in

Guerrero en llamas

Superiberia

 

El fin de semana,  Umberto Eco se unió unos minutos a la manifestación que un grupo de mexicanos realizó en las calles de Milán. Desde aquella ciudad italiana también se escuchó la exigencia de justicia, un ultimátum global para la búsqueda de los normalistas de Iguala que podrían seguir vivos en algún lado (según las incomprensibles y un tanto irresponsables declaraciones de Ángel Aguirre). Irresponsables, pues, si ya los peritos de la PGR realizan los análisis forenses, jugar desde tales declaraciones con las esperanzas y expectativas de los familiares puede ser, incluso, un acto de crueldad, si acaso la genética forense confirma que sí se trata de los normalistas. Tal vez una pirueta política, con la que el gobernador que no gobierna nada, intenta ganar tiempo para que las voces que piden su renuncia se vayan apagando.

Pero de apagarse nada. La situación de Guerrero es terrible. Como lamentable metáfora de ello fueron los hechos de ayer por la tarde: el Palacio de Gobierno incendiado, automóviles también en llamas. Siempre será un desafortunado argumento protestar contra la violencia haciendo uso de ésta. Sin embargo, los normalistas que ayer se manifestaron llevan 15 días esperando por sus 43 compañeros de quienes ahí no sabemos nada. Ni de ellos ni del alcalde, al que le dieron licencia y luego un amparo. El gobierno de Aguirre guardó silencio ayer, al menos hasta el momento en que escribo estas líneas. Se dejó a los normalistas actuar y no hubo un sólo detenido. Pero tampoco se han logrado avances en la investigación, o más bien sí, y todo lo que  ha salido a la luz pública deja en evidencia el cochinero en que se han convertido algunas plataformas políticas guerrenrenses. Tan mal que hasta un personaje como René Bejarano, intentó salir “al quite”, y en un acto que termina por parecer de mero oportunismo político que quiso vender mediáticamente como un acto de honestidad. Una palabra que difícilmente hace logaritmo con el historial político del famoso Señor de las Ligas. Bejarano ha cobrado notoriedad en estos últimos días tras declarar que en 2013, él había alertado a las autoridades sobre las andanzas criminales de José Luis Abarca, el alcalde de Iguala. Que le dijo a Murillo Karam y que no le hicieron caso. Que entonces fue con Osorio Chong, pero ocurrió lo mismo. Y entonces, Abarca hasta se hizo alcalde y ahí acabó la cosa. O empezó. O no se acordó —Bejarano— de su agenda contra aquél hasta después del 26 de septiembre, cuando el enfrentamiento de la policía municipal de Iguala. Y entonces sale a decir “se los dije”. Pero el chiste es que a los medios nunca nos lo dijo. Si hubiera estado tan comprometido con la suerte de los guerrerenses y los perredistas en ese momento ¿por qué no llamó a una conferencia de prensa en su momento? ¿Acaso por aquello de que “perro no come perro”? ¿Acaso porque intentó presionar políticamente a un grupo que no era el suyo, pero ventilarlo en medios le hacía temer que a él también le sacaran, nuevamente, sus “trapitos”? ¿Los de siempre, pero tal vez unos nuevos? Hoy se quiere presentar como un político impoluto, pero, ¡por favor!, ¿cómo creerle a quien vimos llenar los portafolios negros de fajos de billetes de Carlos Ahumada, y llevarse hasta las ligas en los bolsillos de su traje? Bejarano sí lo buscó, pero jamás presentó las pruebas prometidas, dijo el procurador Murillo Karam. Al final, hoy por hoy, la palabra de Bejarano suena a la palabra del oportunista, que mira en la tragedia y en la, ahora sí, evidente exposición pública y mediática de José Luis Abarca, una incomparable ventana para lavarse la cara que desde hace tantos años tan sucia ha  permanecido.

Addendum. Tan surrealista la flamante probidad de Bejarano como el hecho de que exista la Fundación General Gutiérrez Rebollo. Ahora tan trepada —e indignada— en la coyuntura por el caso de los militares detenidos por la masacre de civiles por parte de militares en Tlatlaya. A tan ilustre (sic) personaje que le da nombre a dicha fundación, lo recordamos como el más grande protector de Amado Carrillo Fuentes, el famoso Señor de los Cielos…

CANAL OFICIAL

El minutero

Estamos a un mes de los Centroamericanos