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La difícil labor de los albañiles

Superiberia

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Córdoba.- Entre cal, varilla y andamios,  Máximo Zonpastle Tehua, mejor conocido como Max aprendió a ganarse la vida desde joven, a sus 20 años la necesidad de sobrevivencia y la falta de un futuro prometedor en el campo le orilló a abandonar sus tierras de cultivo para formarse como albañil.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al 2014 en México existían ya 2 millones 419 mil 203 personas que se dedican a la albañilería, Veracruz está considerado dentro del listado de entidades con el mayor número de trabajadores del ramo.

 Aunque se trata de un oficio antigüo, las condiciones de trabajos siguen siendo las mismas, en su mayoría los alarifes ganan hasta tres salarios mínimos al día por jornadas de trabajo que superan las 48 horas semanales de 8:00 a 18:00 horas, sometidos a  condiciones de trabajo extremas -por los cambios y situaciones climatológicas-.

Con base en el reporte del 2014 del INEGI, el 86 por ciento de los albañiles carece de prestaciones sociales, mientras que el  89.3 por ciento no tienen acceso a las instituciones de salud como beneficio de su actividad laboral.

 

NO HAY TRABAJO

EN EL CAMPO

A pesar  de las condiciones en las que laboran los más de 2 millones de obreros, este oficio sigue siendo el principal sostén de sus familias, tal es el caso de Max quien es originario de la localidad de Monte Blanco, en Fortín de las Flores, desde muy pequeño se dio a la tarea de seguir el ejemplo de sus padres trabajando en el arado de las tierras de cultivo de café y la caña.

Por las condiciones económicas de la familia, el acceso a la educación le fue negado,  por lo que no tuvo otra opción más que buscar con sus propios medios la manera de ganarse la vida. “Un día llegué a una obra y pedí trabajo, no sabía de qué otra cosa podía trabajar, porque no tengo estudios, pero me fue gustando, por eso pedí a los contratistas que me dejaran aprender. A todos los que busquen salir adelante, tiene que buscar la manera” manifestó.

 Actualmente y tras 28 años como albañil, pasó de ayudante a encargado de obra, sin embargo asegura que no ha sido una vida fácil, principalmente porque dependen de las inversiones para el desarrollo de las obras.

Según el dirigente de la organización de albañiles de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en Ixhuatlán del Café, Faustino Reyes Flores, en lo que va de este año al menos 50 de sus 100 agremiados registrados, migraron a  otros puntos del país en busca de trabajo.

 El dirigente asegura el panorama es el mismo en toda la zona Centro de la entidad, pues aunque se pelea por evitar la contratación de mano de obra de “fuera”, no hay trabajo que disputarse; “nos ha pegado mucho la falta de inversión, porque no hay dinero y no hay obras. Al menos en este año el trabajo cayó un 50 por ciento en comparación al año pasado”.

 La expectativa está  puesta para que por lo menos en lo que resta de este año la rama de la construcción repunte, en caso contrario, Reyes insiste en que se augura una migración masiva de los pocos trabajadores que aún se mantienen en la zona.

 

OFICIO NADA FÁCIL

Durante su juventud, Max conoció a Ramona Sánchez, con quien decidió desde hace 26 años formar una familia, su legado se vio reflejado con el nacimiento  de sus ocho hijos: Jose Luis, Daniel, Agustina, Margarita, Rufino, Abraham, Isaac y Jacobo.

Casi en su totalidad superan la mayoría de edad, José Luis y Daniel  optaron por seguir el ejemplo de su padre y actualmente trabajan bajo su dirección en la misma obra, otros más decidieron  hacer su vida en el Norte del país, mientras que los más pequeños; Abraham, Isaac y Jacobo estudian el preescolar y la secundaria.

En  las más de dos décadas que lleva en el oficio, asegura ha sido un largo camino, pues como todo obrero inicio de ayudante ganando apenas 750 pesos a la semana hasta llegar a jefe de obra, donde ahora goza un salario promedio de mil 500 pesos, mismos que siguen siendo insuficientes para el sostén de su familia, ya que hay meses en los que se tiene que “descansar” por la falta de obras.

RETRIBUCIÓN

 Aun cuando la crianza de su hijos recayó principalmente en su esposa, asegura no ha sido un problema, ya que la buena relación que tiene con Ramona no ha sido afectada por su ausencia, pues el cariño se mantiene; “No me han cuestionado el por qué no puedo estar con ellos mucho tiempo, lo que hago es que los fines de semana salimos con los más pequeños.”

Para Max la albañilería además de ser el medio de sostén de su familia, es la manera de apoyar a las nuevas generaciones y evitar que caigan en los problemas de la drogadicción o el alcoholismo, pues  aunque a veces cuenta con la plantilla de trabajadores completa, diario llegan jóvenes a solicitar trabajo.

 

PREFIEREN

TRABAJAR

 Aunque mañana se conmemora el Día del Albañil o de la Santa Cruz, donde por tradición se acostumbra a colocar una cruz elaborada con desechos de la obra y adornada de flores y listones para acompañar con un festejo y una comida, a veces donada por el dueño de la construcción,  Max prefiere laborar.

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