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EL MINUTERO

Superiberia

Andrés Timoteo
Columnista

SIEMPRE EN LA LETRINA
Vaya karma o, más bien dicho, sello. El exgobernador Javier Duarte aparece de nuevo nadando en el estercolero, ahora en el que destapó el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) y delator estrella del peñismo, Emilio Lozoya, quien confirmó que el cordobés le regaló un automóvil Ferrari de colección -pues perteneció al expresidente Adolfo López Mateos- a Enrique Peña Nieto.
El obsequio, obviamente comprado con dinero de los veracruzanos, lo entregó Duarte durante una visita que Peña Nieto hizo a Veracruz para conmemorar el Día de la Marina. ¿Cuánto costó ese regalito? Seguramente una pequeña fortuna, pero eran los tiempos en que se derramaba miel y dinero entre Peña y Duarte, aunque ese obsequio no es noticia nueva, ya desde hace años había trascendido. Lozoya solo lo oficializó.
Y hubo más regalos a costa del bolsillo de los veracruzanos, incluyendo dinero en efectivo, para que Los Pinos dejaran hacer todo tipo de tropelías a Duarte de Ochoa. Es más, los hubo desde antes de que el mexiquense comenzara su sexenio pues no hay que olvidar las ‘maletas voladoras’ con dinero durante la campaña electoral del 2012. Una fue interceptada por la entonces PGR en el aeropuerto de Toluca, en enero de aquel año.
El argumento del gobierno duartista para justificar la valija con billetes incautada fue pueril: que eran para pagar grupos musicales para el festival Cumbre Tajín. En el colmo del desaseo, la PGR no encontró ningún delito que perseguir y en junio de ese mismo año le devolvió el dinero a Duarte ¡con intereses incluidos!. La PGR de ese entonces estaba todavía bajo control del panismo y concretamente del calderonismo. O sea, fue toda una cadena de corrupción. Estaba en pleno auge el “Prianismo”.
Hoy, la entidad veracruzana nuevamente sale a relucir a nivel nacional por cuestiones de suciedad política y latrocinios con el erario. ¿Se acuerdan de que en los tiempos del innombrable éste siempre aparecía en cuanto escándalo de corrupción estallaba?, pues la saga la continuó su heredero político.  Obviamente Duarte no es el único expuesto porque en la denuncia que Lozoya hace sobre sus cómplices del sexenio hay desde expresidentes, exgobernadores y mandatarios estatales en funciones hasta dirigentes partidistas y excandidatos presidenciales.
Entre estos últimos están el priista José Antonio Meade y el panista Ricardo Anaya que contendieron en los comicios del 2018 contra el mandatario actual, Andrés Manuel López Obrador, mientras que los expresidentes implicados en esa red de corrupción son, además de Peña, el panista Felipe Calderón y Carlos Salinas de Gortari. Nada que no se supiera ya que es de dominio público que estos tipos son unos belitres, pero ahora el señalamiento está en un documento judicial y ratificado por uno de la misma banda.
El gremio periodístico también está implicado. Desde luego, aquellos comunicadores encumbrados que sirvieron de lacayos para el régimen. Por ejemplo, se acaba de conocer que el peñismo obsequió un bolso Louis Vuitton con valor de 5 mil dólares -unos cien mil pesos- a una columnista que publica en un diario de circulación nacional, y eso es ‘peccata minuta’ porque hay embutes mucho más gruesos que se dieron a los comunicadores gobiernistas.
Tampoco se salvan los de casa porque hay personajes de la “cuarta transformación” empapados en la letrina de Lozoya como el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa quien pidió favores y recibió sobornos para dejar pasar la reforma energética en el 2013. No hay que olvidar que Barbosa fue un impulsor del llamado Pacto por México cuando era líder de la bancada perredista en el Senado para consolidar reformas constitucionales pactadas fuera del Poder Legislativo.
El cochinero asimismo alcanza a la morralla porque hay alcaldes en funciones que en su momento recibieron sobornos provenientes de la oficina de Lozoya -y de la transnacional brasileña Odebrecht- para votar a favor de la reforma energética cuando eran legisladores, entre ellos los de Córdoba, Boca del Río y Veracruz, Leticia López Landero, Humberto Alonso Morelli y Fernando Yunes Márquez, respectivamente.
Los tres son panistas. Los dos primeros fueron diputados federales y el último senador. La versión es López Landero -otra que siempre aparece flotando en las cloacas- y Alonso Morelli se embolsaron al menos 2 millones de pesos cuando tenían curules en de San Lázaro a cambio de avalar la reforma energética en diciembre del 2013. Ahora sí como decía el extrañado periodista porteño Milo Vela: “todos están adentro”.
Como se dijo en un texto anterior, más allá del circo mediático y el morbo colectivo, es positivo para la sociedad mexicana que se ventile todo eso y se exhiba a los corruptos con nombres, apellidos y hasta videos. En resumen, que sus infamias no queden como mera leyenda urbana.
 
ABAJO DEL TOSTÓN
Dos alertas han sido emitidas en las últimas horas respecto a la evolución de la pandemia Covid-19. Una es de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la cual acaba de publicar los resultados de estudios científicos sobre los rebrotes de la gripe en países asiáticos como China, Japón y Filipinas además de Australia. En la “nueva fase” de la pandemia se confirma que el virus ha mutado y en esta los principales afectados son personas menores a los 50 años.
“La epidemia está cambiando, (y ahora) las personas de una veintena, treintena o cuarentena de años son las más amenazadas a diferencia de lo que fue al inicio cuando los adultos mayores a 60 años eran los más tocados”, señaló Takeshi Kasai, director de la OMS para la región Pacífico. El 50 por ciento de los nuevos casos de infectados así lo demuestra.  Vaya, habrá que ajustar aquel dicho de los abuelos sobre que “de los cincuenta para arriba, no te mojes la barriga” ya que la advertencia hoy es para los que estén abajo del tostón.
La segunda advertencia la hizo el Alto Consejo de la Salud en Francia respecto a la transmisión vía aérea del Coronavirus -ya aceptada por la OMS previamente- señalando que, a diferencia de otros virus de la misma familia, el SARS-CoV-2 está presente en la garganta por lo que al cantar, gritar o hablar las personas infectadas lo expulsan por medio de microgotas que contagian a otras. 
La amenaza depende -hasta el momento de acuerdo con los estudios científicos- del tipo de lugar pues si este es un espacio cerrado o mal ventilado se eleva el riesgo al igual que influye la humedad y la temperatura. El organismo llama a avanzar en la investigación científica porque hay “lugares de sombra” sobre la mutación del Coronavirus ya que podría ser que no solo en lugares cerrados y con mucha concentración de gente la peste se transmita vía aérea sino también en sitios abiertos, algo que todavía no se confirma. 
El otro punto es la urgencia para conocer con qué frecuencia y qué cantidad de micropartículas de saliva se requieren para contagiar a una persona, y cuál es la carga viral suficiente para la cadena de infección, así como cuánto tiempo permanece en el aire el virus activo. Mientras esto se resuelve por parte de la comunidad científica, el Alto Consejo de la Salud precisa que la única prevención hasta el momento es el uso del cubrebocas. Mientras no haya medicamento ni vacuna contra la Covid-19, la sola arma que se tiene para atajarla son las mascarillas. ¿Oyeron los necios?
 
RIESGO DE MUERTE
El tema de los periodistas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) considera oficialmente que la cobertura de la emergencia sanitaria coloca a los comunicadores en riesgo de muerte, además de que las secuelas de la peste vulneran a la misma libertad de prensa.
En el reporte elaborado por el Programa Multidonante para la Libertad de Expresión y la Seguridad de los Periodistas, la Unesco señala que los que se dedican al quehacer informativo “se encuentran en primera línea en la lucha contra la distorsión de la verdad” que se da alrededor de la pandemia con la socorrida “infodemia” -divulgación de noticias falsas-, a la vez que están en terreno de peligro físico inminente.
“A la luz de su rol esencial, su seguridad (de los periodistas) debe ser garantizada”, acota. Refiere que hay múltiples amenazas contra los que se dedican al periodismo que da cobertura a la epidemia. La primera es contra su seguridad física porque “al momento de informar, los periodistas ponen en riesgo su salud debido a la falta de equipos de protección personal, incluyendo guantes y mascarillas”.
No hay que olvidar que tan solo en el continente americano son más de cien los periodistas fallecidos porque se infectaron con la Covid-19. Perú tiene 40 comunicadores muertos y encabeza la lista de países con más periodistas que han sucumbido al Coronavirus. México está en segundo lugar con 15 fallecidos.
También, los comunicadores “se han visto violentados por ataques físicos y el acoso como consecuencia de la cobertura de la pandemia, especialmente por haber informado de los múltiples abusos cometidos por las fuerzas de seguridad”. En algunos países, denuncia la Unesco, los gobiernos han impuesto vetos al ejercicio periodístico al restringir desde la divulgación de noticias y trabajos de investigación en torno al papel oficial sobre el manejo de la emergencia sanitaria, compra y dotación de insumos, hasta prohibido la utilización de términos médicos o científicos so pena de multas o cárcel.
Desde el inicio de la crisis sanitaria mundial, en febrero, a la fecha más de 300 personas han sido detenidas y procesadas judicialmente en 40 países por difundir información sobre la Covid-19 y de ellas unas cincuenta son periodistas acreditados. A lo anterior se suman los riesgos a su seguridad sicológica y digital. En pocas palabras, la evaluación de la Unesco es que la pandemia de Coronavirus también se ha cebado sobre la comunidad periodística desde múltiples ángulos y algunas veces la azota sin que haya una infección vírica directa.

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