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EL MINUTERO

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EL NARCO-TERROR
Veracruz registra un halo de terror desde la semana pasada debido a las acciones de un cártel del narcotráfico cometidas en diferentes puntos de la Entidad: ataques contra cuarteles y convoyes policiacos, incendio de vehículos para obstruir las carreteras, narco-mantas en las que declaran la ‘guerra’ a las autoridades y amenazan a mandos de Seguridad Pública, vandalismo en camiones de pasajeros a los que pintaron las siglas del grupo criminal y videograbaciones y rumores difundidos en las redes sociales.

Además, fue uno de los fines de semana más sangrientos, una treintena de asesinatos en al menos doce municipios, que incluyeron dos mujeres, una de ellas embarazada que fue acribillada a balazos en Álamo, al Norte de la Entidad, y un atentado contra el síndico de Soteapan, al Sur de la Entidad, Crisanto Bautista Cruz, quien fue atacado por un sicario en su vivienda. No murió, pero su estado de salud es reportado como grave.

Los cordobeses probaron de esa dósis de ‘narco-terror’ la noche del viernes cuando un comando delictivo atacó a una patrulla policiaca que custodiaba el Hospital General de Córdoba, antes conocido como el Hospital Yanga, sobre la vía que conecta con Peñuela, desatando el pánico entre todos, desde transeúntes hasta pacientes, personal médico y vendedores. Antes, otra patrulla había sido embestida por un tractocamión sobre la carretera Cuitláhuac-La Tinaja.

El terror no sólo se apoderó de la zona industrial de Córdoba sino de toda la ciudad, y lo mismo se repitió en otras urbes donde se produjeron hechos de violencia. Claro, algunas escenas ya se habían visto, principalmente durante el sexenio de la fidelidad cuando se entregó Veracruz al crimen organizado, pero otras son inéditas como los llamados “narcobloqueos” en carreteras y autopistas con tractocamiones incendiados.

Es la “narcoguerra” que a nivel estatal inaugura un nuevo capítulo de acciones que antes se veían con frecuencia en entidades como Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Nuevo León y otros estados en la que la disputa de plazas del delito por los cárteles de la droga llegaba a escenas dantescas en la vía pública. Ahora estás, ya están en Veracruz desde el jueves pasado.

La andanada de violencia inició con el desmantelamiento de campamentos y arsenales de esa organización delictiva en Tierra Blanca, Cardel y Misantla, lo que propició una reacción violenta del llamado Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de las siete organizaciones criminales que, de acuerdo con el mismo gobernador Cuitláhuac García, opera en la Entidad.

Poco cuenta, aunque en parte sí, que algún lado -fuerzas del orden o cárteles- gane estas escaramuzas -hasta el momento hay cinco víctimas mortales, cuatro presuntos delincuentes y un policía-, ya que lo importante es el impacto mediático entre la población, el generar la percepción colectiva de que el Estado se encuentra en situación de guerra.

Y en todas las guerras, sean las irregulares o las “formales”, la población civil es la que queda en medio y muy vulnerable porque, incluso, llega a ser utilizada por alguna de las partes como escudo o como blanco de ataques. Ante eso nadie está a salvo y todos deben tomar medidas personales de salvaguarda en medio del contexto bélico. A Veracruz regresaron los ‘días de guardar’, pues.

ALGO SE REACOMODA

A ese clima de miedo ha contribuido la falta de comunicación estatal para mantener informada a la ciudadanía. La ausencia de información oficial para atajar noticias falsas, sobre todo en las redes sociales, contribuye a que ese halo de terror se propague. El fin de semana, por ejemplo, en muchas partes de la Entidad, incluyendo la zona Centro, corrieron versiones de “toque de queda” por supuestas incursiones de caravanas de sicarios a comunidades para perpetrar ejecuciones masivas.

Obviamente la gente se aterrorizó y el fin de semana fue de tensión, incertidumbre y miedo trastocando el llamado “puente largo” de asueto porque hoy lunes no se labora en la burocracia ni en el magisterio, debido a la conmemoración de la Expropiación Petrolera y al natalicio de Benito Juárez que se celebra el jueves. Así, los días que debieron ocuparse para la distracción familiar o el reposo estuvieron marcados por el “narcoterror”. Mucha gente no se aventuró a carretera y algunos ni siquiera al exterior de sus domicilios.

Tal es la ganancia de los facinerosos: lograr aterrorizar a la población civil y la obtuvieron estos días. Por si fuera poco, trascendió que el hijo menor del presidente Andrés Manuel López Obrador, de nombre Jesús Ernesto, se encontraba en la región selvática de Los Tuxtlas disfrutando de un intercambio escolar y quedó atrapado en medio de la “ola” de violencia. Un grupo de élite del Ejército, según se dijo, implementó un operativo discreto para sacarlo de la región el mismo sábado.

El gobernador García Jiménez, quién visitó Tierra Blanca y algunos retenes policiacos en carreteras, uno de ellos el de Tamarindo, comunidad de Puente Nacional en la vía Xalapa-Cardel,  dijo que la “ola” de ataques contra la policía estatal es una “reacción desesperada de los grupos delictivos” ante las acciones de las fuerzas del orden y también se derivan del llamado “efecto cucaracha”, es decir, que cuando se les combate en algún punto -en este caso el Sur del Estado, en Coatzacoalcos como referencia precisa- los delincuentes se desplazan a otras regiones.

Sin embargo, aun con esa explicación -que no tranquiliza a la mayoría de los veracruzanos- los hechos de estos últimos cinco días deben leerse con mayor profundidad. La serie de ataques del llamado CJNG y sus mensajes de una guerra contra las autoridades veracruzanas significa que algo se está reacomodando en el ajedrez criminal.

La plaza de Veracruz en el mapa de la delincuencia organizada se sobrecalentó y que entró en franca disputa con otras organizaciones delictivas -recuerden que el Ejecutivo habló de siete cárteles, aunque el único que desenterró el hacha de guerra fue el CJNG y en esto estarían imbuidas algunas esferas de Gobierno, dicen los bien enterados. Se habla también de acuerdos incumplidos por algunos mandos oficiales que se negociaron con los operadores de la fidelidad, los cuales están muy activos en estos asuntos oscuros.

Algo se mueve, algo de recoloca. Los intereses y los pactos se dilataron, estrecharon o desataron, mencionan los conocedores. Hay un reacomodo de la mafia en Veracruz con la anuncia o quizás la renuencia oficial y lo ocurrido en estos días es el síntoma de la reconfiguración de la plaza, es decir, de qué grupo la dominará y cuál será expulsado. En cualquiera de los casos, la que saldrá perdiendo es la población. Por eso se insiste que son ‘días de guardar’.

Como dato adicional se tiene la llamada Marcha por la paz que un grupo de cordobeses realizó ayer domingo por las calles de la Ciudad de los Treinta Caballeros, partiendo del parque San José y culminando en el parque 21 de Mayo frente a palacio municipal. Silenciosos y portando vestimenta blanca, los asistentes a la manifestación así expresaron la exigencia para que se restaure la seguridad y termine la “ola” de miedo.

Dicha caminata se enmarca en las buenas intenciones de algunos ciudadanos, pero es insuficiente ante la oscuridad que se está moviendo para reacomodarse. Esa marcha, como las que hace días realizaron en Coatzacoalcos, debió ser a grito de pulmón porque el silencio es conveniente para muchos, incluyendo a los que están en cargos de Gobierno. ¿No creen?

SOBERANÍA PETROLERA

Hoy 18 de marzo se cumplen 81 años de la nacionalización de la industria petrolera decretada por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938. Patriota con altura de miras, Cárdenas le quitó a las empresas norteamericanas y británicas el patrimonio energético y lo puso bajo resguardo de la Nación. Desde entonces el País se alimentó de petróleo, es decir, creció y tuvo bonanza con la riqueza de su subsuelo.

La mayor parte de los logros nacionales, desde la movilidad social -léase la superación de la gente a base de educación en escuelas públicas- hasta los servicios médicos, la infraestructura pública y la visión integral de un País con prestaciones para todos, aunque éstas hayan decaído por la misma presión de los tecnócratas y vendepatrias, no hubieran sido posibles sin los recursos que aporta el petróleo. 

Una novela histórica que plasma la vena petrolera que formó al País es “México negro” de Francisco Martín Moreno, muy recomendable para los que quieran conocer el contexto de la Expropiación Petrolera. Pues bien, en este 2019 la celebración de esa gesta patriótica de Lázaro Cárdenas debe tener una revalorización con el Gobierno de López Obrador, que tiene el rescate de la industria petrolera como uno de sus pilares.

Los convenencieros y los desinformados -incluyendo a cierta prensa- descalifican la intención de recatar a Petróleos Mexicanos de las garras de la voracidad de los empresarios privados y apostarle a recuperar la soberanía energética. Satanizan especialmente el proyecto de construir una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, a fin de procesar el hidrocarburo propio y dejar de importarlo de Estados Unidos.

La argumentación para desacreditar dicho proyecto es pueril. Dicen que López Obrador le apuesta al desuso, a seguir dependiendo del petróleo cuando a nivel mundial esta forma de energía está en decadencia y que será una inversión multimillonaria perdida porque el petróleo ya no es un negocio. Falso. Si el petróleo no fuera negocio no habría guerras en Medio Oriente, Arabia Saudita no sería una superpotencia y Estados Unidos no estaría con sus garras sobre Venezuela.

Todo es por el petróleo que sigue moviendo al mundo. Y México tiene riqueza petrolera que se debe aprovechar para todos los mexicanos, no para unos cuantos que en su mayoría son extranjeros. La apuesta de López Obrador es certera, de altura de miras, como en su momento fue la de Cárdenas, y debe ser apoyada.

Muy aparte de eso son las pifias cometidas por la zacatecana Rocío Nahle, secretaria de Energía, porque ella no es el futuro ni lo valioso en este tema. Lo importante y que se tiene que defender es la política energética que diseñó el régimen lopezobradorista. Una gema en medio de tanta piedra caliza de la socorrida “Cuarta Transformación”.

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