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LA GRAN BABILONIA

Superiberia

Por: Andrés Timoteo / columnista

De pronto, el ángel de Las Revelaciones gritó: “¡Cayó, cayó Babilonia La Grande, la madre de todas las pecadoras! Con ella pecaron todos los Reyes de la tierra y todos los comerciantes se enriquecieron a su lado, caminaba sobre dinero.  Ella, la que se jactaba: yo domino como reina sin ser viuda, nunca conoceré ese sufrimiento. Cayó la que vestía ropas de purpura y escarlata (rojo, pues), y resplandecía con oro, piedras preciosas y perlas. ¡Cayó, cayó la que se embriagaba con la sangre de los justos!

¡Devuélvanle lo que ha dado, páguenle el doble de lo que ha hecho. Sírvanle doble porción del brebaje que ella preparó para los demás!”, cita Juan, el evangelista, sobre el juicio de La Gran Babilonia. Y la palabra bíblica se adapta a los acontecimientos: la noche del sábado cayó María Gina Domínguez, la errática exvocera del gobierno estatal. La que aconsejaba al oído al exgobernante Javier Duarte de Ochoa y se erigió por más de tres años como la mujer más poderosa de Veracruz. Dueña de destinos y honras.

Fue detenida esa que se ganó el sobrenombre de “La Vicegobernadora” –dominaba como mandataria sin haber sido electa- y tanto fue su poder que frenaba políticas públicas y regañaba a los secretarios en las juntas de gabinete. En una ocasión, el entonces secretario de Finanzas, el insufrible Tomás Ruiz González, hizo un berrinche porque la señora Domínguez le canceló un programa fiscal. Ruiz se quejó con el Gobernador y salió regañado. María Gina fue respaldada y el plan recaudador nunca se aplicó. Nadie la desafiaba, ni siquiera los exquisitos.

De madrugada, el domingo, ingresó al reclusorio de Pacho Viejo, en Coatepec, esa Gina-Babilónica la que se emborrachaba con la sangre de los periodistas caídos. La que dijo con mordacidad durante el velatorio del columnista Milo Vela, asesinado a balazos junto con su familia el 20 de junio del 2011: “Ya ven, ¿para qué escriben lo que escriben?”. La misma que no reparó en expedir boletines injuriosos a la periodista Regina Martínez, responsabilizándola de su propio homicidio y difamándola como mujer de hábitos disolutos.

María Gina llenaba su copa con la sangre de los colegas, no considerando ni siquiera a los que fueron sus compañeros de batalla y se decían sus amigos. A Víctor Manuel Báez Chino, secuestrado y cuyo cadáver mutilado fue arrojado cerca de Palacio de Gobierno en junio del 2012, le redactó un boletín acusándolo de estar coludido con el narcotráfico, para así justificar su muerte. Báez Chino la acompañó desde que ella laboraba en el Diario AZ y después en Milenio El Portal. Siempre a su lado, siempre respaldándola y lo difamó cuando ya no se pudo defender. Los escrúpulos no los conocía.

Ya no se diga a los otros comunicadores que le deben sus castigos laborales y despidos por investigar o redactar notas críticas a la administración estatal, por hacerle preguntas incómodas al gobernante o negarse a escribir ataques contra los enemigos políticos. Al dueño de un portal informativo que se ganó la malquerencia de Duarte, lo detuvieron y le propinaron una golpiza en el reclusorio, ocasionándole daño renal. María Gina dijo a quienes la oyeron: “es un ejemplo para escarmentar a los demás”. No reparó en apoyar el uso de la prisión y la tortura como control mediático.

Cuando esta casa editorial, El Buen Tono,  fue blanco de un atentado y quemaron sus instalaciones, el 6 de noviembre del 2011, desde la oficina de Comunicación Social se azuzó a los opinadores a sueldo para difundir el libelo de que había sido un “auto-atentado” y se minimizó el asunto pese al grave daño que representa para una sociedad el intento de destruir físicamente un periódico. Ni en las peores dictaduras se llegó a tal extremo. Por supuesto, no hubo justicia y hasta la fecha los autores materiales e intelectuales del atentado gozan de impunidad.

Se cumple la cita bíblica: todos los comerciantes del periodismo pecaron con ella, los llenó de dinero a cambio de la suerte laboral de los reporteros incómodos y la sumisión editorial al duartismo. La Gina-Babilonia que caminaba sobre monedas, se empapaba en oro, ahora está acusada de desviar 2 mil 300 millones de pesos del presupuesto estatal para amasar una fortuna personal que incluye restaurantes, radiodifusoras, periódicos, edificios, mansiones y agencias informativas digitales. Vestía en oro, piedras preciosas y perlas, y pagaba peinadores y manicuristas italianos, pero desde ayer porta el uniforme naranja de los reos.  

No se pide que le den el doble de sus injurias que cometió con los otros, pero sí que le apliquen lo justo, lo que dice la Ley. Un año de prisión preventiva no es nada para lo que hizo. Y no sólo es ella, sino a los otros que sirvieron de corifeos y la acompañaron en los agravios. Para empezar, se sabe que este lunes la Fiscalía General del estado presentará formalmente a la Cámara de Diputados que se inicie un juicio de desafuero contra su sucesor, el otro exvocero y actual Diputado Federal, Alberto Silva Ramos, acusado también de robarse el presupuesto de Comunicación Social.

No obstante, el peor crimen de ellos, María Gina y Alberto Silva, apodado “El Cisne”, no fue la corrupción administrativa, por el cual será llevados a juicio, sino el de agraviar a la comunidad periodística, cebarse sobre los reporteros asesinados y manchar su memoria, enviar a la cárcel a otros más – Silva maniobró para que Marijose Gamboa y Jorge Manrique fueran presos injustamente-, difamar a los comunicadores críticos, acosarlos laboralmente y perseguirlos con el aparato estatal y organizaciones criminales a los medios informativos que no se ceñían a su mandato. La cárcel para ellos es imponderable, aunque sea por delitos de índole financiero.

 Y claro, el golpe de la detención de Gina Domínguez es también para el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pues ella fungía como presidenta de la Fundación Colosio y asesora de la campaña del candidato a la alcaldía de Xalapa, Alejandro Montano Guzmán, exsecretario de Seguridad Pública en el sexenio de Miguel Alemán Velasco y dueño del periódico El Portal, donde la exvocera fungió como directora de información antes de incorporarse a la vocería estatal.

A los dirigentes priistas les ganó el tiempo, no la echaron en su momento y ahora tienen a una directiva partidista encarcelada por corrupción. Nada más y nada menos que a la encargada de las plataformas e ideario de los candidatos a las alcaldías pues a eso se dedica la Fundación Colosio. ¿La defenderán personajes tan lacrimosos como los senadores Héctor Yunes Landa, José Yunes Zorrilla y Renato Alarcón, el líder estatal y su superior inmediato en el tricolor?

 

TERCERA SEMANA

Hoy inició la tercera y penúltima semana de campañas para la elección de los 212 presidentes municipales, y al contrario de lo que se anticipaba por los agoreros del desastre, el proselitismo electoral no se ha manchado de sangre –al menos hasta el momento-. Reunido ayer en Tierra Blanca con los integrantes del Grupo Coordinación Veracruz en Seguridad Pública, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares señaló que no hay inestabilidad ni incertidumbre en materia de seguridad para los comicios del 4 junio.

Es algo cierto, sin minimizar algunos casos de ataques y hostigamiento de grupos criminales a actores políticos pero sin que representen una amenaza general al proceso electoral, pero quedan diez días de campaña que serán intensos y en los que no se descarta la violencia como ingrediente funesto. No hay que olvidar que el crimen organizado tiene amplios intereses en la recomposición de los Ayuntamientos sobre todo por el manejo de recursos en obra pública y la integración de las policías municipales. Habrá que esperar con cautela.

También se espera que en estos días arrecie la guerra verbal entre el gobernador Yunes Linares y el dirigente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador. Es más, se anticipa que en esta misma semana podrían aparecer más videos de las “recaudadoras” del tabasqueño y hasta alguna cinta que lo ligue directamente con el exgobernador Javier Duarte de Ochoa.

Mientras eso sucede, el fin de semana estuvo en Córdoba el alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, acompañando a la candidata de la coalición PAN-PRD a la alcaldía, Leticia López Landero así como a otros nominados en la zona centro. La presencia del edil boqueño no es algo menor pues no sólo es el hijo del gobernante en turno sino el virtual candidato a sucederlo en el 2018. De ser así,  hay la posibilidad de que se convierta en el próximo mandatario hasta el año 2024.

De ahí que por el escritorio de Yunes Márquez pasan los futuros político-electorales de la entidad y el respaldo que ofrece a los actores tiene repercusiones en lo inmediato. Por eso llama la atención que haya venido a Córdoba a respaldar a López Landero, en específico y eso significa que la candidata está en el ánimo del grupo que domina el panismo. Además que están excluidos otros personajes como los exdiputados Juan Bueno y Víctor Serralde –o como se llame en realidad-. En Córdoba, se deduce, operarán los Yunes azules y le arrebatarán el control político a Serralde, Bueno Torio y al propio Tomás Ríos Bernal.

En ese recorrido la arenga tampoco es para minimizarse: recuperar el llamado “Corredor Azul” del centro de la entidad, o sea que el panismo prevé ganar en Cuitláhuac, Yanga, Amatlán de los Reyes, Córdoba y  Fortín de las Flores y Orizaba. No hay que olvidar que en la década del 2000, el otro gran “Corredor Azul” era el de Veracruz-Boca del Río, que hacía la par al de la zona centro. Por ese proyecto geo-partidista van, claro  si no se les atraviesa Morena y les estropea la fiesta.

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