


ORANGUTANES AZULES
El dueto recién formado entre los diputados federales, Juan Bueno Torio y Víctor Serralde Martínez –o como se llame este señor- para hacerse de cotos de poder partidista en la zona centro de la entidad quedó
confirmado el fin de semana.
Esa pareja azul hizo de las suyas en las elecciones internas del blanquiazul para imponer candidato a la diputación federal por el distrito 16 pero son demasiado burdos para ser buenos operadores electorales.
Ya se había advertido, ambos personajes dos tejen con manos de orangután y lo que debió manejarse como la precisión milimétrica de una cirugía a corazón abierto lo
hicieron a hachazos.
Y ahí está el resultado: un candidato a fuerzas, bajo la duda, cuestionado y sobre todo que sirve perfectamente para el escándalo mediático que aprovecharán los de enfrente, es decir los priístas.
La elección de Juan Gerardo Perdomo Abella fue un desastre. Claro no quiere decir que eso conduzca a una derrota pues aún así los sondeos ubican al panismo por encima del priísmo en las preferencias electorales sino que ahora tendrán un desgaste adicional, tendrán que haber una operación interna en el PAN para reconciliar a las corrientes y reagrupar a los lastimados.
Lo anterior si no les ganan el tiempo porque el 5 de abril comienzan oficialmente las campañas electorales y si no prosperan las impugnaciones que se abrirán ante los tribunales –algunas ya se hicieron-.
El problema es que Bueno Torio y Serralde abrieron un frente de batalla al interior del mismo blanquiazul que no era necesario y eso provocará un desgaste interno que
podría complicarse.
Al tamiz de la operatividad política, lo que hizo el dueto Bueno-Serralde fue demasiado torpe. Primero quisieron impulsar a una candidata ligada a un medio de comunicación, Marisol Arroniz de la Huerta.
Luego de la intervención del gobierno estatal que la hizo desistir –bajo amago de ventilar un escándalo judicial de su conyugue- y de la renuncia de la otra precandidata, Lilia Angélica Torres Rodríguez, se vieron acorralados frente a una sola precandidatura, la del exalcalde de Ixtaczoquitlán, Antonio Pérez Vian, a quien le declararon la guerra y finalmente unas horas antes de la elección del domingo pasado lograron que el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN invalidara su precandidatura por los malos antecedentes como servidor público ya que fue inhabilitado años atrás por actos de corrupción cometidos cuando era funcionario de la Dirección de Caminos y Puentes Federales.
¿A poco no sabían de eso antes?, ¿Y no ha habido candidatos panistas que tienen peores antecedentes y aún así los postulan a cargos de
elección popular?.
Para coronar la cadena de errores hicieron lo más burdo: llegar a la elección interna con boletas impresas ya con el nombre Perdomo Abella en un intento de darle un brochazo de “democracia” al dedazo.
Así, el exdirector de Deporte del ayuntamiento cordobés fue metido con calzador de la manera más burda. No había necesidad de burlarse de la inteligencia de los
mismo panistas.
Perdomo Abella es hijo de Juan Fernando Perdomo Bueno, exsenador por el Partido Convergencia –hoy Movimiento Ciudadano propiedad de Dante Delgado- y sobrino de Juan Bueno Torio. Vaya que Bueno Torio transpira lo burdo al colocar a un familiar en la candidatura. ¿No le bastará que él mismo lleve veinte años enchufado a la nomina pública y que haya brincado de la diputación federal a la senaduría y de la senaduría otra vez a la diputación federal para ahora dejar a un
pariente ahí mismo?
La imposición de Perdomo Abella generó tal escozor que hasta la diputada federal, Leticia López Landero hizo una rabieta pública y rompió la boleta frente a la
casilla de votación.
Claro, no es porque la señora ame la democracia y esté en contra de las imposiciones sino porque fue el pretexto que encontró para externar su enojo que viene de tiempo atrás pues a su esposo, Eduardo Luz Ollua lo intentaron también sacar del proceso para una diputación plurinominal y aunque ganó un amparo ante los tribunales para que lo dejaran participar, está muy lejos de quedar entre los primeros lugares de la lista de la Tercera Circunscripción y convertirse en legislador sin hacer campaña.
En fin, ahora habrá que esperar que se resuelvan las impugnaciones que ya están en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJE) como la de Pérez Vian y las que seguramente se abrirán por el chanchullo en las boletas
de ayer domingo.
Ahora sí, como diría el filosofo de Ciudad Juárez, “pero qué necesidad”. El dueto Bueno Torio-Serralde Martínez resultó muy malo para la operación política.
El repartir dinero y traficar con programas públicos no significa que sean buenos operadores, también hay que tener fineza hasta para hacer los chanchullos y estos son tan corrientes que hasta enseñan el cobre.
Por cierto, en la elección interna de Acción Nacional que se realizó ayer en otros distritos quedó en evidencia la intromisión del gobierno estatal. No es un secreto que al Partido Revolucionario Institucional (PRI) le urgen candidatos débiles o fáciles de sobornar en la oposición para que los abanderados tricolores puedan ganar en los comicios del 7 de junio próximo.
Hay distritos donde el PRI tiene asegurada la derrota y ahí es donde se enviaron carretadas de dinero –pese a que las finanzas estatales están quebradas- para comprar a los abanderados panistas y conseguir contendientes dóciles. Ya se verá si funcionó la injerencia oficial una vez que se terminen los conteos de esos comicios internos.
RE-ENCHUFADO
En la otra cancha, la tricolor, la versión que desde la semana pasada corre en los corrillos priístas es que el exalcalde de Córdoba, Juan Lavín Torres se incorporará a un cargo en el gobierno estatal. Se hablaba de una cartera en la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) que encabeza el también cordobés Gerardo Buganza o de alguna dirección en la Secretaría de Desarrollo Económico y Portuario (Sedecop) que está a cargo de otro cordobés, Erick Porres Blesa –ambos, Buganza y Porrres son expanistas-.
Sea una o sea otra, el ingreso de Lavín a la administración estatal no es un premio de consolación por haber sido maginado en el proceso de elección del candidato a la diputación federal por Córdoba sino una medida para taparle la boca y que deje de trabajar en contra del candidato electo, Marco Antonio Aguilar Yunes.
Lo meterán a la nómina estatal para que detenga la promoción negativa contra su propio partido pues aseguran que en sus recorridos por colonias y comunidades llamaba a votar en contra de Aguilar Yunes.
¿Qué no habría sido más fácil para aplacarlo revivir alguna investigación judicial por el manejo de recursos públicos cuando fue alcalde de Córdoba?. Al parecer, Lavín le tomó la medida al gobernante estatal y ahora, tras varios años de estar en la banca y ser considerado como un apestado político, volverá a incrustarse a la nómina estatal.
Nada más le faltó hacer ruido contra su partido. Y eso da una lección a todos los priístas en desgracia: hagan contra-campaña contra los candidatos de casa para que sean resucitados y los vuelvan a enchufar a la nómina pública.
EL DÕA DEL CASTIGO
Más temprano que tarde salieron a relucir los “logros” de la llamada reforma energética que impulsó el copetón Enrique Peña Nieto y avalaron sus cómplices en las cámaras de Diputados y Senadores, tanto del PRI como del PAN, del PRD y los otros partidos satélites.
Ya llegó el primer golpe que es el despido masivo de trabajadores de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) pues si la van a vender no le van a transferir a obreros sindicalizados y con prestaciones de ley a los nuevos dueños que lo que quieren es sacar la mayor utilidad con el menor costo.
La semana pasada en Boca del Río el mismo secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell dijo ante los asistentes al Foro Nacional del Petróleo que el recorte de trabajadores en Pemex “es doloroso pero inevitable”.
Traducción: echarán a la calle a miles de asalariados porque llegan los nuevos dueños y están limpiando el changarro que malbarataron.
Eso es tan solo el inicio porque después viene el despido masivo en la Comisión Federal de Electricidad (CFE) otra paraestatal en venta. Ahora que se preparen todos los trabajadores de la CFE para estar en la calle
en pocos meses.
Más tarde llegarán los desalojos de terrenos por la fuerza para perforar el subsuelo pues todo predio que se ubique sobre yacimientos de hidrocarburos pasará automáticamente a ser una especie de concesión a los empresarios nacionales y extranjeros, que tendrán la autorización de usar la fuerza pública para echar a sus dueños.
Y lo peor, la renta petrolera se esfumará, es decir los ingresos fiscales por la venta del petróleo que sirven para construir escuelas, pagar becas, instalar hospitales, costear la seguridad social, los programas contra la pobreza, la construcción de carreteras y puentes, entre otras cosas, ya no se tendrán y se acabará toda la política social que por décadas fue producto de la industria petrolera nacionalizada.
De colofón ni bajaran el precio de las gasolinas y el diesel ni mucho menos el precio de la electricidad. Al contrario, en este último rubro la CFE ya se instala nuevos medidores que funcionarán con tarjeta de pre-pago y solo aquel que pueda pagar anticipadamente tendrá luz eléctrica y los que no se alumbrarán con leña de ocote o velas de cera.
¿Qué dirán ahora los diputados y senadores de todos los partidos que aprobaron todo eso para joder a los mexicanos?. ¿Qué tienen qué decir los senadores Héctor Yunes Landa, José Yunes Zorrilla y Fernando Yunes Márquez que traicionaron a los veracruzanos?, ¿y los diputados Juan del Bosque, Leticia y Tomás López Landero, Juan Bueno Torio, Víctor Serralde que dieron su voto para que miles de petroleros sean despedidos y para que se vendan Pemex y CFE?.
¿Acaso no es tiempo de castigarlos en las urnas?. El elector debe entender que esa reforma dañina que llevará a todos a la miseria puede ser revertida si se eligen diputados federales que no sean del PRI ni del PAN ni de sus
aliados en la traición.
Tener una Cámara de Diputados con mayoría opositora –una oposición de verdad- daría marcha atrás a toda esa tarascada. Por eso son importantes estas elecciones y por eso es vital que los mexicanos elijan a diputados federales que defiendan al pueblo.
Es el momento de echar de las curules a los traidores y sentar a verdaderos representantes que detengan el despojo nacional. Las elecciones del 7 de junio es el día del castigo popular.


