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KAT BROWN: TRIBUNOS EN PICADA

Superiberia

Alejandro Solís
Columnista

Reza conocido refrán, versado por los abuelitos de antes: -no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que los aguante.

Pobres de nuestros viejecitos, no sabían lo que decían en tiempos donde las maquinaciones de Estado no alcanzaban su fineza actual, como ha reiterado la exculpación de Donald Trump usando no sólo la mentira repetida mil veces, sino componendas criminales de tribunales que deberían obrar a favor de la verdad, como son parlamentos, redes sociales y medios digitales.

#RealidadVirtualCooptada. Tsun Tsu, Maquiavelo, Clausewitz palidecen comparados con los estrategas contemporáneos, pues, si bien sabían lo que más podían sobre su enemigo, no contaban con información en tiempo real. De sus técnicas, variante interesante era el papel del espía, infiltrado, doble agente, o traidor.

Siendo fundamental la información en sitio, elementos se capacitaban, pagaban y protegían con el máximo secreto. Hoy sigue habiendo finos infiltrados en filas contrarias. Pero, -glup.

Datos precisos sobre cómo pensamos, qué hacemos, quiénes son nuestros amigos, qué frecuentamos, qué deseamos, los obtienen de nosotros al través de apps como el usado mientras redacto este escrito, mediante chips en tarjetas bancarias, en placas del auto. Por diálogos en redes sociales, compendiando páginas frecuentadas y compras realizadas.

#MiradasQueMatan. Cruzando información de vecindarios digitales, encuentran vínculos ideáticos, gustativos; predilecciones. Desplazándonos con nuestro celular prendido, o, apagado, vamos como cocuyos trazando rutas entre lugares frecuentados.

Relacionando variantes ubican constantes, prefigurando legalmente nuestras tendencias, ya sea para fines ideológicos, comerciales, electorales, o, policiales. Es juego de nenes idear, planear, accionar, verificar y rediseñar al instante resultados combinados sobre objetivos ubicados en cualquier lugar del planeta.

Cruentas guerras por el mercado local, globalizan judicializadas fórmulas combinatorias para imponer la primacía mundial. Mejor, con el aval y dinero de los poseídos.

Mal haríamos en ignorar, que, gracias a las tecnologías digitales, pagando el medio, el instrumento, el acceso a Internet y a páginas privadas, al teclear este escrito más de uno está leyendo sus contenidos para clasificar, elaborar reportes y adivinar posturas. 

¿Y por qué no ha de ser así, cuando miramos programas -como Instagram, o Google- capaces de clasificar nuestros archivos fotográficos, compendiándolos temática y cronométricamente?

#AfavorDelCapital. El teatro de guerra y del Estado Mayor encargado de planear las tácticas se ha ampliado tanto como lo permiten las habilidades estratégicas del sistema, del Estado, del organismo, grupo o equipo involucrado, considerando las posibilidades ampliadas permitidas por su escalado macro y micro sistémica.

Esta visión de partes y conjuntos, incluyente de la percepción de situaciones en lontananza -que es la capacidad de mirar más allá de la línea del horizonte- es una maravilla resultado de los avances científico técnicos de la Humanidad, tan impresionante como fue la develación de la perspectiva en el Renacimiento, permitiéndonos -entre muchos avances- trascender las limitaciones icónicas bellamente planas, chatas, abismales, de la sociedad medioeval, cuya cultura -en síntesis- rodeaba de misterios inexpugnables el poderío proteccionista de la Iglesia y del señorío feudal vigilado, juzgado y sancionado por la Santa Inquisición.

Hace 600 años, la sociedad de mercado liberó del yugo monástico a siervos de la gleba y campesinos considerados bestias, reconociéndoles inclusive su condición humana graduada, para enclavarlos como fuerza de trabajo enajenada en las bandas mecanizadas acasilladas de la sociedad industrial, ahora socializadas robotizadas, y, sujetas a tribunales internacionales enajenados.

#FuchiPresidencialismoCochino. Tanto poder es imposible concentrado en un solo sujeto dependiente de sus decisiones, a la usanza de los antiguos dictadores bananeros. 

Sin lugar para llaneros solitarios ni beatos santificados, con nuestra involuntaria participación somos dominados por el Estado corporativo mundial mediante dos apps internalizadas en los gustos y ánimos de masas: neoliberal y/o benefactor, rolándose turnos en puestos de Gobierno para bajarle la presión a la olla de los tamales, eventualmente.

El modelaje de perfiles mercenarios profesionales, de patronajes del comportamiento público, de aspiraciones falsas para salir de la miseria, ha llegado a niveles embusteros no imaginados por los ancestros.

#YsiNoQueMeLoReclamenQuienesVotaronPorMi. Los motivos no han cambiado a favor de las mayorías. Por lo contrario, en la era digital, el egoísmo abusivo se transformó en ego-corporativismo económico, político, social y cultural de trazados excéntricos controlados por la oligarquía financiera, obligándonos a pagar por ellos. 

Su imaginación no tiene escrúpulos, como es rifar avioncitos de papel impreso en la parafernalia de la Lotería Nacional, ideada para quitarle a la gente dinero descontándoselo de su nómina. Obligatoriamente.

#ElUno%CapitalizadoEsLoCorrecto. En esos términos, la realidad nacional mexicana ocupa su lugar entre la servidumbre del capital, destinada a continuar sirviendo de patio trasero, pero no relleno de trebejos, sino de materias primas, fuerza de trabajo y medios de consumo necesarios para su provecho.

Constituido el pulpo de implacables tentáculos y esporas, un charal sólo puede nadar en picada, de manera tal, que, miente quien pregona soberanía, libertad, independencia, justicia, sin negarse a las obligaciones estructurales del sistema, como son:

Contratar deuda, indexar el valor de la moneda local al precio del dólar, pagar derecho de piso en forma de impuestos, aranceles y subsidios, costear la seguridad militar adquiriendo obligatoriamente maquinarias e insumos de guerra y protección policial, adquirir patentes indicadas, imponer leyes y educación proclives al capital.

Aceptar acuerdos comerciales reguladores del valor a la baja de la fuerza de trabajo, es indigno. Peor es pregonar logros patrios cuando se obtienen migajas pulverizadas en cláusulas escritas con letra chiquita en tratados impuestos, con el aval y vigilancia de tribunales internacionales.

#MéxicoLindoQuerido. Tal parece, que, en tiempos de sobreproducción no es suficiente costar el gasto público con fondos adquiridos en el mercado de impagables préstamos a la Nación.

Hostia, que el atractivo nacional no son sólo sus campiranos paisajes, lo picudo de su comida, sino la barata fuerza de trabajo controlada en tiempo real, abusando de medios propios; amansada, engatusada de facto con leyes constitucionales y secundarias transformadas a favor de la explotación.

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