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‘CALENTARON’ LA ZONA

Superiberia

Por Andrés Timoteo / columnista

‘CALENTARON’ LA ZONA

 De las 15 personas que perecieron el fin de semana por la incidencia del crimen organizado, más de la mitad fueron de la zona Centro y concretamente siete decesos tuvieron que ver con los ataques contra centros policiacos, módulos de vigilancia y patrullas en Huatusco y Córdoba. De los fallecidos, 4 eran policías, asesinados en dos atentados, uno sobre el bulevar a Fortín de las Flores y otro en San Isidro Palotal.

 Los tres restantes son presuntos criminales que formaban parte del grupo que atacó la Comandancia de la Policía estatal en Huatusco. Empero, también se reportaron enfrentamientos en otros puntos de Córdoba, así como en Tezonapa. La zona Centro fue “calentada” pues, como dirían en el argot policiaco, y así quedó confirmado el sábado. Ya unos días antes en Omealca se había registrado una refriega.

 El término “caliente” no sólo tiene que ver con un hecho repentino, sino que se refiere a la fase de disputa abierta entre grupos criminales por dominar la zona y, entonces, los hechos delictivos de alto impacto -por ejemplo, los atentados contra bases policiacas o enfrentamientos con agentes del orden- no se detienen con una o dos escaramuzas.

De ahí que todo el fin de semana circularon en las redes sociales los llamados, supuestamente desde grupos criminales, a la población para hacer una suerte de ‘toque de queda’ para no quedar en medio de las balaceras porque prometen más de ellas, así como acusaciones contra funcionarios estatales que supuestamente benefician a una organización delictiva sobre otra.

 Es algo ya visto. Lo sucedido el fin de semana en la zona Centro recuerda los peores días de la fidelidad cuando las balaceras a plena luz del día eran lo cotidiano, pues estaba en plena pujanza la pelea por las plazas por parte de los grupos criminales y, por ende, las zonas se “calentaron”.

 La segunda lectura de los acontecimientos es el fracaso de los blindajes policiacos, los “mandos únicos” y la presencia de la Guardia Nacional en la zona. Apenas el 27 de agosto pasado el gobernante en turno, Cuitláhuac García, anunció la entrada en vigor de dos “mandos únicos”, uno en el norte y otro en el sur de la entidad. Córdoba y la región están en el segundo y bajo la coordinación de acciones contra la delincuencia por el Ejército y la Marina.

 Se afirmó que, al retirar esta responsabilidad a la Secretaría de Seguridad Pública, habría mejor resultado en las tareas de vigilancia y control de la violencia, pero no sucedió. La estrategia falló y la región está muy caliente. Y lo peor es la denuncia abierta de que desde la autoridad apoya a una de las organizaciones delictivas en disputa. De otra forma no se explica el ataque, sin aparente motivo previo, a la base policiaca de Huatusco que desencadenó los hechos de Córdoba.

 Una lectura más es el papel desastroso de la alcaldesa Leticia López Landero a quien la delincuencia agarró en la chorcha. Los módulos de vigilancia para la Policía municipal eran de lámina y madera en lugar de tener un blindaje contra disparos. ¿Por qué construirlos con material endeble cuando hay un presupuesto definido de Fortaseg?

 A la edil le pasó lo mismo que cuando ardió el mercado Revolución -los inspectores municipales se habían llevado los extintores, no había agua y ni siquiera tenía al corriente el seguro catastrófico-, porque tras la tragedia salió a la luz su negligencia.

¿Qué les dirá López Landero a los deudos de los dos policías muertos en el módulo de vigilancia de Shangri-La quienes pudieron salvar la vida si hubiera estado blindado?

 Ella es responsable de la Policía municipal y su avituallamiento, pero ante la tragedia, trata de pasar la responsabilidad al gobierno estatal. En un comunicado en el que emplea un tono de reclamo, la alcaldesa intenta lavarse las manos y que la administración cargue la culpa que a ella le corresponde.

 Los cordobeses tienen que exigirle cuentas a López Landero porque no es posible que con boletines de reproche o con el lagrimeo -como hizo tras el incendio en el mercado- intente evadir sus faltas de previsión y aplicación correcta del presupuesto. La edil es negligente, irresponsable y teatrera. Sus desidias causan muertes.

 La panista tampoco se distingue mucho de otros alcaldes que tienen a sus municipios incendiados por la delincuencia mientras ellos se dedican a la frivolidad y al desaseo presupuestal como Víctor Carranza de Coatzacoalcos, Nicolás Reyes de Minatitlán o Hipólito Rodríguez de Xalapa.

LA TÍA IRMA

No fue ‘inteligencia’ policiaca ni una investigación bien llevada y ni siquiera un golpe de suerte con el que se atrapó a la pareja que secuestró, violó y asesinó a la niña Fátima en Xochimilco sino una persona con responsabilidad social, alta formación moral y valentía, quien los entregó a las autoridades. Fue doña Irma Reyes, tía paterna del homicida, la que los refugió en su casa por unos días sin saber, inicialmente, que eran los responsables del crimen que tiene conmocionado al país.

Doña Irma es una heroína y en su persona reúne todas las coincidencias y paradojas del contexto feminicida que actualmente asola la nación. Es mujer, pobre, vive en una comunidad de alta marginalidad -La Palma, en el Estado de México- es madre y abuela y ella sufrió vejaciones, según ha revelado. Es la ‘buena samaritana’ que se negó a ser solapadora ni porque existían lazos familiares con los delincuentes.

 Mujer de complexión frágil y educación limitada, condiciones que no le impidieron aplicar su inteligencia ni su responsabilidad social contra un acto de maldad. Es mentira que la Policía capitalina o la mexiquense o la Guardia Nacional hayan sido efectivas en la captura de los responsables como ahora lo presumen. Vaya, hasta mustia jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, divulgó de forma oportunista esa captura como un logro de la coordinación interestatal y de su gobierno. Falso.

 Fue una mujer humilde la que abrió la brecha para que haya justicia para otra mujer, en este caso una niña. La tía Irma sospechó, encaró, interrogó e hizo que los dos feminicidas hoy estén en prisión y sujetos a un proceso judicial. Doña Irma encarna, sin saberlo, la solución al grave problema del feminicidio en el país: la intervención de la sociedad. Es la imagen de la madre-abuela-tía que pone orden en medio del caos. Nuevamente una mujer está educando con el ejemplo a todo México.

DÍAS DE CARNAVAL

 Ya mañana el “Martes de Carnaval”, el día principal de la fiesta del relajo y el desenfreno. Venecia, Río de Janeiro, Tenerife, Oruro, Barranquilla, Colonia y Veracruz están carnavaleando desde la semana pasada al igual que otras tantas ciudades del mundo. Son días de catarsis social bajo el imperio del Rey Momo. En Venecia desde el domingo 16 inició la fiesta que es, tal vez, la más antigua del mundo pues tiene once siglos. Comenzó en la plaza San Marcos con el “Vuelo del Ángel”.

Una bella mujer disfrazada de un ser alado se desliza por una tirolesa desde la mítica Torre del Reloj y al terminar el vuelo alza una copa de vino chianti, tradicional de Italia, ante la multitud para brindar y así dar por inaugurada la fiesta de las caretas y disfraces. En Venecia no se puede explicar el carnaval sin las máscaras, las pelucas y los ropajes extravagantes. La mala nota es que a una semana de iniciado este carnaval se suspendió por el brote de coronavirus que afecta a Italia.

 En Colonia también comenzó el carnaval llamado “La Quinta Estación” porque los alemanes dicen que a las cuatro estaciones se le agrega la carnavalesca ya que esos días de fiesta no tienen comparación con ningunos otros del año.  Allí, el carnaval es imposible sin la cerveza consumida por barriles.

 Santa Cruz de Tenerife, en España, celebra otro de los carnavales más antiguos, tiene 415 años y esta edición es ‘retro’, dedicada a “los coquetos años 50s”. A éste también lo llaman el Carnaval Chicharrero, por el apodo de los santacruceros y allí el relajo no se interrumpió ni en la dictadura, por eso porta con orgullo el sello de ser  “el carnaval que sobrevivió a Franco”.

 Tal vez Europa tenga fiestas de carnestolendas muy longevas, pero en América las hay también de larga carrera y de las más bullangueras. Una es el Carnaval de Río de Janeiro que este 2020 cumple 379 años y que ofrece al mundo sus calles para los ‘blocos’ que son bailes improvisados y el ‘Sambodromo’ donde desfilan ordenadamente ante cien mil espectadores 540 comparsas de las famosas Escuela de Salsa.

¿Se acuerdan cuando el innombrable divulgaba la engañifa de que al Carnaval de Veracruz llegaban 4 millones de turistas? Pues ni Río de Janeiro ha alcanzado la mitad de esa cifra ya que apenas en esta edición pretende rozar el récord de 2 millones de visitantes. Alla ellos, los que le creían al mentiroso contumaz.

 En Oruro, Bolivia es el carnaval indígena donde reinan La Pachamama (la Madre Tierra) y el Tío Supay (el diablo) a los que se representa en danzas y con trajes coloridos. En Barranquilla, Colombia hay fiesta guajira, caribeña, desde 1865 y tiene como personajes principales la Marimonda (bufón o payaso), al Garabato (palo adornado con cintas de colores), al Congo (bailarines travestidos) y al Monocuco (hombre gigante disfrazado y enmascarado).

La fiesta barranquillera es parecida a la jarocha por realizarse a orillas del mar y por el desparpajo y la divertida insolencia de los costeños. Por cierto, el carnaval porteño comenzó el miércoles. Tampoco hay que pasar por alto los carnavales afromestizos como los de Coyolillo, Actopan y Almolonga, Xico, sincretismo de la herencia indígena, española y de la negritud, la tercera raíz. En fin, son días de Carnaval que para muchos también son de sosiego en medio la tormenta de violencia, miedo y luto que no amaina.

*Envoyé depuis Paris, France.

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