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Asaltan delincuentes a viajeros varados

Superiberia

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Orizaba.- Una noche de terror, vivió una familia orizabeña la noche del viernes, luego de ser víctima de un violento asalto cuando regresaban de la ciudad de México; así como ellos, muchas personas más fueron víctimas  al quedarse varados en el tráfico de un accidente ocurrido en la autopista Puebla-Orizaba, esto sin que la Policía Federal hiciera algo al respecto.      

El Relato

Salimos de la Ciudad de México con destino a Orizaba sin contratiempos,

eran las 20:00 horas cuando mi familia y yo llegamos al kilómetro 212+500, (4 kilómetros antes de la caseta de “Esperanza”) en ese lugar nos detuvimos en la fila, ya que el tránsito estaba detenido, investigando en la red supimos que había sucedido un accidente en el kilómetro 248 unas horas antes.

Transcurrieron seis horas sin novedad, mi esposa, mi cuñada y la bebé, dormían y yo regularmente bajaba a estirar las piernas y a preguntar a los traileros si tenían noticias.

A las 02:00 horas escuché golpes en los cristales de ambos lados del auto, creí que eran piedras y de pronto vi una persona apuntándome con un arma a través del cristal gritando “ábreme cabrón”, abrieron las puertas delanteras, de mi lado dos personas y del lado de mi cuñada tres, nos pusieron las pistolas en el pecho, antes de cualquier otra cosa les dije: “llévense todo”.

“Pásame tu cartera”, me gritó el del lado contrario, rápidamente la  busqué en la obscuridad a tientas y se la entregué sin pensarlo. “¿Y esto qué es?” preguntó el asaltante al ver el autoasiento de la bebé que estaba sobre las piernas de mi cuñada, “es un asiento de bebé”, le respondió. “¿En donde está el bebé?… hasta ese momento sentí la descarga de adrenalina, podía escuchar mi corazón subiendo súbitamente el ritmo y pensé: “se van a llevar a mi bebé, no lo voy a permitir”, busqué en la consola y extendí la mano con mis celulares y los entregué, mientras respondía en voz baja “está allá atrás”. Como continuamente bajaba y subía del auto, mi esposa me pidió desactivar las luces de cortesía para no despertar a la niña, por lo tanto al abrir las puertas no se encendieron las luces, y no veían nada al interior, nunca vieron a mi esposa que permaneció acostada en el asiento trasero durante el incidente abrazando a la bebé.  En ese momento, un sujeto le apunta a mi cuñada con la pistola y pregunta: “¿Tienes oro, joyas?” No, le respondió. “¿Tienes un jugo?, tengo sed, ¡dame un jugo!” No tengo señor, le respondí. 

El delincuente nos amenazaba con el arma: “Ahorita vamos a asaltar ese camión”, mientras señalaba con la pistola un autobús de turismo “Titanium”, “agáchense y ahí quédense, si llaman al federal o veo que tienen otro celular, regreso y los mato a todos” . En ese momento, observamos cómo asaltaban el autobús, escuchábamos los gritos aún con los cristales del auto cerrados, asaltaron después un Tsuru blanco, una Escape azul, una Ranger blanca, (a ellos los bajaron, los pusieron en el piso, los maltrataron y revisaron sus pertenencias) y después una Voyager blanca, hasta donde alcancé a ver.

Fue una larga espera, de una hora en la obscuridad, mientras los autos empezaron a avanzar, temiendo que regresaran, en oración, agradeciendo a Dios por su protección, abrazando a mi familia, agradeciendo su temple para controlarse en esa situación…  Esta es la realidad que se vive en la zona y el País, la “ola” de inseguridad y la ineficiencia de la Policía Federal por salva guardar la integridad de los turistas que se quedan atrapados en el tráfico cuando ocurren este tipo de accidentes en las autopistas de la zona

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