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Cué y Aguirre, dos gobernadores aislados

Superiberia

Marcelo Ebrard y otros priistas que siguen con mucha influencia en el PRI fueron factor para que Ángel Aguirre, senador por el PRI llegara a gobernador de Guerrero por el PRD. La historia de Gabino Cué es diferente, candidato por el PRD y el PAN seis años antes y con esos mismos partidos ganó al PRI la gubernatura. Cué y Aguirre gobiernan los estados más difíciles, con pobreza extrema y ancestrales expresiones de violencia, éstas mucho más graves en Guerrero que en Oaxaca. Para colmo, encaran a un gremio magisterial radical, corrupto y acostumbrado a ganar de la extorsión a las autoridades. Sus gobiernos han estado debajo de la expectativa de quienes los llevaron al poder.

Empero, más que recriminación, los gobernadores requieren apoyo. A la distancia es fácil creer que todo es voluntad política para doblar a la CNTE o la CETEG, organizaciones con poder de movilización y desestabilización. El tema no es qué deben hacer los gobernadores con los inconformes, tampoco qué debe hacer la Federación con gobernadores que no pueden imponerse; el asunto es cómo hacer valer la legalidad y evitar que el conflicto escale. No hay una salida fácil, tampoco se puede continuar cediendo terreno y comprar voluntades a costa del erario local.

De origen los gobernadores están aislados. Aunque su arribo al poder tuvo sustento en el voto ciudadano, se han ido quedando solos. En parte ellos han sido responsables; por ejemplo, fue una pésima idea comprometer una iniciativa de ley que creara un estado de excepción en sus respectivas entidades respecto a la reforma educativa. También fue un muy mal precedente la postura del gobernador Aguirre en relación a los grupos de autodefensa, empeño en el que estuvo a punto de embarcar al gobierno federal.

Se debe romper con la idea de que los problemas en los estados son de los gobernadores o de los partidos que gobiernan. Funcionarios vienen y van, partidos pasan del poder a la oposición, como ha sucedido en ambas entidades, pero lo que se haga mal o bien persiste y establece precedente. Guerrero y Oaxaca son muy importantes para dejarlos en el abandono, a merced de los radicales y de autoridades locales débiles.

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