in

LA CIUDAD DE CELOFÁN

Superiberia

 Por: Andrés Timoteo /  columnista

La realidad desenmascara al alcalde de Orizaba, el priísta Juan Manuel Diez Francos, quien, a mitad de la semana pasada, declaró por enésima vez que en el municipio que gobierna “no pasa nada”. Osado, el edil se atrevió a describir a Orizaba como una “ínsula” -o sea, una isla- donde priva la Ley y la paz, y culpó a los municipios colindantes de ser los responsables de los casos de violencia que se han presentado.

Pero Diez Francos seguramente se ‘mordió la lengua’, pues en la llamada Ciudad de las Aguas Alegres sí pasa de todo, desde ejecuciones en bares hasta persecuciones a balazos por las calles; ‘levantones’ de personas y ‘ejecuciones’ en plena vía pública. La retórica del alcalde no tiene asidero por ningún lado y aún más, si se analiza el contexto él mismo sale embarrado, pues durante muchos años -el señor lleva gobernando la ciudad más de una década, a trasmano lo hizo con su socio Hugo Chahín y lo seguirá haciendo, sostuvo a un comandante policiaco ligado al crimen organizado.

Fue Pedro Ángel Marqués, conocido con el apodo de “El Rambo” y quien era, según la voz popular, una especie de enlace con los grupos delictivos. El jefe policiaco ligado a Diez sigue desaparecido luego de que fuera secuestrado por un grupo de sicarios en junio de 2014. Eso, además de las historias de periodistas balaceados,  jovencitos desaparecidos, la extorsión de comerciantes y la palpable inseguridad callejera que castiga diariamente a los orizabeños demuestra que tener una ciudad embellecida no es sinónimo de tener un buen lugar donde vivir.

Lo que Orizaba ha ganado en desarrollo urbano y como destino turístico lo ha perdido en calidad de vida para sus habitantes.  Y no sólo por culpa de la criminalidad sino también por la violencia institucional, de la cual es experto el propio Diez Francos. Para nadie es un secreto que hoy en día ser indígena, comerciante ambulante o simplemente pobre es un riesgo en Orizaba, porque hay un Gobierno que arremete contra ellos. Es la contradicción magnífica: una ciudad adornada donde el pueblo no tiene derechos. Orizaba es ejemplo de que el odio racial y económico puede simularse con oropel y papel celofán.

¿Imagínense esa forma de Gobierno trasladada a nivel estatal, considerando que Diez Francos es tenido por algunos como un aspirante del Revolucionario Institucional a la Gubernatura que se renovará en el 2018? ¡Dios guarde la hora! gritarían los fervorosos mientras que otros confiarían en que “Dios no les da alas a los alacranes”. Y si se las da, pues a derribarlos a zapatazos, opinaría el pueblo descreído.

 

Y SE FUE LA CALDERONA

La semana pasada cerró con revueltas políticas y la nueva comienza igual. Es parte de la efervescencia pre-electoral del 2018 que se eleva poco a poco. La noticia más destacada fue la renuncia de Margarita Zavala de Calderón al Partido Acción Nacional (PAN), como se había anticipado. La concretó el viernes aunque hasta ayer domingo no había una hecatombe al interior del panismo. Ni en Veracruz, donde ninguno de sus promotores ha salido a solidarizarse con la exPrimera Dama, yéndose del blanquiazul.

Los cálculos que algunos hacen al interior del partido azul no son demasiado catastróficos en lo general, aunque no dejan de ser escandalosos mediáticamente. Se estima, por ejemplo, que Zavala junto con su marido Felipe Calderón, quien se espera que también renuncie a su militancia en los próximos días, se lleven entre 10 y 12 por ciento de la votación cautiva, y claro, a sus incondicionales que tienen en las élites políticas, principalmente en el Senado y la Cámara de Diputados.

De ahí en fuera la sobrevivencia política va a imperar en la mayoría de legisladores federales y locales, alcaldes y principalmente gobernadores panistas, pues saben que fuera de la estructura partidista no tendrán oportunidad de obtener cuotas de poder. Para ellos, irse con Margarita Zavala es lanzarse a una aventura que no tendrá un final victorioso. La señora Calderón -o La Calderona, como también la llaman- no ganará la Presidencia de la República. Además, hay duda si Zavala pueda registrarse como candidata “independiente” dado que la legislación exige que el aspirante por esa figura debería haber renunciado a cualquier militancia partidista un año antes de su registro. Por eso, la ahora expanista podría optar por ser candidata de un partido menor, y el único disponible es Encuentro Social (PES) dado que el Panal y Movimiento Ciudadano ya están con el Frente Ciudadano conformado por el PAN y PRD, el Partido del Trabajo está con Morena y el PVEM va con el PRI.

Pero más allá del revuelo al interior del panismo, la pregunta obligada es: ¿a quién beneficia esa aparente  ‘ruptura’ en el PAN que lo debilitaría con miras a los comicios presidenciales? Se ha dicho que al PRI, en el entendido que Zavala de Calderón es una de las piezas o candidatas alternas -en otros partidos- de Los Pinos y ahora sirve de cuña para intentar tambalear al panismo. Empero,  el verdadero beneficiario del asunto es Morena y su virtual candidato Andrés Manuel López Obrador.

El tabasqueño es el puntero en la preferencia ciudadana en todas las encuestas que se han levantado hasta la fecha y quien lo seguía era precisamente Margarita Zavala. Ahora, la expanista sin estructura partidista difícilmente logrará mantener ese segundo lugar en la competencia. Entonces, el siguiente competidor sería el dirigente panista Ricardo Anaya, quien pretende convertirse en abanderado presidencial, pero su nivel de aceptación está muy por debajo de López Obrador.

El cuarto en el templete es el priista Miguel Ángel Osorio Chong, actual secretario de Gobernación y aspirante a la postulación por el PRI.  Sin embargo,  el hidalguense está relegado del grupo que domina Los Pinos y es muy difícil que se le otorgue la candidatura pese a que está mejor posicionado que José Antonio Meade Kuribreña, actual titular de la Secretaría de Hacienda y quien es, aparentemente, el “tapado” del PRI para buscar suceder a Enrique Peña Nieto.

Por eso la arenga que el mismo fin de semana hizo López Obrador a Osorio Chong para que se rebele ante la imposición como lo hizo Zavala, pues así eliminaría otro competidor al generar una revuelta al interior del priismo como sucede en el PAN. En fin, en todo este reajuste partidario, exhibición de ambiciones personales, reacomodo de grupos políticos -o más bien de mafias-, también se busca fortalecer artificialmente al PRI para dejar solo dos competidores para el 2018, el que sea candidato priista -con todos sus paleros en otros institutos políticos- y el  abanderado de Morena, López Obrador.

El  PRI no contará con el voto popular el año entrante, entonces le apostará a la llamada operación mapachil, o sea el fraude en todas sus formas, como ya lo hizo en el Estado de México donde todos lo daban por derrotado. Y la palanca para esa operatividad electoral es el dinero ilícito, tanto el proveniente del  presupuesto público como el del crimen organizado. De ahí que su dirigente nacional, Enrique Ochoa, insista en que los demás partidos renuncien a sus prerrogativas para tener una ventaja más, ya que el tricolor es experto en el financiamiento subterráneo de sus campañas electorales.

 

OTRO A LA PICOTA

Siguiendo en el mismo tema de los tricolores y el dinero oscuro, el fin de semana hubo una buena nueva: el exgobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores fue -¡por fin!- detenido tras gozar varios años de impunidad debido a la protección del régimen priista. Pero la mala nueva es que su captura es para que responda a una denuncia por cuestiones de dinero presupuestal -en este caso la venta ilegal de terrenos en el puerto de Altamira  y no por sus crímenes más letales.

Es la misma historia de otros exgobernadores priistas, entre ellos Javier Duarte de Ochoa y Roberto Borge Angulo, pues a Hernández le acusan de malversar dinero público cuando debería estar detenido por delitos de Lesa Humanidad y colusión con el crimen organizado. No es un secreto que pertenece a la zaga de gobernadores del tricolor tamaulipecos -que  llegaron al poder con apoyo de los cárteles del narcotráfico y cuyos mandatos estuvieron influenciados por los criminales.

Por ello no es fortuito que Hernández Flores tenga pendientes con la justicia de los Estados Unidos, donde es requerido por ‘lavado’ de dinero y complicidad con grupos dedicados al tráfico de drogas, lo mismo que a otro de los exmandatarios de Tamaulipas, Tomás Yarrington, detenido hace meses en Italia donde se refugiaba con una identidad falsa y quien está por ser extraditado a México. Los dos, Yarrington y Hernández, podría terminar en una prisión gringa si hay voluntad de la clase gobernante mexicana para entregarlos al Gobierno del País vecino.

Los tamaulipecos deben estar contentos con tal noticia, pues ya llevan dos pillos en la picota, y los veracruzanos esperan ansiosos igualar la cifra, una vez que la Fiscalía General del Estado se apreste a ir por el innombrable que sigue libre, vagando por la tierra para la perdición de las almas y disfrutando impunemente del dinero robado a Veracruz. No hay que olvidar tampoco que el innombrable, junto con los tamaulipecos fue llamado en su momento como integrante del “cártel de narco-gobernadores” del Golfo de México.

CANAL OFICIAL

Admiten ocho pruebas de la defensa de Bermúdez

Descarta INAH daños en la Cantonal por sismos