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EL MINUTERO

Superiberia

Andrés Timoteo
Columnista

DÍA 61: LIBERTAD A MEDIAS
Desde el lunes los franceses tomaron por asalto las calles, plazas, jardines, andadores, playas, riberas, bosques y todo lugar abierto que hiciera posible volver a respirar los aires de libertad. Lo hicieron tras 55 de encierro domiciliario en una Francia donde la palabra “liberté” es lema nacional, sentimiento personalísimo y un orgullo histórico que tuvo que ser obviado durante dos meses. Fue un alto precio que se pagó para aplanar la curva de contagios del Coronavirus.
Fue un lunes libertario, cierto, pero como nada es perfecto también se dio con una libertad condicionada: ésta será posible con las debidas restricciones sanitarias y bajo la advertencia de que si la plaga lanza otro “zarpazo” todos volverán al encierro. Esa bella libertad durará en la medida que la prudencia, la higiene y la precaución se cumplan. Los expertos dan proyecciones lúgubres pues hablan de otras dos oleadas de contagio que se avecinan.
Una podría ser entre finales del verano y principios de otoño y otra en el invierno que se prolongaría hasta bien entrado el 2021. También los modelos virológicos apuntan que para entonces el virus habrá mutado y tendrá cepas más resistentes y un contagio más agresivo. Son pronósticos apocalípticos mientras a contrarreloj se busca un fármaco que lo combata o una vacuna que lo prevenga. En resumen: en días pandémicos, las bocanadas de libertad saben a gloria y más porque estas podrían ser efímeras.
La estadística mundial por la pandemia indica que de los 290 mil muertos -hasta ayer- la mitad de ellos en Europa que numéricamente continúa como el continente más azotado, aunque Estados Unidos acapara, como país, la cifra más alta de decesos. Lo secundan Inglaterra, Italia, España, Francia y Brasil que ocupa el sexto lugar mundial y el segundo en el Continente Americano.
México no está en los primeros lugares de esa clasificación numérica, pero sí en otra mucho más preocupante porque ocupa el séptimo sitio global en grado de letalidad, es decir del porcentaje de personas que mueren al contraer la gripe. Según la Universidad de Johns Hopkins, México registra 10.02 por ciento de letalidad lo que se significa que de cada 100 personas que se infectan 10 fallecen, muy por arriba de Estados Unidos donde el porcentaje es de seis puntos.
Los seis países con más letalidad arriba de México son Bélgica (16.31), Francia (14.92), Inglaterra (14.62), Italia (13.92), Holanda (12.77) y España (11.80). ¿Qué significa lo anterior? Los científicos afirman que la alta mortalidad en nuestro país se debe principalmente a tres razones: la raquítica infraestructura sanitaria -falta de camas, respiradores y médicos-, la mala praxis en la atención a enfermos y la desidia de las autoridades para obligar a la población a que respete las medidas contra los contagios. Más de la mitad de los mexicanos siguen en el jaleo como si fuera carnaval.
 
LOS ESCARMIENTOS
Ya en México se tienen escarmientos ejemplares en aquellos negacionistas de la pandemia. En Morelos, un dirigente vecinal que amenazó con quemar el hospital de Axochiapan si recibía pacientes por Covid-19 murió por esa enfermedad. En el Puerto de Veracruz acaban de sepultar a Xóchitl Saviñón, lideresa de los vendedores en el mercado “Miguel Hidalgo” quien negaba la existencia de contagios en dicho centro de abasto. Apenas hace unos días antes, la señora desmentía y arremetía contra todos.
Hace un mes, el 15 de abril, la lideresa toleró que el féretro con el cadáver de un comerciante fuera paseado en calles aledañas al mercado acompañado de una multitud, supuestamente para “darle el último adiós”, sin que los asistentes respetarán la distancia social ni portaran cubrebocas o guantes. El negacionismo y la terquedad se pagan caro.
En Coatzacoalcos, Las Choapas, Poza Rica y Medellín de Bravo familias y grupos de vecinos organizaron fiestas a pesar de que se está en la Fase 3 de la pandemia. Ninguno recibió ni una sanción porque hubo tolerancia desidiosa de las autoridades municipales que debieron enviar la fuerza pública a disolver la multitud y expedir multas a los organizadores y participantes.
En Europa, las multas por desobedecer las normas sanitarias son altas -hasta de 10 mil 600 euros o sea 275 mil pesos- en el entendido que los infractores al menos deben pagar por su propio tratamiento médico si llegan a infectarse de Coronavirus. En Veracruz los necios que ponen en riesgo a todos deben ser multados con cantidades similares. Esa recaudación ayudaría a tener más apoyos para las víctimas de la pandemia. Además, verán que no habrá otros valentones irresponsables que los imiten.
 
LAS MISAS DEL CONTAGIO
Hablando de necios e irresponsables, en el municipio de Tomatlán también hay negacionistas irredentos y uno de ellos es el sacerdote de la parroquia San Miguel Arcángel, Alberto Rosas Palomo, quien a pesar de las recomendaciones sanitarias ha realizado misas abiertas al público soslayando el riesgo de contagio entre las personas congregadas. Las hizo el pasado 10 de mayo con el pretexto de honrar a las madres.
Ya antes, durante la celebración de la Semana Santa, auspició la llamada Procesión del Silencio el viernes 10 de abril que aglomeró a decenas de fieles a pesar de que ya estaba decretada la emergencia sanitaria. Ahora, Rosas Palomo está convocando para dos misas -a las 12:00 y 19:00 horas para este viernes 15 de mayo a fin de orar por maestros y campesinos.
Ninguna autoridad sanitaria ni municipal pone un alto a este religioso que ha de pensar que el Espíritu Santo librará de la muerte a los que se infecten en sus misas. El alcalde del lugar, Nicolás Prado anda en el desparpajo y haciéndose de la vista gorda pese al riesgo sanitario para la población y la jefa de la Jurisdicción Sanitaria Número 6, Nadia Rodríguez -esposa del regidor de Morena en Córdoba, Gustavo Guzmán- ni se inmuta ante lo que sucede en Tomatlán. Es la irresponsabilidad en el nombre de Dios.
Hasta el momento no hay enfermos de Covid-19 confirmados en ese municipio, pero eso sí es por obra y gracia divina porque es casi nula la prevención sanitaria. No hay filtros ni controles eficientes. Algunas veces, empleados municipales ‘sanitizan’ -desinfectan- los vehículos en el acceso carretero principal, a la altura de la Ermita, como si el virus sólo estuviera activo los días en que les ocurre instalar esos módulos. El resto de la semana no hay nadie que combata al virus porque en el gobierno municipal actúan como si la pandemia no existiera.
Tampoco hay medidas para impedir la aglomeración de personas, regular el comercio y vigilar el confinamiento domiciliario. En pocas palabras, el ayuntamiento está ausente en medio de la emergencia pandémica. Tan ausente está que el padrecito del lugar reza en montón sin mayor problema. Ya se dijo, el alcalde Prado anda en la chorcha.

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