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El minutero

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PAZ Y ALIMENTO

Fue un privilegio escuchar al coro de la Catedral de Notre-Dame de París, cantando el “Adeste fideles” en la “misa de gallo” que congregó a miles de parisinos y turistas en el casi milenario templo –pues está en pleno jubileo por sus 850 años de haber sido erigido- y recibir a L´Enfant (El Niño) en esta Navidad. Al igual que en muchos países del mundo donde se celebra la fiesta religiosa, incluido México,  la Catedral parisina tuvo su Nacimiento –acá le llaman La Crèche y al árbol de Navidad, Sapin de Noël-.

Frente a las figuras de María, José y Jesús, el clamor en este año fue similar en casi todo el mundo: ¡Paz!, que es el bien más preciado del que carecen muchas naciones -también México desde el fatídico sexenio del panista Felipe Calderón- y en segundo lugar: alimento en todas las mesas. La violencia de la guerra y el hambre, son las hecatombes del mundo actual, y año con año cobran millones de víctimas.

La ceremonia en Notre-Dame tuvo una peculiaridad ligada a América Latina, en los sermones que se dieron destacó la crítica hacia la profecía de los mayas que habían predicho el fin del mundo para el pasado 21 de diciembre. El final de los tiempos sólo lo conoce Dios, y ningún mortal puede anticipar el día ni la hora, dijeron los clérigos franceses. El mismo sermón se repitió en muchas celebraciones europeas donde el furor por la profecía maya estuvo al tope.

En fin, en Notre-Dame de París, los niños que acudieron a las misas fueron llamados al altar por los sacerdotes para que ellos, con las manos entrelazadas,  encabezaran la oración de Notre Père (Padrenuestro), pidiendo por la paz del mundo y porque todos tengan que comer. Es el deseo comunitario en el festejo de la Natividad de Cristo y que, por supuesto, se antepone a los anhelos personales.

 

 SIN REGALO

Como si fueran niños mal portados, los priistas veracruzanos se quedaron esperando a Santa Claus que no llegó -hasta ayer- con  los cargos en el Gobierno federal a los que fueron promocionados por sus panegíricos.  Por ejemplo, el perfumado secretario de Finanzas, Tomás Ruiz González había alistado las petacas para irse de subsecretario de Hacienda -también lo candidatearon en la aldea para las direcciones del ISSSTE y del IMSS- y nada. Su madrina política, la lideresa magisterial, Elba Esther Gordillo, anda con “vara baja” ante la nueva administración y hasta el momento sólo uno de sus allegados ha accedido a una encomienda, Emilio Zebadúa, nombrado Oficial Mayor de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).

A Ruiz González se le queman las habas por irse de Veracruz, pues trae un pleito cazado con varios funcionarios de la prosperidad, de los cercanos al gobernante en turno, que lo tienen atado de manos. Es decir, le dieron a cuidar el cajón, pero la llave del mismo se la entregaron a sus subalternos que son los que verdaderamente deciden sobre los dineros estatales.  Otro que esperaba el llamado del altiplano es el secretario de Salud, Pablo Anaya Rivera, a quien promocionaron para la dirección del IMSS, pero nunca se concretó. Apenas hace una semana, algunos anticipaban que siempre si recibiría una encomienda federal y hasta le pusieron fecha a su salida del gabinete veracruzano, aunque la misma no se ha concretado.

El fidelista Ranulfo Márquez Hernández canturreó hasta el cansancio que sería nombrado como nuevo delegado estatal de la Sedesol y tampoco ha llegado el obsequio que esperaba para Navidad… Es más, corrió la versión en los últimos días de que el cargo se le había cebado por sus nexos con el ex gobernante veracruzano, aquel que no debe ser nombrado, que  es un apestado en el sexenio del copetón Enrique Peña Nieto. Sin embargo,  hay que aclarar que la petición para ese puesto no fue  a través del innombrable, sino de la ex dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, amiga de muchos años de Márquez Hernández.

Los de burbuja peñista ven con desconfianza a Ranulfo Márquez y la mala suerte del minanteco se adiciona con el nombramiento del poblano Juan Carlos Lastiri, a una subsecretaría de la Sedesol, y con el cual tuvo conflictos cuando se desempeñó como delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del tricolor en esa entidad.  A principio de este año,  Lastiri fungía como dirigente del PRI en Puebla y salió peleado con Ranulfo Márquez por el jaloneo de la candidaturas al Senado y diputaciones federales.  En ese pleito se acusó a Márquez de vender las nominaciones -es decir, quiso aplicar allá la técnica fidelista- y hasta de cometer acoso sexual.

Por eso, hay  la especie es que lo mucho obtendría  el ex secretario de Protección Civil de la fidelidad es un consulado honorario de Brasil en Veracruz –pues a Paredes Rangel la mandaron de embajadora a ese país-. Por cierto, en la prensa también corre  la versión de que el fortinense Oliver Aguilar Yunes podría ser nombrado al frente de esa delegación, pues el gobernante en turno pidió esa posición, ya que es muy allegado a la familia. Vaya que los Aguilar Yunes le heredaron la vocación  al progenitor, Juan Felipe Aguilar de la Llave, pues éste no gana una elección ni para jefe de manzana, pero siempre ha estado en la burocracia, viviendo de la nómina pública.

Otro que también se anda promocionado a través de filtraciones de prensa para la delegación de la Sedesol es el orizabeño Fidel Kuri Grajales y claro, está moviendo sus influencias en el altiplano, entre ellas algunos integrantes del Grupo Atlacolmulco de donde salió Peña Nieto, porque en la aldea es uno de los malqueridos de la prosperidad. En la lista de los que se quedaron castigados sin recibir a Santa Claus están otros fidelistas como el ex diputado federal, Antonio Benítez Lucho que aspira a la delegación del ISSSTE y el toluqueño, Jorge Carvallo Delfín, actual diputado local y presidente de la Junta de Coordinación Política en el congreso del estado que en sus alucinaciones se autopromocionó para un cargo de primer nivel.  Habrase visto.

En términos llanos es más fácil que Benítez Lucho llegue a un encargo federal que Carvallo Delfín, pues fue coordinador de la campaña de Peña Nieto en Veracruz y perdió la votación estatal el pasado mes de julio. Y así, pululan los priistas veracruzanos que se quedaron esperando el obsequio navideño y ahora tendrán que escribir su carta a los Reyes Magos del tricolor: “Malechor”, “Gastar” y “Va-asaltar” para que les concedan  algún cargo segundón  como son las delegaciones federales.

Lo anterior porque ya se esfumaron las posibilidades de ingresar al primer círculo del Gobierno federal y son pocas para que puedan ocupar un sitio en el llamado Gabinete ampliado. El desprecio del Gobierno de Peña Nieto a los priistas de la aldea tiene su origen en dos situaciones: los malos resultados electorales del 1 de julio y que a Veracruz todavía los consideran bajo el dominio del innombrable. El apestado ya apestó a todos los que le sirvieron.

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