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KAT BROWN: TAN BIEN QUE ÍBAMOS…

Superiberia

Alejandro Solís
Columnista

El lenguaje de los oportunistas es como el juego del yoyo: según el peculiar ánimo del fullero sube, baja, gira, zumba. Cambia de suertes maniobrando habilidosamente el hilo, se ladea, relampaguea; se hace el dormido, sin dejar de ser el mismo. Es nini, si no es camorrista quien retoza.
Antes de la pandemia, ya íbamos -o veníamos- muy mal: miles de muertos en dos años de gobierno del bienestar, millones de pesos pagados por la deuda nacional, millones de dólares fugados por ganancias de inversionistas nacionales y extranjeros, refrendo obradorista del entreguista TLC neoliberal; la chichi de la 4ªT, PEMEX, quebrada; críticas crecientes al régimen del Bienestar, planes de reforestación fracasados, proyectos emblemáticos impuestos a fuerzas.
IdeologíaPolítica. A días de afirmar que la crisis actual del capital ya estaba trazada por el corrupto neoliberalismo cuando el Covid-19 se expandió, ahora le echa la culpa del desastre económico: -“Íbamos muy bien, tan bien que íbamos y se nos presenta la pandemia” (AMLO), causando 10 mil muertos, 80 mil infectados. 550 mil desempleados; más lo que falta.
Pronosticando un millón de desempleados, lanza consuelo de tontos: -“(pero) se crearán dos millones de empleos; mientras en Estados Unidos se perdieron 20 millones” (AMLO).
EsOseHace. Para quienes fueron expulsados de los pasillos del poder, el sube y baja de sus argumentos indica incapacidad táctica gobernante; lo critican no por sus incoherencias, sino por haberles cerrado la llave del dinero público.
Desgranándose los treinta y dos millones de electores que por él votaron, el 57% aún confía en sus promesas; aunque miles son reasignados por sus operadores políticos a otros proyectos de Estado para reforzar el “presidencialismo”, cerrándole el paso a cualquier amenaza de caciquismo.
SinLibertadDePensamientos. La disparidad de opiniones sobre una cosa, fenómeno, o, persona, tanto del gobernante como de los gobernados es causado por el dominio ideológico de Estado sobre masas, sectores y organizaciones políticas y populares, con el objetivo de que las cosas no sean como se aparecen.
De aplicar instrumentos de la razón científica crítica (MCC), esta “locura” no es un misterio para la comunidad científica, ni la difusa personalidad del líder populista; ni las políticas reformistas de los partidos y movimientos, al ser su principal tarea, esa: confundir al respetable.
Uops, dirá un lector avieso: -“el MCC, es usado por AMLO, y, su cuerpo de especialistas (think, tancks)”. En general, el MCC (Método Científico Crítico) se caracteriza por el rigor lógico matemático, por su creatividad hipotética -como cualquier método), más su negación ética a ser utilizado en contra de los más débiles de siempre.
Te digo, insistirá emocionado el chairo: -es el que aplica AMLO. Y, sí, pero no. Pues, además de la ética, los programas sociales deben encausarse con sentido sociohistórico orientado por el deseo de finiquitar la explotación. Los morenos nomás se limitan al “bienestar”.
Para “salirnos” del círculo vicioso, necesitamos ayuda de más “universales”, como ese que dice: -si quieres di misa, pero, por tus hechos te conocerán. Y los filósofos, recomiendan: -“cuídate de la labia de los revisionistas”.
El Revisionismo es una variante del pensamiento reaccionario financiada por el Imperialismo a fin de “revisar para reducir” categorías y conceptos científicos críticos. Ejemplos. En vez de “internacionalismo proletario”, hablan de “solidaridad”. Para ocultar la lucha de clases entre burguesía y proletariado, propagan “desigualdades de los factores de producción”. A cambio de “revolución”, inventan “transformación”. Igualan reformas burguesas con reformas revolucionarias; aplanándolas como “reformas”, así, a secas.
Argumentando “democracia”, evitan referirse a la “democracia revolucionaria”. Pulverizan a la oposición en decenas de partidos. Desconocen la explotación y sus condiciones, refiriéndose solo a una de sus consecuencias: la miseria. Filántropos, regalan lo que sea, pero no integran los beneficios al salario.
En vez de anular las condiciones de explotación, aligeran la pobreza, promueven la filantropía, “ceden” becas con cualquier pretexto, gastan a fondo perdido recursos hacendarios, agregando sus costos a la deuda nacional. Se “encantan repensando en la conveniencia” de pasar de la política benefactora basada en el consumo, al estado desarrollista productor; cuando lo ideal es producir/consumir lo socialmente necesario, evitando derroches y desperdicios.
Si Usted desea -más o menos- comprender qué canijos está pasando, para empezar, no acepte atole con el dedo; como ese de hacernos creer que un sujeto “neutral sin importar su origen, conciencia y posición de clase” determina las políticas de un país según sus inestables ideas gobernantes; ocultando, qué, en la sociedad democrático burguesa, manda el “Estado Profundo” (Deep State).
En el caso de AMLO, su personalidad, gestos, expresiones, modismos populistas, son variables clave para determinar su posición e intereses de clase.
El presidencialismo -esa persistencia en propagar que el presidente en turno tiene el poder hasta para designar a su relevo, o, continuar en el puesto- es una mentirilla piadosa, aunada a otra: creer que los encargados de puestos públicos importantes se eligen mediante elecciones libres, como indican los manuales de operación del Instituto Nacional Electoral (INE). Esos que hacen suponer a Lorenzo Córdova Montoya, qué, él es su constitucional escudo protector incorruptible, ocultando los intereses de poder que representa.
En una sociedad desarrollada, civilizada, con identidad cultural y espíritu de cuerpo integrado, la sociedad científica va delante de la comunidad, quien le reconoce esa autoridad por su historial de lucha partidaria vanguardista, ligada con la sociedad mediante organizaciones de todo tipo y actividad. Como Cuba.
Identificar tareas prioritarias y resolverlas dignifica su futuro, aun, en casos de errores y resultados no esperados, como fue el Covid-19 en la provincia china de Wuhan.
Por lo contrario, una sociedad dispersa como la Unión Americana, unida eventualmente tras el signo del dinero, la ganancia, el usufructo, la usura, ante el mismo dilema pandémico no respondió ni rápida, unitaria, ni justamente, con el resultado de 100 mil muertos y 1 millón y cuarto de infectados, en lo que va de temporada, más sus próximos restos; aparte de anidar la “sepa-cero” de todas las pandemias: ¡El señor Trump!
“EU corre hacia el abismo sin un plan federal, por la pandemia del nuevo coronavirus” (N. Chomsky). Mientras China detuvo el mal infectado por el portador cero -anónimo- en dos meses de tenaz confinamiento social y personal, continuado preventivamente hasta la fecha, para evitar el rebote; sin importar el costo económico.

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