde.

De acuerdo a lo publicado por SinEmbargo, paralelamente, Omar Cruz Reyes creó una organización civil con sus siglas (Organizando Contigo el Rumbo) para operar entre ciudadanos de los nuevos fraccionamientos, como Arboleda San Ramón, Puente Moreno y Casa Blanca (juntos suman miles de votantes, en su mayoría provenientes de Veracruz y Boca del Río).

Antes de las elecciones locales del 2010, y para ir ocupando espacio entre los ciudadanos, inició su lucha mediática, por medio de manifestaciones, contra Marcos Isleño Andrade (2010-2013) y Rubén Darío Lagunes
(2007-2010).

Fueron al menos tres protestas contra falta de obras, de apoyos y abandono municipal las encabezadas por Omar Cruz contra Marcos
Isleño Andrade. 

En esas protestas se encontraba, invariablemente, al periodista Moisés Sánchez, quien vio en Omar Cruz a un joven (27 años cuando se metió al proselitismo), sin vicios políticos, sin “cola que le pisen”, que hablaba bonito, estudiado, de la clase media trabajadora, con un discurso contundente contra Marcos Isleño y en favor de los ciudadanos. 

Ambos hicieron química. Y Moisés Sánchez se dedicó a seguirlo por las calles y a escribir notas sobre sus promesas
y proyectos.

Apenas ganó, Omar le dio la espalda a sus promesas, y el puesto prometido al reportero se lo dio a una persona del puerto de Veracruz. Los sueldos no fueron los prometidos, ni las responsabilidades, ni las secretarías
y auxiliares. 

Las direcciones de importancia se quedaron en manos de ciudadanos de la zona conurbada, y no en profesionistas militantes del Partido Acción Nacional (PAN) de Medellín. Las promesas de ese joven empresario, de apoco se fueron diluyendo, y varios bajaron del barco.

Omar Cruz fue uno en las calles como candidato y otro ya como Alcalde electo, en la mesa de Julen Rementería y de Oscar Lara, ex Alcalde de Veracruz y el ex Diputado panista, respectivamente. 

A ellos dos se atribuye el haber acercado a Omar Cruz con el Gobernador Javier Duarte, con el PRI y con el panismo rojo, como coloquialmente se conoce a una corriente azul que con una mano golpea al Gobierno de Veracruz y con la otra aprueba cada una de las mociones de Javier Duarte de Ochoa en sus ámbitos laborales.

En Veracruz Puerto y Boca del Río no había evento de Duarte al que no asistiera Omar Cruz para buscar una mirada, aunque sea, un saludo, del Ejecutivo.

En los corrillos de Medellín se escucha a Omar Cruz presumir la amistad con Javier Duarte. “Entendemos los problemas de la sociedad porque los dos somos jóvenes”, se le oía decir; ahora ni las llamadas telefónicas
le contesta.

En la última manifestación de Moisés, en el Palacio de Medellín, a mediados de diciembre pasado, reclamó por ese nuevo impuesto municipal y el incremento de la delincuencia común. Fue el encuentro más ríspido, pues Omar Cruz, cosa rara, encaró a los inconformes.

“¿Por qué proteges a la delincuencia?”, increpó Moisés a Omar, pues no tenía ni 48 horas del asesinato de un abarrotero para despojarlo de su
camioneta.

“Yo no los protejo, lucho contra ellos, he pedido el Mando Único, a la Marina”, le contestó Omar Cruz; pero Moisés no se quedó conforme y siguió lanzando críticas por un altavoz, hasta que la empleada de confianza del municipio, Juanita León, le dio varias cachetadas a Moisés Sánchez.

A Omar Cruz Reyes no le quedó de otra más que marcharse sin antes ofrecer una disculpa a Moisés y la promesa de amonestar a la empleada golpeadora. Pero lejos de eso, lo que vino, por un amigo de Moisés, ha contado la familia, fue una amenaza…

“Ten cuidado, Omar dice que te quiere pegar un sustito”.

 

Con información de SinEmbargo

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