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EL MINUTERO

Superiberia

CUESTIÓN DE TIEMPO

¿Venganza o inercia? La primera es muy probable y la segunda era casi inevitable. La detención y encarcelamiento del priista -y concretamente fidelista y duartista- Fidel Kuri Grajales solo era cuestión de tiempo, dicen algunos, pues estiró tanto el resorte al enfrentarse con empresarios muy influyentes que forman parte del poder fáctico de este País -sí, los de las grandes televisoras y quienes mueven los hilos en la Federación Mexicana de Futbol- que finalmente éstos lo embistieron.

Por supuesto que motivos no les faltan. En este caso, la orden de aprehensión para exhibir al orizabeño al momento de ser capturado y llevado esposado a uno de los penales más famosos del País, el de Almoloya de Juárez, fue un fraude-adeudo por 120 millones de pesos contra una empresa filial de Televisión Azteca, la de Ricardo Salinas Pliego muy cercano al régimen lopezobradorista.

Esa es una de tantas que hizo Kuri Grajales pues nadie puede rebatir que es un pillo completo que medró del presupuesto público y de su posición cuanto y cuando pudo. En Veracruz se retacó los bolsillos de dinero durante el sexenio de Javier Duarte de Ochoa usando la franquicia del club deportivo Tiburones Rojos y haciendo uso de toda la infraestructura y recursos que el duartismo le transfirió. Su error de cálculo fue creer que podría extender esa bonanza de forma transexenal y trans-partidista.

Ahí está el principal punto de lectura política de su caso: Kuri intentó dar el salto del tricolor a Morena pero fracasó en el intento. Nadie olvide que en el 2018 operó abiertamente para favorecer a los candidatos morenistas, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador a la presidencia y el jalapeño Cuitláhuac García a la gubernatura. Teniendo bajo su dominio el estadio de futbol en Boca del Río, lo prestó para el cierre de la campaña pejista en la entidad.

Luego, tras el triunfo de ambos, quiso cobrar el favor para mantener su franquicia futbolística más allá de las derrotas que hicieron descender al equipo en la clasificación de la liga y además conservar privilegios presupuestales esperando que la “cuarta transformación” lo rescatara financieramente como en su momento lo hizo el duartismo. No sucedió. A Kuri le dieron la espalda aquellos a los que promocionó y financió. Vaya, el veracruzano García Jiménez hasta le quitó el estadio y lo tiene demandado penalmente por lucrar con la franquicia deportiva que es propiedad estatal.

No hubo ‘mano amiga’ ni justicia laxa para el orizabeño. Lo dejaron a su suerte a diferencia de otros personajes del mismo pelaje que sí han transitado exitosa e impunemente del priismo al morenismo. Y cuando estás acostumbrado a los abusos y al despilfarro pero te peleas con los influyentes y se te esfuman los padrinazgos políticos ese es el riesgo: terminar en una celda y exhibido en la prensa. Es la inercia y solo era cuestión de tiempo.

EL TUFO MARRÓN

El pasado domingo se cumplió un mes de que un comando armado asesinó al periodista Jacinto Romero Flores en Ixtaczoquitlán y a la fecha sus victimarios andan libres. La Fiscalía General del estado ni siquiera los ha identificado. Es más, aseguran en Jalapa que la carpeta de investigación no tiene más contenido que la relatoría de los hechos. ¿Qué significa esto? Que no hay trabajo ministerial realizado.

O sea que a las autoridades no les interesa indagar el homicidio y eso, aquí y en China, es impunidad para los asesinos. El 20 de agosto, un día después del ataque contra el reportero, la titular de la Fiscalía, Verónica Hernández Giadáns aseguró, desde Tuxpan donde participó en una de las simuladoras Mesas para la Construcción de la Paz, que el crimen “no quedará impune”. Fue el único posicionamiento en tres largas semanas.

Hace seis días, cuando la funcionaria fue entrevistada tras realizar la guardia de honor en el monumento a Miguel Hidalgo En Jalapa reconoció, palabras más, palabras menos, ante los reporteros que no hay avance en las pesquisas por el crimen de Romero Flores. Y si no lo hay no es por falta de indicios o pistas sino de voluntad, pues el reportero había recibido amenazas mismas que en su momento fueron ventiladas y hasta explicadas desde su entorno familiar y profesional.

Algunas de esas amenazas vinieron de funcionarios ligados al régimen partidista que gobierna. Dos de ellos realizan funciones edilicias. Uno, es el alcalde de San Juan Texhuacan, Bernardino Tzanahua Anastacio y otro es el titular del Consejo Municipal de Mixtla de Altamirano, Crispín Hernández Sánchez, ambos de Morena y protegidos por el gobierno cui tlahuista. Ellos por medio de personeros mandaron a amagar al periodista.

Entonces, por supuesto que la Fiscalía no los investiga ni los investigará pues tendría que llevar al banquillo de los acusados a operadores del morenismo. En fin, el caso del colega Romero Flores es lo de siempre: un asesinato a mansalva, a plena luz del día sin que nadie persiga y ni siquiera identifique a los agresores, una Fiscalía que no lo investiga y que con ello garantiza impunidad a los autores tanto materiales como intelectuales, y una sociedad pasmada que no exige justicia ni en defensa propia.

Tal vez sea un lugar común pero continua como una verdad absoluta: cuando matan a un periodista el perjuicio más grande es para la población en general porque le cortan un conducto de información y la condenan al silencio conveniente, a la tergiversación mediática y a recibir la versión del acontecer desde un solo origen, el que desean los asesinos. Por supuesto que el gobierno cuitlahuista es cómplice del crimen de Romero Flores al no hacer nada por esclarecerlo y proteger a sus verdugos.

En condiciones similares de impunidad y desidia ministerial están los homicidios de Grodetz Ríos Andrade y José Escamilla Aguilera, cercanos al alcalde electo de Córdoba, Juan Martínez Flores y futuros integrantes del ayuntamiento que iniciará funciones en enero. En una semana se cumplirá el mes de que ambos fueron asesinados, también por sicarios y a plena luz del día, y no hay avance en las indagatorias judiciales.

También así lo reconoció la propia fiscal el pasado 16 de septiembre cuando señaló que a tres semanas de los hechos apenas se siguen integrando las carpetas de investigación y no hay ninguna orden de captura lista. Esto significa que tampoco han identificado a los agresores. Con tal admisión, Hernández Giadáns también tiró al suelo la engañifa de su patrón, el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, quien declaró orondo que ya había ordenes de captura contra los asesinos de Ríos Andrade y Escamilla Aguilera.

El rústico Patrocinio Cisneros mintió solo para salir al paso del escándalo, pero no se preocupó siquiera de coordinar el discurso con su subordinada que regentea a la Fiscalía. Y la desidia para resolver el crimen de los dos cordobeses adquiere un tufo marrón si se considera que ambos formaban parte de Morena pero cuyas muertes son tratadas como si hubieran sido de un partido enemigo, pues en Jalapa le apuestan también a la impunidad.

La versión más perversa que circula en los corrillos políticos es que el cuitlahuismo prefiere proteger a los asesinos obstaculizando y dilatando toda pesquisa en su contra que ayudar al próximo edil, Martínez Flores, quien a pesar de ser morenista no pertenece a su círculo de bienqueridos y además está enfrentado con algunos funcionarios estatales. De ese tamaño es la mordacidad entre los marrones.

AHÍ VIENE EL “MALIN”

¡Detengan rotativas!, ¡Que callen los mariachis! El todavía alcalde de Zongolica, Juan Carlos Mezhua Campos, decidió renunciar a su militancia en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) -de hecho la noticia es vieja pero hay que darle un tono de sorpresa reciclada- y anuncia que formará ¡¡ su propio partido político!!, según para buscar que “la sociedad se exprese y abanderar los anhelos de todos los veracruzanos”.

Claro, si no fuera Mezhua Campos quien lo dice tal vez se creería tal arenga. ¿Cómo puede encabezar un movimiento de cambio político alguien que ha desviado recursos en el ayuntamiento que preside y que ha sido acusado de daño patrimonial por 46 millones de pesos en las dos cuentas anuales revisadas por el Órgano de Fiscalización Superior (Orfis), las del 2018 y 2019?, ¿qué enseñanza dará a sus seguidores en el nuevo partido, a cómo robar a manos llenas estando en cargos de representación popular?

¿Cómo puede liderar la expresión y los anhelos de la sociedad en el ámbito político un personaje que quiso perpetrarse en el poder municipal a través de uno de sus hijos? Tanto se engolosinó con la silla municipal -más bien con el presupuesto- que maniobró para que su vástago, Irineo Mezhua Amador, apodado “El Compadrito”, fuera candidato de la alianza PAN-PRI-PRD a sucederlo en los comicios pasados, aunque para bien de los zongoliqueños el intento fue fallido pues Mezhua Amador fue derrotado por el candidato dela coalición Morena-PT-PVEM, Benito Aguas Atlahua.

Del morenista que encabezará la próxima comuna se espera que realice las auditorías a la administración de Mezhua Campos e interponga las denuncias penales correspondientes para castigar los abusos. Al igual que en el caso de Fidel Kuri, al nuevo edil no le faltarán motivos para llevar a Mezhua ante los tribunales.

Y como no faltan los desocupados, ya muchos sostienen que el nuevo partido de Mezhua se llamará el “PALIN” o sea el Partido de Ladinos Impresentables, aunque también podría denominarse “MALIN” por eso del Movimiento Alternativo de Ladinos Impresentables. ¿A ver quién es el valiente o el ingenuo que se afilia a ese entuerto que según participará postulado candidatos en las elecciones del 2024? No cabe duda que en la Sierra de Zongolica el más chimuelo masca tuercas y el más pelón se hace trenzas.

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