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DÍA 20: ABASTECIMIENTO

Superiberia

Por Andrés Timoteo / columnista

DÍA 20: ABASTECIMIENTO

Tras quince días de confinamiento obligatorio y luego de la psicosis inicial por llenar la alacena a fin de resistir, muros adentro,  la pandemia del Coronavirus, se podría decir que en Francia y en casi toda Europa se llegó a una cierta “normalización” de la contingencia pues la gente está acostumbrándose a las restricciones de movilidad y a planear meticulosamente el avituallamiento familiar.

 En los supermercados y tiendas regresaron los productos que hace unas semanas tuvieron una escasez incipiente: alcohol, harinas, papel higiénico y algunos tipos de galletas y cereales. Nunca hubo desabasto de pan, carnes, aceite, verduras, pastas, huevo, conservas y otros productos enlatados. Hay que resaltar que el abastecimiento de comestibles e insumos para el hogar -detergentes, jabones, desinfectantes – tienen un abasto garantizado por orden gubernamental.

 Por eso las tiendas no cerraron en la emergencia ya que se requiere abastecer a la población para evitar un estallido social. El gobierno francés es contundente: requisará y expropiará aquellos centros de abasto que cierren, eleven precios o escondan productos, que especulen pues. De ahí que tampoco se disparó el precio en ningún producto.

 Y aquí hay que hacer un reconocimiento a las empresas y trabajadores de esos centros comerciales porque también están en la primera hilera de esa guerra contra la pandemia. Los empleados de tiendas, supermercados, farmacias, panaderías, carnicerías, verdulerías y fruterías son igualmente héroes porque siguen laborando pese al riesgo de contagio al tener contacto diariamente con decenas de personas. Ellos, junto con los trabajadores sanitarios, de seguridad y de otros servicios públicos, sostienen al mundo en medio de la crisis.

 Lamentablemente, el fin de semana cayó el primero de esos héroes. Una cajera de 52 años que laboraba en un supermercado en el barrio de Saint-Denis, al norte de París, falleció el fin de semana por el Covid-19. El primer héroe muerto en batalla. En España se reporta una decena de farmacéuticos infectados y así se van sumando víctimas entre los guerreros que combaten el virus y sus consecuencias.

 Diferentes cadenas de supermercados han lanzado anuncios motivacionales tanto para la clientela como para su personal, garantizando la apertura y el abasto de productos. Algunos son muy edificantes. Por ejemplo, Carrefour el emporio más grande tiendas de autoservicio en Francia y con sucursales en otros países de Europa, divulgó uno con mensajes como “el mundo tuvo que parar para que entendamos que la vida siempre es primero y que el de al lado siempre importa”. La versión en español se puede ver en este enlace:https://www.youtube.com/watch?v=wEJg_jRJ1c4&feature=youtu.be

 Lo embarazoso de hacer las compras en estos días es la restricción para salir a la calle, cargar con la ‘attestation’ -el certificado escrito y juramentado que justifique la salida del domicilio-, las filas en algunos lugares y que se saturó el sistema de compra ‘on line’ pues algunos supermercados dan un plazo ¡hasta de un mes! para entregar el pedido. Fechas y horarios están atiborrados, y solo si no precisas de artículos de primera necesidad se puede planear la compra telemática, de lo contrario hay que ir a la tienda.

 La acotación pertinente es que si hay algunos productos casi imposibles de encontrar y que se han encarecido hasta lo inimaginable. Los principales son los cubrebocas. No se les encuentra por ningún lado. En venta por internet las mascarillas que costaban 2 euros -52 pesos-, de filtro de carbono, ahora se cotizan en veinte -520 pesos- y no hay garantía de que los haya en ‘stock’. Ah y solo tienen duración inocua de un día, así que la gente los lava, desinfecta con alcohol y los reutiliza. No hay de otra. 

EL CAOS INMINENTE

 Sin embargo, en lo general hay abasto garantizado y están conjurados las revueltas, los saqueos y el pillaje -hasta el momento-, algo que se antoja utópico en América Latina y especialmente en México. Los ingredientes para el caos que se avecina allá son varios: la inmoralidad de comerciantes que aprovechan para especular, el oportunismo de vivales y del crimen organizado que ya azuzan para embestir las tiendas y sobre todo el casi inexistente imperio de la ley.

Los saqueos ya se están dado. En los últimos diez días se registraron 55 saqueos o intentos de saqueos en el país, siendo la Ciudad de México y el Estado de México las entidades con mayor incidencia. En Veracruz también han ocurrido y siguen las convocatorias en las redes sociales para la rapiña. Si esto fue previamente al decreto de emergencia sanitaria y al posible desabasto o encarecimiento de productos ¿qué será cuando la penuria esté en su plenitud?  Ni la milicia ni la Guardia Nacional ni mucho menos las policías estatales o municipales podrán detener a las hordas de saqueadores. Ojo, ese es un escenario para que el deben prepararse todos, no solo los dueños y empleados de las tiendas, sino la ciudadanía que debe acudir a ellas para abastecerse. No es un asunto para sembrar el pánico sino algo que llegará tarde o temprano dadas las condiciones de nulo estado de derecho.  En Veracruz no hay una autoridad fuerte, decidida a aplicar la ley y, lo peor, ni un plan eficiente y rápido de asistencia alimentaria que evite la anarquía. Por otro lado, hay que considerar que, cuando llegue el momento, los saqueadores no serán solo esos que roban artículos superfluos sino también los que en verdad buscarán comida. Recuerden las palabras del desaparecido obispo brasileño Don Hélder Câmara: “En tiempos de alta necesidad los bienes de la Creación se tornan comunes, de todos, más que nunca”.

CARTEROS AL RESCATE

 La prensa es un producto de primera necesidad y debe ser garantizado. Aun cuando buena parte de la población gala, primordialmente las nuevas generaciones, ya recurre a las ediciones digitales todavía hay muchos lectores de las publicaciones impresas -se maquilan 10 millones de periódicos al día- y ante la emergencia sanitaria por el Covid-.19, el servicio de correo, llamado La Poste, entrará al quite para distribuir al menos un millón de ejemplares a partir de este mes y para ello movilizará a 7 mil carteros. En Francia, si no hay periódicos en papel se arma la revolución.

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