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En alerta por barrancadas, tras desastres naturales

Superiberia

Sandra González 

el buen tono

ORIZABA.- La región de Orizaba se encuentra “en alerta máxima” debido a los devastadores incendios forestales que han consumido más de 2 mil 100 hectáreas de terreno. Graciano Illescas Téllez, presidente del Consejo Intermunicipal Ambientalista (CIMA), advierte sobre el inminente peligro de barrancadas durante la temporada de lluvias, lo que agravaría aún más la situación ambiental y representaría una amenaza para la comunidad. A esta teoría se le sumó José Enedino González Nava, representante de la asociación civil “Pro Derechos Constitucionales en Defensa de la Flora y la Fauna”. 

Según Illescas Téllez, la región está en una situación crítica, ya que los puntos incendiados se convierten en potenciales desencadenantes de barrancadas una vez que llegan las lluvias. “Estamos en un año crítico. Todavía nos faltan dos meses y medio, las temperaturas más altas están por registrarse”, señaló el presidente del CIMA.

Dijo, igualmente, “la temporada crítica de sequía apenas empieza, recordemos que la etapa crítica es desde marzo, abril y a veces hasta inicios de junio; entonces, está rebasando por mucho las expectativas”.

El representante de la asociación civil “Pro Derechos Constitucionales en Defensa de la Flora y la Fauna”, José Enedino González Nava, también expresó su preocupación por la situación. Haciendo referencia a eventos catastróficos del pasado, como la barrancada del 5 de junio de 2003, González Nava destacó las consecuencias brutales que estos fenómenos pueden tener en el medio ambiente y la salud de los habitantes.

Calificó los incendios como “criminales”, instando a la comunidad a tomar conciencia sobre las graves repercusiones de sus acciones. Advirtió sobre la pérdida de polinizadores y la disminución drástica de recursos hídricos, lo que provocaría un caos ambiental de proporciones
devastadoras.

Además, resaltó el impacto directo en la disponibilidad de agua, ya que la falta de vegetación en las zonas afectadas dificultará la retención del líquido vital y aumentaría el riesgo de avalanchas que impedirían su captación adecuada durante la temporada de lluvias.

En conclusión, la situación en Orizaba es alarmante y requiere una respuesta inmediata y coordinada por parte de las autoridades y la sociedad civil. La protección del medio ambiente y la prevención de desastres naturales deben convertirse en prioridades urgentes para evitar consecuencias catastróficas a largo plazo.

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