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HUIR EN OCTUBRE

Superiberia

Vaya karma que arrastra el cordobés Javier Duarte de Ochoa. No sólo fue obligado a salir por la puerta trasera del Gobierno Estatal, sin cumplir su arenga de que terminaría el  período Constitucional y ahora está a salto de mata. Y la ironía se hace presente: es otro “desaparecido” más en Veracruz pues desde el viernes nadie sabe de su paradero, aunque su ausencia sea voluntaria, por conveniencia y aparentemente pactada por el Gobierno Federal.

Se fue volando, dicen algunas versiones. Se subió a un avión propiedad del Gobierno Estatal o lo hizo a bordo de un helicóptero prestado por el dirigente local de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Juan Carlos Molina Palacios, según los comentarios dados por el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, y por el conductor de Televisa, Carlos Loret de Mola, respectivamente.

Por cierto, abriendo un paréntesis, hasta ahora se sabe que Molina Palacios es dueño de una aeronave que usa para su servicio personal. De lo que se entera uno, hace apenas diez años, este personaje era un burócrata de medio pelo y ahora es un magnate, dueño de ranchos agrícolas, helicópteros, y productor de ganado, que gana premios internacionales. Caso paradójico, Molina es un “campesino” multimillonario que dirige a la Liga de Comunidades Agrarias, integrada en su mayoría por labriegos miserables.

La súbita fortuna de este personaje está  bajo sospecha. Durante la campaña electoral, el cenecista retó al entonces candidato del PAN a debatir sobre corrupción  luego de que Yunes Linares, denunció que ése se enriquecía lucrando con más de 3 mil concesiones para el transporte rural, otorgadas por el Gobierno del Estado, las cuales cancelaría llegando a Palacio de Gobierno. Ante el reto, Yunes respondió que Molina Palacios debería prepararse para debatir en los tribunales, pues a este personaje también se le relaciona con el empresario tuxpeño, Francisco Colorado, preso en Estados Unidos por “lavar” dinero de la delincuencia organizada.

Regresando al tema inicial, hay otras versiones que apuntan que Duarte viajó vía terrestre hasta el aeropuerto de Puebla, para evadir la vigilancia de las terminales de Veracruz y Xalapa, y de ahí abordó un avión particular para trasladarse a Canadá o Europa. Hay, incluso, quienes dicen que su destino fue Panamá o Brasil. Lo cierto es que lo hizo 24 horas antes de que un Juez de Distrito emitiera la orden de aprehensión, por delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Y estas imputaciones dan pie a la deducción que debe tener a muchos al bordo de un colapso nervioso. Para empezar, la orden de captura se deriva de la denuncia que el Sistema de Administración Tributaria (SAT), interpuso por el fraude fiscal cometido a través de las famosas “empresas fantasma”, que fueron creadas para desviar recursos Federales y Estatales. En total son 32 expedientes judiciales abiertos que involucran no sólo a Duarte, sino a al menos diez personajes más. Es decir, Duarte se organizaba con sus cómplices para delinquir. ¡Vaya, descubrieron el hilo negro y el agua tibia!

Algunos de ellos son funcionarios en activo y otros legisladores, entre ellos el secretario de Infraestructura y Obras Públicas, Tomás Ruiz González, y los Diputados Federales, Adolfo Mota, Edgar Spinoso, Nohemí Guzmán, Tarek Abdalá, así como el parlamentario local electo por San Andrés Tuxtla, Vicente Benítez González, y otros servidores públicos de menor rango, pero que están en funciones.

Se deduce, entonces, que la orden de aprehensión contra Duarte de Ochoa también va aparejada con la orden de captura contra otros involucrados, aunque algunos gocen de Fuero Constitucional, como es el caso de los legisladores. El asunto se pone más interesante si se toma en cuenta que pese a que Duarte de Ochoa pidió licencia a la Gubernatura, gozaba de Fuero Constitucional pues hay jurisprudencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sobre la persistencia de esta garantía sobre quienes ostentan un cargo de representación popular y promueven una separación del mismo.

Los juristas opinan que el fuero no es generalizado si se trata de delitos graves, como en este caso es el de delincuencia organizada, y si la PGR estimó pertinente expedir una orden de aprehensión en lugar de solicitar un juicio de desafuero ante el Congreso de la Unión es porque la protección constitucional del cargo, con licencia o sin ella, no es suficiente para evadir la captura. También argumentan que al solicitar licencia definitiva al cargo, Duarte perdió su derecho a tener fuero constitucional. Sea de una forma u otra, la orden de captura ahí está y  los diputados fidelistas deben estar temblando porque la espada pende sobre ellos, porque el fuero no les alcanza.

Pero aún con todo el escándalo, es evidente que hubo el tradicional “pitazo” para que Duarte de Ochoa pudiera escapar y éste se dio desde la cúpula del poder, lo que significa que no hay verdadera voluntad para castigarlo por las fechorías cometidas y al parecer todo es parte de un tinglado para simular el combate a la corrupción. Hay que recordar que mucho se ha especulado sobre el financiamiento que Duarte dio a la campaña de Enrique Peña Nieto, en el 2012, y que habría alcanzado los 3 mil millones de pesos.

Tarde o temprano tendrán que ubicar a Duarte de Ochoa, lo interesante es saber si en realidad lo van a detener –y acaso, deportar hasta México- y quiénes serán los otros personajes que lo acompañarán hasta la prisión. El tema no es menor porque Duarte es el trofeo, pero hay por lo menos medio centenar de funcionarios y exfuncionarios que merecen estar en una bartolina.

Por cierto, anoche se hablaba de la captura de varias personas ligadas a Duarte de Ochoa y se especulaba que una de ellas era su cuñada Mónica Macías Tubillas, quien en este sexenio se hizo de varias propiedades inmobiliarias, sirviendo como prestanombres del cordobés. Muchos no concilian el sueño por estos días, pero tienen bien merecido ese insomnio.

 LA “ERA POST-DUARTE”

Por cierto, hablando de corrupción, el lunes pasado el “Señor de los Taxis”, Enrique Ochoa Reza, quien además es presidente del Partido Revolucionario Institucional, estuvo  en Veracruz. Se reunió, dicen sus allegados, con la “clase priista” Estatal y también con la prensa militante: los propietarios y directivos de medios informativos afines al tricolor. A ambos los convocó en Xalapa, la capital de la Entidad, mientras que a los reporteros de a pie, los libró a empujones y los dejó afuera de la encerrona. Ellos no militan ni influyen mucho en la línea editorial de sus casas de trabajo.

Sólo hasta el final de la reunión, Ochoa les contestó algunas preguntas en una ‘entrevista banquetera’. Les dijo lo planteado en la encerrona: que el PRI es otro, ahora en la Era Post-Duarte, y que no sólo van a verificar la honestidad y probidad de sus futuros candidatos – risas-, sino que incluso se erigirá como el “garante de la transparencia y la rendición de cuentas en el País”. Al parecer, el michoacano tuvo una epifanía y descubrió su vocación real: convertirse en contralor moral, ético y legal no sólo de sus semejantes, sino incluso aquellos que militan en otros partidos –más risas-.

Pero tal proyecto de la Era Post-Duarte es sólo un espejismo. El PRI es un verdadero refugio de impresentables y la sabiduría popular no se equivoca porque, el “chango viejo no aprende maroma nueva”. Sobre todo hablando de los priistas veracruzanos que hicieron de la corrupción una regla de Gobierno desde hace doce años.   ¿Cómo adecentar al priismo veracruzano si lo lidera el inefable Amadeo Flores Espinosa y tiene como líderes sectoriales  a personajes como Erika Ayala, Juan Carlos Molina, Juan Nicolás Arroyo, Saturnino Baxzin, María Gina Domínguez, Carlos Brito, Raúl Zarrabal, Adolfo Ramírez, Regina Vázquez y Fidel Kuri Grajales?

Hablar de legalidad y lucha contra la corrupción, pero conservando a personajes ilustres, a los alumnos del innombrable, es una total incoherencia. Esas finas personas le echan a perder el discurso y los propósitos a Ochoa Reza, para tratar de asear la imagen del partido, pues la corrupción, el latrocinio y la deshonestidad son parte de la genética de todos ellos. Los malos genes, por lo tanto, son la perdición de cualquier proyecto de cambio, hacen de la cacareada Era Post-Duarte una mera alucinación.

Por si fuera poco, el discurso que Ochoa Reza tenía preparado para fustigar al gobernador electo, Yunes Linares, quedó opacado con la noticia de que Duarte de Ochoa habría huido de la Entidad durante el fin de semana, y el rijoso dirigente priista se tuvo que conformar con opinar sobre el escándalo de  la evasión del personaje, con quien pretenden purgar todas las culpas y delitos que pesan sobre el priismo.

 ADIÓS A LOS PARÁSITOS

La semana pasada, la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tepjf), revirtió la anulación de los comicios en el Distrito de Cosoleacaque, que había ordenado el Tribunal Electoral de Veracruz (TEV), y ratificó el triunfo de la candidata del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), la comunicadora María del Rocío Pérez, sobre la priista Carla Enríquez Merlín, y eso reconfigura los escenarios parlamentario y partidista de la Entidad.  En primer lugar, al tener ya la certeza de los resultados electorales en todo el Estado, se confirma que Morena ganó 8 distritos en las urnas, que son: Xalapa Urbano, Xalapa Rural, Orizaba, Camerino Z. Mendora, Minatitlán, Coatzacoalcos Urbano, Coatzacoalcos Rural y, claro, Cosoleacaque.

 Además, Morena tendrá 5 curules por la vía plurinominal, según la fórmula planteada por el Organismo Público Local Electoral (Ople), que también definió que la coalición PAN-PRD tendrá 21 diputaciones. Entonces con los 13 diputados de Morena y los 21 de la alianza azul-amarilla, se asegura la mayoría calificada de 34 votos para los partidos diferentes al PRI, que sólo tendrá 16 curules. Tal mayoría calificada es suficiente para votar temas medulares, como la destitución de funcionarios como el Fiscal, y revertir decretos aprobados en las últimas semanas, como la dación de inmuebles para el pago de deudas, ‘basificación’ de burócratas y uso de impuestos para cubrir pasivos, entre otros.

La ratificación de la victoria de Morena en Cosoleacaque también reconfigura el mapa partidista, pues por fin se irán al basurero los partidos-parásitos, como el AVE, del fidelista Alfredo Tress, quien dejará de cobrar los 58 millones de pesos de prerrogativas, y el Partido Cardenista, de Antonio Luna Andrade, al que se le cancelarán los 37 millones de pesos que recibía cada año.  Estos partidos esperaban la elección extraordinaria de Cosoleacaque para intentar hacer chanchullo -en comparsa con el PRI-, para acopiar sufragios para alcanzar el 2 por ciento de la votación general que exige la Ley para mantener el registro. Ni modo, se les acabó el negocio a estos vividores.

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