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ENTREGARÁ LA PLAZA 

Superiberia

Por Por Andrés Timoteo / columnista

ENTREGARÁ LA PLAZA 

Deberán esperar sentados todos aquellos que piden que la alcaldesa de Córdoba, Leticia López Landero, sea investigada, primero, y enjuiciada, después, por el evidente acto de corrupción de falsear la inversión en materia de seguridad pública, y castigarla concretamente por el acto criminal de colocar casetas de vigilancia hechizas pese a que pagó por ellas casi 8 millones de pesos, lo que costó la vida a dos policías.

 No la tocarán las instancias fiscalizadoras ni las judiciales. Aunque haya pruebas de su corrupción y a pesar de que se recolecten firmas en la plataforma Chage.org como ya hace a convocatoria de algunos ciudadanos, la panista no conocerá ni el juicio político ni la destitución ni la cárcel pues está protegida desde la cúpula del poder en la Entidad.

 Lo anterior no es porque la edil tenga mucha influencia ni un grupo político fuerte ni habilidad para ocultar tropelías sino porque hizo un pacto con el morenismo para entregarle el ayuntamiento en el 2021. En eso consiste la impunidad que le prodigarán porque pondrá a disposición del partido en el gobierno los recursos municipales, financieros y humanos, para que gane la comuna en los comicios del año venidero.

 Sí ya de por sí su desempeño administrativo es desastroso y será usado por la oposición para atacar al Partido Acción Nacional (PAN), ahora con este pacto de impunidad la señora López Landero además costeará campañas, o más bien contra-campañas, para golpear a su propio partido y a los posibles aspirantes a la candidatura municipal. Es decir, con tal de salvar el pellejo recurrirá al canibalismo político.

 Lo peor es que sabiendo que su corrupción no será castigada y, al contrario, les servirá a sus nuevos patrones para desprestigiar al blanquiazul, entonces López Landero tiene manga ancha para seguir desgobernando y saqueando el erario municipal. Total, todo lo que haga no tendrá pena. Vaya que a los cordobeses les tocó bailar con la más fea, pero ya que la autoridad no la castigará que lo haga el pueblo y por lo menos, como consuelo, deberían pasearla montada en un burro por el parque 21 de Mayo, ¿no creen?

 Tampoco se les debe creer a los diputados morenistas que hoy se desgañitan pidiendo auditorias para la panista pues solo son declaraciones oportunistas sin mayor sustancia ni consecuencia. Si desde Palacio de Gobierno protegen a la alcaldesa a cambio de operación electoral y la entrega de la plaza, ni el Poder Legislativo ni el Judicial harán algo para aplicar la ley.

 Obviamente, las declaraciones de algunos legisladores marrones también llevan la carga de preelectoral. Son los casos específicos de Rubén Ríos Uribe, presidente de la mesa directiva en el Congreso Local y de Emanuel Vargas Barrientos pues el primero quiere ser alcalde y el segundo diputado federal, y para promocionarse aprovechan cualquier cosa, en este caso la crisis de violencia, aunque en realidad no hagan nada para combatirla ni abogar por los cordobeses.

 Los dos están cobijados por el secretario de Educación, Zenyanzen Escobar, y tienen un enemigo común en la ciudad – que no es Leticia López Landero porque ella ya es aliada- sino el diputado federal y también morenista, Juan Martínez Flores quien también quiere ser presidente municipal, pero que está enemistado con el funcionario estatal. Por eso mismo será marginado y bloqueado de cualquier candidatura en el 2021.

 Pero el legislador Martínez Flores se ha ganado el repudio ya que padece autismo porque ni ve ni oye lo que aqueja a la ciudad, es el gran ausente en el distrito y solo calienta la curul sin ningún beneficio para los que votaron por él. Entonces, no necesita malquerientes que lo marginen, él mismo se hace impresentable para los próximos comicios.

 En fin, la lección que deja la crisis de seguridad pública en la zona centro y la muerte de varios agentes policíacos hace una semana, es que lo que para algunos es miedo y luto para otros es la oportunidad de lucrar políticamente. Los vivillos negocian impunidad y se promocionan partidistamente sobre los cadáveres y lo harán con más intensidad para el 2021.

SE LE ROMPIÓ LA OLLA

 Todo reacomodo en los cargos públicos que se realice este año tiene connotación para el año electoral del 2021, nadie lo olvide. Y en este entendido se enmarca la destitución -disfrazada de “renuncia voluntaria- de la expanista Verónica Aguilera Tapia de la dirección del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) que se dio a conocer el fin de semana.

La señora fue acusada desde el inicio de su gestión de actos de corrupción por los negocios que hizo con la entrega de contratos y adquisiciones en el DIF y los conocedores hablan de hasta 700 millones de pesos de subejercicio durante el 2019 y casi 500 millones de desvío financiero. Es decir, Aguilera le enterró uñas y dientes al dinero público sin pudor ni recato. Se atragantó.

 Se va por la puerta de atrás, tal vez sin castigo judicial, pero abortando un proyecto electoral del grupúsculo que encabeza el exdiputado local panista, Oscar Lara, actual director del WTC en Boca del Río, quien buscaba que Aguilera Tapia fuera candidata de Morena por la alcaldía de Veracruz. Vaya, este tipo ya hasta había repartido regidurías, direcciones y promesas de negocios para la siguiente comuna porteña donde sería el poder tras el trono.

 Al saltimbanqui Lara -pues ha brincado del PAN al PRD y ahora a Morena, además de haberse ligado al duartismo- le pasó como en el cuento de “La Lechera” pues construyó castillos en el aire -bueno, más bien un palacio-, pero fue tan voraz que robó a manos llenas antes de tiempo, se tropezó y se le rompió la olla fastidiándose todo el negocio que pensaba hacer con el presupuesto municipal a partir del 2022.

REGRESÓ A LAS ESTRELLAS

 Murió el poeta y monje nicaragüense, Ernesto Cardenal. Toda América Latina está triste. Lo lloran las letras y los comprometidos con el Reino de Dios en la tierra. Fue siempre un indómito en la creación literaria, en la religión y el activismo a favor de los cambios sociales y políticos para reivindicar a los desposeídos. Fue, pues, uno de los faros de la Teología de la Liberación.

Castigado por el Vaticano desde 1984 por apoyar abiertamente la Revolución Sandinista contra la dictadura de Anastasio Somoza, apenas en enero del año pasado recibió el perdón del Papa Francisco quien le restauró su ministerio sacerdotal.  Pero, así como se enfrentó al sanguinario somocismo en los últimos años lo hizo con una nueva dictadura.

 Denunció con dedo de fuego al actual presidente Daniel Ortega quien traicionó al Sandinismo y encabeza desde el 2007 un régimen represor y corrupto en Nicaragua como en los viejos tiempos. Cardenal nunca se doblegó y murió en la oposición, un broche de honor a toda una vida de lucha contra los que llamaba “anti-evolucionistas”, por ser aquellos que devoran al hombre y le impiden evolucionar a una sociedad mejor.

 Ahora, el poeta Cardenal regresó a las estrellas, de dónde venimos todos según su “Canto Cósmico”. En ese poema, preguntaba: “¿Qué hay en una estrella? Nosotros mismos. Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta estuvieron en las entrañas de una estrella. Somos polvo de estrellas”.

 Y después, en un comentario post-poema, el monje trapense aclaró: sí, somos polvo, pero un polvo que ama y ese privilegio no lo tienen ni lo tuvieron otros seres en la tierra adámica -de Adán, el primer hombre de la Creación- De las otras galaxias y planetas no sabemos, tal vez haya polvo amante igual que acá, igual que nosotros.

 Desde las estrellas, Cardenal mirará a su querido archipiélago Solentiname, donde en los años sesenta fundó un seminario y una comunidad que intentó imitar al cristianismo primitivo integrada por humildes pescadores y campesinos. En ese islote ensayó el Reino de Dios en la tierra y allí escribió “El Evangelio de Solentiname” para dar la buena nueva a los pobres.

 En ese ‘evangelio’ se lee las bienaventuranzas actuales: “Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del partido ni asiste a sus mítines, ni se sienta a la mesa con los gánsteres ni con los Generales en el Consejo de Guerra. Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano ni delata a su compañero de colegio. Bienaventurado el hombre que no atiende los anuncios comerciales ni escucha sus radios ni cree en sus slogans (pues) será como un árbol plantado junto a una fuente”.

 Ernesto Cardenal estuvo ligado a México donde cursó estudios y llegó a refugiarse en los tiempos más aciagos del Somocismo. En los últimos años participó en tertulias literarias en la entidad organizadas por la Universidad Veracruzana (UV) por eso muchos jarochos tuvieron el privilegio de conocerlo en persona. Ahora, hay que leerlo y releerlo como honra póstuma.

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