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KAT BROWN: MÁS CARAS VEMOS, RAZONES NO CONOCEMOS

Superiberia
  • El famoso Doctor Falsati, quien fuera director del Conacyt en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y breve secretario de Educación Pública de Ernesto Zedillo, gustaba falsear documentos oficiales firmándolos con supuesto título de Doctor, emitido por la Universidad de Harvard.

Alejandro Solís
Columnista

Quienes se han propuesto renovar la vida nacional, a la cuarta, en calidad de administradores de la crisis general del capitalismo, convalidan políticas impuestas acorazados con la legitimidad de 30 millones de votos y el San Benito de consultas y encuestas elaboradas por la empresa del ahora muy honesto y confiable expriista Fausto Alzati Araiza.
Para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo. El famoso Doctor Falsati, quien fuera director del Conacyt en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y breve secretario de Educación Pública de Ernesto Zedillo, gustaba falsear documentos oficiales firmándolos con supuesto título de Doctor, emitido por la Universidad de Harvard.
Por lo visto, después de tomar el poder político de la mano de tiburones mercenarios encabezados por Manuel Barttlet con el pretexto de la corrupción y el crimen organizado, el Estado profundo se blinda con verdaderos capitanes gubernamentales, empresariales y militares para terminar de poner fuera de combate al sector social viciado por cincuenta años de neoliberalismo a ultranza, constituido con boquetes legales e ilegales facilitadores de lucros financieros, usureras: ganan más por comisiones bancarias, que por préstamos (Condusef).
Operadores experimentados en puestos de gabinete y asesores, conocen a la perfección el monstruo opositor del que una vez fueron visera. Y, a sabiendas de lo que son capaces se aprestan a machacar opositores, inclusive, portadores de su ADN.
Hijos de los que fueron: son asesores empresariales de AMLO. Hank González, Salinas Pliego, Miguel Alemán, Olegario Vázquez, Bernardo Gómez, Daniel Chávez, Miguel Rincón, Sergio Gutiérrez, encabezados por Alfonso Romo representan en las pujas oligarcas al grupo de poder que fue capaz de montarse en el enojo popular en contra de la declinante generación neoliberal de los “Chicago´s Boy”, para fines de renovación ética/moral de la vida nacional, montada en el proteccionismo local de alcances socialdemócratas cristeros.


Quienes endeudaron al País obligándonos a pagar intereses leoninos eternos, serán forzados a salirse del mercado, o, por lo menos a compartir tajadas de las grandes contratas, so pena –íntima- de encausarlos por fraude al erario, estafas maestras, autoría intelectual de masacres y lavadores de monedas de extrañadas procedencias.
El ejecutor, será ejecutado. Si bien el grupo de poder emergente encabezado por AMLO se hizo de la administración del Gobierno Federal y de la Mayoría del Congreso de la Unión federal y los estados, la pelea por la cúspide sigue en todos los ámbitos del estado; por lo que el nuevo régimen se prepara para ajustar las cuentas a quienes medraron del presupuesto nacional a partir del sesenta y ocho, desplazándolos a costas de plomazos.
Lástima de chairos crédulos: la línea político-militar trazada para el próximo sexenio implica el choque de carneros a favor de diferentes maneras de tejer chambritas, pero no para dejar de hacer negocio.
Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2019 (PNPS). Sin referencias a la transformación de la vida y el trabajo, perla al documento rector el sermón favorito de santones alineados al capital: el origen de las dolencias de los ricos y las miserias de sus trabajadores es la deshonestidad de administradores corruptos coludidos con empresarios apátridas, contra los cuales la nueva cruzada llama a enfilar sus huestes protegidas por la inteligencia del Estado Mayor reinsertado en las filas del Ejército reserva de cuadros y academia de profesores de la Guardia Nacional paramilitarizada, en ciernes.
Así, en formato literario lo más cercano a un programa liberal, el PNPS de AMLO ofrece a la Nación 8 grandes objetivos para, ahora precisa los alcances de la cuarta transformación, limitada a renovar la moral del servicio de Estado, sin tocar la causa estructural de la desigualdad acompañante del antagonismo entre capital versus trabajo: la propiedad privada de los grandes medios de producción, distribución y cambio; cambalacheándola con cuentas de cristal.
La seguridad, ante todo. ¿Quién no desea salir de su casa al trabajo, a recrearse, a curarse, de compras, retornando con la certeza de no toparse con la muerte, conflictos o imprevistos en la calle, en el centro laboral, o en el lugar donde se encuentre, variando dramáticamente el curso de vidas felices?
La mayoría se conforma con una vida tranquila, doméstica, donde la paz y la seguridad propia garantizada por un Estado confiable permita pasar la estafeta patrimonial a sus descendientes. Que es, precisamente, lo que no hay en México.
30 años de neoliberalismo heredan inseguridad y un panteón nacional. Quienes no gozan de paz en sepulcros, erran por los senderos de la existencia como muertos vivientes, gratificando a todopoderosos por la gracia de ir a y venir de encomiendas, que, en el rancho grande no implicaban la enorme posibilidad de terminar desmenuzado no tanto para aterir al ido, sino al sobreviviente.
Mal reproduciríamos, dice el nuevo gobierno, en seguir por el sendero del desprecio del bien nacional a favor de la usura internacional; esa que en calidad de neo-colonia financiera hizo y deshizo con nuestras riquezas lo que quiso, especialmente durante los últimos dos sexenios: precisa AMLO, delimitando futuros amnistiados y penalizados amenazados.
Baste un par de macro-cifras para comprender el monto del abuso: once billones de pesos de deuda pública nos obligan a pagar a los contribuyentes cautivos casi 750 mil millones de pesos anuales, tan solo por sus intereses. Dedicados a pagar por gastos del pasado, ¿con qué financiamos los presentes?
El reino financiero en la Tierra. El mercado controlado por los grandes monopolios, el bancario y de casas de bolsa por delante, destina a propietarios, pequeños propietarios y a la masa de miserables, a consumirse sus reservas; y, más, en tiempos de estancamiento comercial.
Por ello, sin mayor creación de nueva riqueza, la voracidad del monstruo refocila sobre el fiambre de la riqueza acumulada en forma de cuentas bancarias personales y de negocios.
¿O, qué otra cosa son esas porquerías de obligarnos, ya sea por inseguridad social individual o por obligaciones fiscales empresariales, a utilizar servicios bancarios usureros?, sin reparos en lograr dos terceras partes de sus ganancias jineteando nuestro dinero, y, la otra tercera parte, cobrándonos onerosas comisiones ¡tan solo por meter y sacar nuestro propio peculio de sus arcas!
Escupe tu primero. La suspensión del NAIM y poner en suspenso la reforma bancaria es una amenaza que obliga, menos que a variar las fórmulas rapaces, a renegociar sus tajadas sin variar la barca de su destino: México es un taller maquilero enclavado en el traspatio del Imperio, afectado por inauditas secuelas acompañantes: falta de empleos de calidad, sistema educativo reprobado, descomposición institucional, deterioro del tejido social, crisis de valores cívicos, el fenómeno de las adicciones, disfuncional y anacrónico marco legal, incluidos regionalismos y localismos comunitarios, agrarios y vecinales conflictivos, imposibles de subsanar con la aplicación simple y llana de fórmulas policiaco militares de los sexenios anteriores.
Criminalidad y criminología. Aberración del sistema es imputar y vincular los hechos delictivos a la gente del común, protegiendo y perdonando a los delincuentes de cuello blanco de sus trapacerías de Estado: robos a las arcas de la Nación, vendiendo cabildeos al mejor postor, lavando dinero de procedencia rara, abusos de autoridad, penalizaciones inventadas, fraudes electorales, entre otros delitos, aun, de lesa humanidad.
Descubriendo el hilo negro, el octágono del próximo gobierno federal, desbaratará nexos delictivos entre el capital y la burocracia alta y media de Estado, tejidos entre los organismos supuestamente encargados de la seguridad nacional.
Del Estado Mayor Presidencial, al estado mayor de la Guardia Nacional en ciernes. Para atacar de raíces -aparentes- a la mata corrupta, miserable y vil, “se desprenden nuevos paradigmas de seguridad nacional para recuperar la paz, restablecer la seguridad, prevenir el delito, impartir justicia, restablecer el estado de derecho y reinsertar infractores, promocionando la justa autoridad y el estado de bienestar”.
Para garantizar su mandato, AMLO, lo deja en manos de la Iniciativa Privada y del Ejército, encabezado ahora por los seis mil especialistas del Estado Mayor, formando y uniformando 50 mil soldados de la próxima Guardia Nacional, entorno de la intocable Figura Presidencial; barnizada, así, del populismo de masas agradecidas con su extraño benefactor.

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