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El ángel caído

Superiberia

 

Si Lucifer hubiera pertenecido a un partido político, seguramente no lo hubieran exiliado del cielo. Con la asesoría de sus compañeros militantes podía haber argumentado que él era un perseguido político de Dios, quien se oponía a elecciones democráticas entre la población celestial para saber quién se quedaba como altísimo.

Por supuesto hubiera exigido una Comisión Especial en la Cámara de Diputados que investigara su caso y de inmediato se hubiera amparado para que no le quitaran el fuero en su carácter de ángel. También hubiera creado un ejército armado de ángeles autodefensas ante la falta de garantías en su seguridad.

Diseminaría videos y fotos comprometedoras de ángeles, arcángeles y querubines. Su estrategia hubiera sido acusar al Arcángel Miguel, jefe del ejército celestial, de violentar los derechos humanos de los demonios y los dragones y al Arcángel Gabriel de ser el operador de Dios para negociar en lo oscurito y el mensajero de las amenazas a
todos sus enemigos.

Diría que se pretende suprimir la libertad de expresión y que Dios es intolerante a las críticas y cuestionamientos, por eso los quieren callar y le están fabricando delitos que no le pueden probar. Su discurso de defensa sería: “No tengo nada que ocultar, estoy sujeto a dar respuesta, no me voy a ir como asesino ni como un vil delincuente”.

Si Luzbel hubiera pertenecido al PRD, de inmediato Carlos Navarrete se hubiera trasladado a los cielos a darle todo su respaldo, justificando que todo el problema que había en el paraíso era por falta de oficio político de Dios y no de su afiliado. “Cuando hay toda una ofensiva diciendo que se vaya Lucifer, yo digo, no me opondría, si se va junto con el Arcángel Gabriel y el otro, Miguel”, comentaría.

El Diablo hubiera dado una conferencia de prensa señalando que hará una consulta nacional entre los ángeles para que sean ellos y no los opinotecnócratas los que decidan su futuro: “Lucifer no se va a distraer ni en las críticas ni embestidas que muchas veces se dan y que hoy como nunca requiere del concurso de la unidad de todos los ángeles. Y los invito a todos mis críticos a que vengan al cielo y le pregunten a la corte celestial si está o no satisfecha”.

Esto sería muy aplaudido por sus correligionarios aunque el Instituto Celestial Electoral tuviera que salir a señalar que para solicitar una consulta popular los plazos ya vencieron y que esa figura jurídica
no existe.

Seguramente César Camacho, líder nacional del PRI, diría que Luzbel se tendría que quedar como corresponsable de lo que está pasando en el cielo, porque a su partido le conviene que haya un desgaste de Satanás y el PRD, para cuando ellos decidan impulsar a otro ángel como candidato.

Seguramente también hubieran seleccionado a algún ángel indefendible para sacrificarlo y echarlo del cielo, tratando de calmar las aguas. Entonces Navarrete pediría perdón por haber protegido a esa criatura del demonio, pero añadiría que es un caso aislado y que eso no pasa con todos los militantes de su partido. Eso sí, no se comprometería a tomar acciones para evitar que esto vuelva a suceder.

Sin embargo, resulta que Satanás no se afilió a tiempo a algún partido político y fue arrojado al fuego para crear su averno. Mientras que gobernadores como Ángel Aguirre decidieron mantenerse en la tierra creando su propio infierno
en Guerrero.

Aguirre no necesita ángeles de la guarda, tiene en sus compañeros perredistas verdaderos guerreros que lo defienden porque no quieren perder la entidad como bastión para las elecciones de 2015.

El gobernador de Guerrero se ha convertido en el elefante que se columpia en la tela de la araña, sorprendiendo a propios y extraños por la forma en que puede resistir.  Por eso, seguramente Lucifer se ha de arrepentir de no haber formado a los partidos políticos antes de
que lo echaran.

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