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Nacional.- Las tradicionales uvas de Año Nuevo suelen cargarse de deseos personales que, en muchos casos, parecen inalcanzables. Para el clavadista mexicano Osmar Olvera, uno de esos anhelos fue durante años vencer a los representantes de China, potencia histórica de los clavados. Ese deseo, que alguna vez pidió casi en silencio, se materializó en 2025, cuando logró imponerse a los chinos durante la Copa del Mundo en Singapur, marcando un punto de quiebre en su trayectoria deportiva.
Olvera reconoce que ese logro no solo representó una victoria más, sino la confirmación de un proceso de crecimiento personal y profesional. Tras cerrar el año como campeón del mundo y romper la hegemonía china, también fue distinguido por segunda ocasión con el Premio Nacional de Deportes, un reconocimiento que, asegura, pocos atletas consiguen repetir.
Aunque obtuvo una medalla olímpica en París 2024, el clavadista considera que 2025 ha sido el mejor año de su carrera. Más allá de los resultados, destaca la madurez deportiva alcanzada y la confianza con la que ahora compite frente a la élite mundial. Señala que ganar un oro mundial implica una exigencia distinta y que, aun así, es consciente de que todavía le esperan años aún mejores.
En medio de la presión constante del alto rendimiento, Osmar Olvera encuentra en las celebraciones de fin de año un espacio de calma y cercanía familiar. Lejos de grandes festejos, prefiere reuniones sencillas, cenas en casa, juegos de mesa y largas charlas. En Año Nuevo mantiene vivas algunas tradiciones familiares, como lanzar lentejas para atraer el dinero o caminar alrededor de la cuadra para augurar viajes, actividades que disfruta especialmente porque no siempre puede compartir tiempo con sus seres queridos debido a las concentraciones y competencias.
También destaca su gusto por la cocina, una afición que aprovecha cuando se reúne con su familia, en especial cuando visita Nuevo León, donde disfruta de la carne asada y el cabrito. Para él, participar en la preparación de los alimentos es otra forma de desconectarse del ritmo competitivo y mantenerse cercano a los suyos.
De cara a 2026, Olvera tiene claras sus prioridades. La salud encabeza sus deseos tanto en lo personal como en lo familiar, al considerarla indispensable para rendir al máximo en cada competencia. En el ámbito deportivo, su objetivo es conquistar un título que aún falta en su palmarés: una medalla en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, certamen en el que todavía no ha participado y que representa una motivación especial para el próximo año.
El calendario que se avecina incluye Copas del Mundo en Canadá, Guadalajara y China, además de competencias regionales. A esto se suma la posibilidad de realizar nuevos campamentos de entrenamiento en China, experiencia que el clavadista considera fundamental para su desarrollo. Olvera destaca la disciplina con la que se forman los atletas chinos desde edades muy tempranas y reconoce que convivir con ellos le ha permitido elevar su nivel de concentración y exigencia.
El clavadista subraya que ese modelo de formación deja enseñanzas valiosas que podrían replicarse en México, no solo para crear mejores deportistas, sino para inculcar disciplina y constancia desde la infancia. Para Osmar Olvera, el reto ahora no es solo seguir venciendo a las potencias mundiales, sino consolidarse como un referente y aprovechar el nuevo ciclo olímpico que está por comenzar.


