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EL MINUTERO

Superiberia
  • Por Andrés Timoteo / columnista

DOBLEMENTE BORRADOS
Un lector de este espacio, doctorando por cierto y que está realizando investigación de campo para su tesis en el sur veracruzano sobre el tema de la violencia que desgarra el tejido social, hace un comentario sobre el mensaje que el gobernante en turno Cuitláhuac García Jiménez dirigió el lunes por su segundo informe de gestión. En el mismo no hubo una sola alusión a los miles de personas desaparecidas ni las de antes –que se iniciara el actual sexenio- ni las que se han acumulado desde diciembre de 2018.
La omisión, dice, podría parecer algo pasable atendiendo la lógica perversa en el mundillo de los políticos de ocultar los problemas para no darles resonancia mediática. Cierto, pero en el caso de García Jiménez es algo inaceptable y ominoso porque él inició su gobierno con la bandera de la justicia para los desaparecidos. Su primer acto como gobernante, en aquel primero de diciembre de hace dos años y tras jurar por el cargo fue decretar la emergencia humanitaria por esa tragedia.
A las víctimas de desaparición forzada los llamó “tesoros perdidos” y prometió a sus familiares que los encontraría. Para ello dijo que activaría todos los mecanismos de Estado para buscarlos. También se comprometió solicitar a los organismos internacionales coadyuvancia en esas pesquisas, la exploración de las fosas clandestinas y la identificación forense de los restos hallados. Pero no hizo nada.
Si bien tocó el tema de la inseguridad pública asegurando que ya cumplió con el compromiso de controlar la violencia en menos de dos años -risas-, García Jiménez no tocó ni en una sola ocasión el tema de los ausentes en los 80 minutos con 52 segundos que duró su alocución. Nada. “Guardó un silencio total como si no existieran los miles de desaparecidos, calló como momia si se utiliza la expresión que tanto les gusta a los gobernantes de la cuarta transformación”, observa el doctorando en sociología.
Y tiene razón. Si se revisa el mensaje, los desaparecidos fueron borrados del discurso oficial, están doblemente ausentes. Para García Jiménez ya no existen esos “tesoros” que utilizó de peldaño de promoción durante la campaña electoral y al inicio de su administración. Mantuvo silencio sobre ellos obviamente porque no tiene nada que informar al respecto, les dio la espalda a los colectivos de búsqueda y hasta les corre.
¿Cuántos desaparecidos han sido localizados en estos últimos 23 meses?, ¿cuántos cuerpos o restos humanos se extrajeron de las sepulturas clandestinas?, ¿cuántos han sido identificados usando las técnicas forenses?, ¿cuántos cementerios forenses se construyeron?, y ¿cuántos delincuentes han sido llevados ante los tribunales para que respondan por el secuestro, tortura, asesinato, desmembramiento, quema e inhumación clandestina de estas personas? La respuesta para todas es: ninguno.
Por eso el tema de los miles de desaparecidos se desapareció -valga el pleonasmo- en toda la bisutería que García Jiménez mencionó como “logros” y “resultados”. En Veracruz esas víctimas han sido borradas doblemente. Por un lado, los criminales buscaron exterminarlas físicamente y, por el otro, el gobernante estatal los difuminó hasta del discurso. Todo un tema para los sociólogos y los politólogos.
Si ya los borró del mensaje del lunes, ¿alguien cree que el tema lo incluyó en el legajo escrito que entregó en el congreso local? Seguramente no, pero ahí es obligación de los diputados retomar ese tema tan importante para la entidad y cuestionar a García Jiménez sobre el mismo cuando comparezca en el recinto parlamentario, el próximo 10 de diciembre, como parte de la glosa de lo informado. Obviamente tendrán que ser los legisladores ajenos al morenismo y a los aliados de ocasión y bajo la mesa.
El problema es que los diputados de “oposición”, así entre comillas, no objetan nada ni incomodan al mandatario en turno y algunos solo se dedican al escándalo. En resumen, no hay quien hable por los desaparecidos ni quien le recuerde a García Jiménez su compromiso incumplido para atender esa tragedia humanitaria. Mal fario.
 
GOBIERNO DE CHIQUITOLINA
El resto del discurso del gobernante en turno se podría resumir en dos parámetros: fue un mensaje defensivo, no informativo ni didáctico. Tan precario en obras y resultados que la retórica cuitlahuista se basó en acusar a sus antecesores y a los críticos para justificar las nimiedades en los dos años transcurridos. Es un “gobierno de Chiquitolina”, dicen los jocosos, igual que la famosa fórmula que usaba el Chapulín Colorado al que García Jiménez también le copia la divagación lexicológica. Más risas.
También fue un mensaje poquitero. Algunos caminos reparados -no carreteras construidas ni autopistas -, unas cuantas aulas repintadas -la venta de pintura debió registrar un auge por tanta que ocupó el gobierno estatal-, unos cuartos dormitorios -ya ni siquiera los tradicionales pies de casa- y algunos Centros de Salud remozados. Nada de importancia por mucha palabrería que haya dicho. Entonces, ¿dónde quedaron los más de 3 mil millones de pesos en obras que según se inyectaron en este 2020?
En este punto hay algo que poner bajo la lupa: varias de las obras ‘camineras’ que mostró García Jiménez no existen, la proyección de las vías rurales pavimentadas sería un montaje de acuerdo con versiones de los lugareños, principalmente en el sur del estado. Es urgente que se active la contraloría ciudadana para checar si en verdad se hicieron o solo fue una farsa para inflar el segundo informe de la administración estatal.
Por cierto, en su discurso García Jiménez se excusó de que no hizo obras grandes -puras chiquitas- porque se prestan a la corrupción y dijo que “los del pasado” las impulsaban para cometer triquiñuelas, un argumento estulto. Vaya, el mismo sitio que ocupó para dar su mensaje, el Teatro del Estado, fue una obra magna y sumamente trascendental hecha por el gobernador Antonio Modesto Quirasco -originario de Córdoba- quien lo inauguró en enero de 1962.
Sin esa “obra grande” que hizo un gobernante del pasado y priista, el actual, García Jiménez, hubiera dado su discurso en el patio de una escuela, en la plaza Regina o en el auditorio del sindicato de electricistas. ¿No creen? Los viejos del pueblo dirían que escupió para arriba y el salivazo le cayó en la cara.
 
¿ATENTADO POLÍTICO?
Como si Veracruz no estuviera atestado de crímenes políticos, acaba de suceder algo que se le parece mucho en el ámbito magisterial. El dirigente estatal de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (MMPV-CNTE), Daniel Hernández del Ángel, originario de la zona centro, junto con otros profesores de la misma organización tuvieron un “accidente” -otra vez la misma palabra- automovilístico el pasado jueves sobre la carretera Xalapa-Veracruz.
El líder magisterial se encuentra hospitalizado desde entonces debido a las lesiones sufridas y sus compañeros acusan que no fue algo fortuito sino un atentado y señalan al gobierno estatal. Dicen que no se trató de la ponchadura de un neumático, exceso de velocidad ni la impericia del conductor, sino que fueron impactados por otro vehículo. Desde la prensa afín al cuitlahuismo se divulga que iban alcoholizados, que “manejaban como locos” y que habían consumido estupefacientes. Toda una andanada para desprestigiarlos y extrañamente para justificar el percance.
Todos saben que Hernández del Ángel es un personaje odiado en palacio de gobierno y en especial por el titular de la SEV, Zenyazen Escobar, quien fue expulsado de esa organización bajo el epíteto de traidor a la causa. No sería la primera vez que Escobar García, el favorito del régimen, arremete contra el dirigente magisterial pues hay que recordar que desde el 2019 hizo que le imputaran cargos judiciales por el fraude en los créditos magisteriales en un afán de enviarlo a la cárcel.
Otrora luchador magisterial, Zenyazen Escobar terminó como un depredador de su propio gremio y recurriendo a los ataques que él mismo sufrió cuando era buena persona. Por lo pronto, en diversos puntos de la entidad maestros adheridos al MMPV-CNTE se han manifestado para denunciar el atentado contra su dirigente, además de otros abusos laborales y crediticios de la SEV. Ayer, un contingente de profesores liberó las casetas de peaje de Fortín de las Flores como parte de las jornadas de protesta.
 
CONCEJO SALOMÓNICO
En el tema del municipio de Jamapa donde la semana pasada fue asesinada la alcaldesa perredista, Florisel Ríos Delfín, y quedó acéfalo el ayuntamiento, les asiste -ahora sí- la razón a los diputados morenistas que proponen la desaparición de poderes y la instalación de un concejo municipal como se hizo en Mixtla de Altamirano tras el crimen de la edil, Marisela Vallejo Orea, sucedido en abril del año pasado.
Lo anterior por los ánimos caldeados con la reyerta que desde inicio de la administración municipal tenían la alcaldesa finada y el síndico Cesar Sosa Villalvazo. De acuerdo con la ley, ante la ausencia de la munícipe deberá sustituirla su suplente, Marta Montera Villalvazo, quien es prima del síndico, aunque hay la versión de que declinará el cargo. Entonces, se aplicará el principio de prelación, es decir asumirá la alcaldía el siguiente funcionario en importancia que es precisamente Sosa Villalvazo.
Sea uno o sea otro el que se siente en la silla municipal abonará a la discordia y se presta a la especulación porque entonces la muerte de Ríos Delfín habría beneficiado a los Villalvazo. Ante ello, un concejo ajeno a la discordia de facciones y grupos familiares en Jampa sería la decisión salomónica de parte del Poder Legislativo.

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