in

¿Cuál estrategia de seguridad?

Superiberia

 

Es tal la intención de Enrique Peña Nieto de tomar distancia de la guerra frontal en contra del crimen organizado que embarcó al país Felipe Calderón, que el actual Presidente se niega a mencionar en sus discursos oficiales temas como el narcotráfico, masacres, guerra, o crimen organizado.

Hay que señalar que sí hay referencias específicas en los discursos del Presidente y asesores sobre qué medidas proponen para este sexenio: En el Pacto por México se señala que el principal objetivo de la política de seguridad y justicia será recuperar la paz y la libertad disminuyendo la violencia, en específico se focalizarán los esfuerzos del Estado mexicano para reducir los tres delitos que más lastiman a la población: asesinatos, secuestros y extorsiones.

Para cumplir con estos objetivos se implementará un Plan Nacional de Prevención y Participación Comunitaria. Además, se focalizará en los municipios con más violencia del país el avance del nuevo Sistema de Seguridad Social Universal; programas de combate a la pobreza; las Escuelas de Tiempo Completo; el Programa de Empleo para Jóvenes; y la recuperación de espacios públicos junto con las comunidades. De igual forma se alinearán todos los presupuestos para la prevención del delito para que se convierta en una verdadera prioridad nacional.

También se establece la aplicación de un esquema de Policías Estatales Coordinadas, en el que las policías municipales se conviertan en policías de proximidad para cuidar los barrios, unidades habitacionales, mercados, zonas turísticas y otros espacios públicos, y las policías estatales asuman todas las labores de seguridad pública bajo un sistema de homologación de funciones y capacidades.

Finalmente se creará la Gendarmería Nacional como un cuerpo de control territorial que permita el ejercicio de la soberanía del Estado mexicano.

También contempla, en el compromiso 28 del Pacto por México, la creación de una ley que establezca parámetros claros para el uso de la fuerza pública.

Parecería que la apuesta es fortalecer los programas de prevención. El problema de esta propuesta es que el impacto de esa estrategia no tendrá efecto en este sexenio.

Pero qué hacer en los siguientes años es el gran dilema porque es difícil imaginar cuanto más podrán aguantar aquellos mexicanos que viven en una gran parte de las ciudades del país. No se les puede pedir esperar a que funcionen los programas de prevención.

Al hacerle la pregunta al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en una entrevista, en el programa de televisión El Primer Café, sobre la estrategia de seguridad de esta administración, respondió que habría mejor coordinación entre las secretarías, con los gobernadores y las autoridades locales. Esta coordinación obviamente urge. Pero, de nuevo, no es suficiente.

Hay tantas interrogantes: ¿Qué estrategia propone Peña Nieto para recuperar control sobre el territorio nacional? ¿Quiénes van a integrar la nueva Gendarmería Nacional: soldados, marinos, policías federales? ¿La desaparición de la Secretaria de Seguridad Pública, qué tanto va a afectar las funciones de la Policía Federal a corto plazo?

¿Cómo mejorar la capacidad de la PGR de perseguir delincuentes peligrosos? ¿Cómo garantizar que los mecanismos y legislación excepcional no se usen con fines políticos? ¿Qué garantías tendrán los ministerios públicos y jueces y sus familias? ¿Cuáles son las prioridades? ¿Se enfocarán en las organizaciones que secuestran, los que extorsionan, los trafican y matan migrantes, los que roban combustible? ¿O le darán prioridad a las organizaciones que afectan ciudades estratégicas como Monterrey y Acapulco?

Y la pregunta fundamental: ¿Cómo asegurar que los que tengan la responsabilidad de defender la integridad de los mexicano no sean cooptados por el crimen mediantes corrupción o amenazas?

PUBLICIDAD CANAL OFICIAL

Se deslinda DIF de muerte de indigente

El gasolinazo de Camacho