in

CIRCUNLOQUIOS DE INTERCAMPAÑAS

Superiberia

 Por: Andrés Timoteo / columnista

Lo que era un evento oficial para inaugurar una bodega se convirtió en la danza de alusiones al tema electoral. Revivió la vieja usanza de las señales verbales en plena coyuntura comicial durante la visita del presidente Enrique Peña Nieto al municipio de Perote. Se rompió el protocolo y, quizás, también la actual veda impuesta por las autoridades electorales a los servidores públicos para que aborden este tópico en actos oficiales.

El primero en saltarse la valla prohibitiva -escudándose en el “uso de sus libertades”- fue el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien aseguró que los casi seis millones de electores veracruzanos “no votarán contra quien se asume como domador insustituible y amenaza con soltar a los tigres si no gana la elección”. La referencia fue, claro, hacia el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la alianza Morena-PT-PES, quien la semana pasada advirtió ante empresarios que si hay fraude electoral “soltarían al tigre” y él no está dispuesto a amarrarlo.

El “tigre” es la bestia en que se convierte la turbamulta iracunda, la muchedumbre agraviada, la ‘Fuenteovejuna’ como la llamó Lope de Vega, el pueblo que se toma la justicia por mano propia. Y López Obrador afirmó que él se irá a su rancho de Palenque, Chiapas, y serán otros los que tengan que amarrar a ese tigre desatado.

“Son tigres de papel”, se burló Yunes Linares del amago del tabasqueño y agregó que el fin de semana, López Obrador mandó algunos de ellos a provocar desórdenes en Xalapa, la capital de la Entidad, cuando un grupo de maestros chiapanecos adheridos a la CNTE y a Morena bloquearon la avenida Juan de la Luz Enríquez, atravesando un autobús frente a Palacio de Gobierno.

“De inmediato, los enjaulamos y los regresamos a Chiapas, de donde los trajeron; antes de irse, esos tigres pagaron su multa, como cualquier otro infractor de la Ley”, remarcó. Y no fue la única alusión al tema de los candidatos presidenciables, pues Yunes Linares salió en defensa, aunque de forma somera, del panista Ricardo Anaya, ahora acosado por los señalamientos de la PGR y el Sistema de Administración Tributaria (SAT).

Afirmó que los veracruzanos tampoco votarán por los que “presenten más denuncias periodísticas contra otro de los contendientes, tratando de hacerlo parecer como el hombre más rico de México”. Una frase, escasas veinte palabras, pero dichas de frente a quien se quiere erigir como el ‘gran elector’ del País, el ocupante de Los Pinos, Enrique Peña Nieto. Eso no lo hace cualquiera, no al menos en la vieja ortodoxia del absolutismo presidencial.

Hace días en un artículo de opinión, el exdirigente nacional del PRD, pero también académico universitario, Agustín Basave, dijo que Peña Nieto no puede dictar a los electores por quién votar, pero sí intenta obligarlos por quien no votar, al tratar de excluir a Anaya Cortés de la boleta electoral. Ayer, entre las líneas, Yunes Linares se lo dijo al mexiquense. Dio a entender que la persecución contra el queretano es mediática.

Pero simultáneamente le sobó la indirecta afirmando que también las denuncias que señalan a Peña Nieto de corrupción son mediáticas. Y lejos en enojarse, no al menos en público, Peña Nieto siguió el juego, anticipando que la ‘guerra de lodo’ seguirá en su apogeo. “Todo el que se mete a política será observado, evaluado en su historia, de todos saldrá algo”, anticipó.

De paso, sin mencionarlo también, aludió al priista José Antonio Meade, de quien dijo que es el único de los aspirantes en quien ve los atributos para gobernar al País. “Yo los veo (los atributos) en uno y sólo en uno”, enfatizó.  Lo que salió sobrando fue la promesa de que el Gobierno Federal será respetuoso del proceso electoral y no intervendrá en los comicios. De risa, pues Los Pinos ya es el bunker de la campaña del tricolor y la PGR en una suerte de ariete contra los opositores.

En fin, lo de ayer fue el juego de palabras, alusiones interpósitas para decir lo que no se quiere decir abiertamente. Circunloquios de la vieja ortodoxia, aunque el emisor ya no fue sólo el que tiene el poder presidencial, sino también el que ostenta el mando Estatal. Eso sí, fallaron los vaticinios de los numerosos voceros del peroteño José Yunes Zorrilla, candidato priista a la Gubernatura, sobre el ‘espaldarazo’ que recibiría del Mandatario Federal.

Ni se abrieron los cielos ni descendió el Espíritu Santo electoral, y eso que los agoreros que rodean a Yunes Zorrilla se desvivieron anunciando apoyos abiertos de Peña Nieto, sólo porque el evento se realizaría en Perote, el terruño del aspirante priista. Nada se dio. Ni mención directa ni indirecta. El duelo de frases no lo tuvo como destinatario. ¿Que tal vez se reunieron en privado? Hilarante, lo importante era lo público. Que Yunes Zorrilla se deshaga de todos esos voceros sin cartera y asesores sin oficio -ya se dijo- porque tienen mal tino y peor fama.

Otra marginal de ese evento -y eso que sí se presentó físicamente- fue la todavía delegada de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Ana Guadalupe Ingram, quien ni siquiera pudo lograr un lugar cerca de Peña Nieto en el templete. No figuró en la foto protocolaria y tuvo que perseguir al Mandatario para la foto de oportunidad. No le alcanzaron las decenas de gacetillas que en los días previos mandó a colocar en varios espacios opinativos sobre su gestión. Ni modo, la estrella  protegida de Miguel Ángel Osorio Chong está en picada porque ya ni siquiera alcanza una silla cerca del poder.

 

CELADAS

Y ‘FAKE-POLLS’

Ahora que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación validó que se realicen debates entre los candidatos a cargos de elección popular durante el llamado período de intercampañas, hay empresas mediáticas que se han ofrecido a organizar esos encuentros y han convocado a los cuatro aspirantes a la Gubernatura. Sin embargo, el plan es con maña porque algunos de los convocantes tienen un claro sesgo partidista y de intereses particulares que anteponen a la neutralidad debida, incluso la periodística.

De ahí que los apurados a organizar los debates tienen una intención precisa: llevar a un ruedo minado al abanderado de la coalición “Por Veracruz al Frente”, el exalcalde boqueño Miguel Ángel Yunes Márquez, para ponérselo en charola de plata al de Morena, Cuitláhuac García. El resquemor que tienen con el gobernante en funciones por cuestiones de antiguas prebendas y negocios  publicitarios pretenden cobrárselo al hijo. Por eso el exalcalde boqueño no debe de arriesgarse a caer en la trampa y deberá elegir sólo lugares “neutrales” para debatir, por ejemplo, a convocatorias de universidades u organizaciones empresariales y civiles ajenas a intereses partidistas.

Lo mismo para los otros contendientes, especialmente a García Jiménez, pues en esta vorágine de los debates de intercampañas no faltará quien le organice celadas como las que ya le preparan a Yunes Márquez. Ambos, Yunes Márquez y García Jiménez son punteros en los sondeos demoscópicos y por lo tanto deben ser cuidadosos en esos menesteres.

Una sugerencia que es clásica en estos casos, aunque levante ámpula, es que el priista José Yunes Zorrilla debata con la candidata de Panal, Judith González Sheridan, ya que están en tercer y cuarto lugar, respectivamente. Es decir, se disputan el tercer sitio -pese a las “fake poll” (encuestas falsas) que han difundido oficiosamente y en la que lo ubican ya disputando el primer lugar-  y los punteros lo hagan por su cuenta y en lugares donde evadan las trampas y desquites de terceros.

CANAL OFICIAL

CARAMBOLA DEJA DAÑOS MATERIALES POR 30 MIL PESOS

MIRADOR