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¿PERIODISMO MEMÉTICO?

Superiberia

Por: Andrés Timoteo  /  columnista

¿PERIODISMO MEMÉTICO?

En Veracruz son noticia los memes y quienes los odian, entiéndase los diputados panistas, perredistas, priistas y morenistas que se aventuraron a aprobar cambios legales para castigarlos con cárcel por medio de la famosa “Ley Anti-meme”.  Votaron esa Ley por meros intereses personales. Vaya, hasta un par de diputadas son demasiado obvias, pues abiertamente se quejaban de ser ‘clientas’ frecuentes de los memes burlones.

Por eso intentaron prohibirlos, buscaron revancha disfrazada en norma, aunque se les cebó, pues la dichosa Ley fue vetada por el Ejecutivo Estatal. Sin embargo, el tema ha permanecido en el tendedero mediático en el último par de semanas, y da, por supuesto, para esculcarlo por ser un cotidiano, al alcance de todos y que además ya implica al quehacer periodístico.

Los memes no son algo nuevo, desde hace diez años se habla de ellos en el mundo cibernético -el Internet- y el mismo nombre existe desde los años 70, cuando el zoólogo keniano Richard Dawkins lo inventó para bautizar a unos genes que se reproducían a sí mismos, hacían copias y copias de ellos como mecanismo para mantenerse dominantes. Los describió como “genes egoístas”, pues solo ‘pensaban’ y actuaban para beneficio propio.

El meme es una idea plasmada en un gráfico -fotografía, dibujo o video- relacionada con un tema actual y que viaja en las redes sociales, a veces a velocidades sorprendentes. Se viraliza, es decir, que miles de personas lo transmiten y retrasmiten en sus redes sociales -Facebook, WhatsApp, Twitter, Youtube- y en cuestión de minutos inunda al mundo virtual. Basta poner la idea adecuada en las manos adecuadas y en el momento adecuado para que haga ¡boom! que viaje por todo el orbe para que millones la vean y la sigan compartiendo.

Pero la “Memecracia” -el dominio del meme-, como lo ha definido la periodista e investigadora española, Delia Rodríguez, autora del libro “Memecracia, los virales que nos gobiernan”, llegó al periodismo donde cobra auge cada día, aunque tiene un doble filo: beneficia al acaparar audiencias, atraer la atención del lector, televidente o cibernauta, pero a la vez es un riesgo por banalizar o, peor aún, adulterar la noticia.

Es cierto, un meme ayuda a dulcificar la realidad, la hace más emotiva, atractiva y pegajosa. Llama más la atención algo que divierte y sirve de catarsis que la noticia escueta que causa enojo. Por ejemplo, es mejor reírse del patético diputado José Kirsch, quien embarcó a todos sus semejantes con la “Ley Anti-meme”, que hacer corajes cuando se hacen públicas sus pretensiones de usar su papel de legislador para tratar de atropellar la libertad de expresión.

También es más digerible burlarse de Javier Duarte como el ladrón de ladrones en todas esas imágenes y videos divertidos que de él circulan en la Internet que aterrizar a la cruda realidad de que el tipo saqueó las arcas estatales y que Veracruz está casi quebrado financieramente por su culpa. Entonces, como dice la periodista Rodríguez en su libro: “En lugar de debatir públicamente sobre la realidad, lo hacemos sobre su sustituta: una competición de memes exaltados”.

UN MEME NO ES NOTICIA

Eso es lo malo, el meme puede sustituir a la realidad, al menos en el espacio virtual, y muchos se creen lo que ven y leen. Otro ejemplo, durante la campaña electoral del 2016 se difundió una fotografía de una cena en Casa Veracruz donde la mesa era presidida por Javier Duarte y a su lado estaba sonriente el entonces candidato del PAN, Miguel Ángel Yunes. En el meme se leía: cenan juntos, se ponen de acuerdo porque son la misma cosa.

Los ingenuos se tragaron la información, pero en realidad quien estaba junto a Duarte en esa cena era Héctor Yunes, el entonces candidato del PRI a la Gubernatura -esos sí eran la misma cosa-. Los que hicieron el meme sustituyeron el rostro de Yunes Linares por el de su primo. La intención era engañar a quien recibiera el meme creando una noticia falsa.

He ahí la secuela negativa, ahora muchos de los que se dedican al quehacer periodístico han optado por los memes en lugar de la información. No se trata de tener un segmento jocoso para publicar los memes -por ejemplo, ese espacio que nombran “El meme del día”- sino de los que hacen del meme su oferta informativa. Los memes no generan noticia, sino que surgen o se crean a partir de las noticias difundidas.

“Es decir, el meme, es una segunda parte de la noticia: la parte interpretativa destinada a crear aún más influencia”, menciona la también directora en Europa de The Huffington Post. Un meme no debe ser la noticia del día ni puede sustituir la nota o la fotografía informativa como tampoco un cibernauta -bloguero, feisbukero, tuitero o wasappero- es un periodista. Puede que su información se haga viral y atrape a millones, pero eso no significa que sea real ni que tenga el rigor que se exige el periodismo.

Pero ¿hay un “periodismo memético”?, se pregunta la investigadora Delia Rodríguez. Sí, lo hay y creciente en algunos sectores de prensa que buscan evolucionar lo que antes se conocía como el “amarillismo” o “sensacionalismo” en memes. “El periodista sabe que ahí hay algo que no está bien, pero ¿qué se pierde al cubrirlo? la intención es ganar más audiencia, más lectores, más ‘likes’, más comentarios”, expone.

Hay periodistas que hacen memes, pero los memes no hacen al periodista. Un meme no es sinónimo de noticia y más bien, es casi siempre una parodia de la noticia. Aun así, el meme está cambiando el paradigma de la información inmediata -que no periodística-, porque su impacto se puede monitorear en tiempo real, atendiendo si se vuelve ‘tendencia’ en las redes sociales y el número de retuits o “likes” en las redes sociales.

Es lamentable, obviamente, que los consumidores de noticias no exijan calidad en las mismas. “Si la sociedad no fue capaz, o no tuvo interés, en exigir un periodismo de calidad en la prensa convencional tampoco se espera que esto suceda ahora, menos cuando el humor se presenta como una nota diferenciadora del contenido”, valora Delia Rodríguez. A ella le preguntaron en una entrevista: ¿Es posible -en el periodismo- sobrevivir a la ‘Memecracia’? “Claro, es más, publiquemos un meme de eso”.

GRILLA HUERTISTA

Al todavía diputado cordobés, Zenyanzen Escobar García, no le perdonan su cercanía al Gobernador electo y su inminente designación como titular de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) y ya son varias semanas que lo traen bajo fuego granado con el afán de descalificarlo a priori para que se convierta en el responsable de la política educativa del Gobierno que iniciará en diciembre.

Se ha dicho que lo quieren expulsar del Movimiento Magisterial Popular Veracruzano (MMPV) porque usó la Diputación para autopromoverse y no para defender a los maestros democráticos. También le inventan algo que no ha sucedido todavía, que obstruye a los diputados locales de Morena, pero ¡aquellos que todavía no han entrado en funciones!

Un diputado electo de nombre Magdaleno Rosales dice que Escobar “margina a los que no son sus cuates ni piensan como él” y que está dedicado a promoverse para “quedarse con la Secretaría (de Educación)”. Eso logró hilar dicho legislador hace algunos días ante la prensa. Sin embargo, la andanada no es externa sino viene del interior de Morena.

El que mueve el cortinaje es el dirigente estatal, Manuel Huerta Ladrón, quien azuza a maestros y diputados electos para declarar en contra de Escobar García. El tal legislador Rosales se le identifica como su allegado. No obstante, los bien enterados afirman que no es que Huerta lo quiera ‘bajar’ del Gabinete -si se puede, sería una ganancia extra- sino que en realidad pretende obtener cotos en la SEV para sus recomendados. Ablandarlo, pues, para los negocios.

Y la tibieza del propio Zenyanzen Escobar los incentiva. En lugar de adecuar el discurso sobre su trayectoria magisterial y sus gestiones como legislador hacia este gremio, se la pasa declarando obviedades y repitiendo lo que dice Cuitláhuac García, quien no se caracteriza por ser una mente brillante ni una retórica aceptable. El legislador cordobés prefiere aplaudirle al jefe que mostrarse como un hombre conocedor del sector magisterial.

Se engancha con temas triviales o cuyo impacto no irá más allá de la declaración de escándalos y desatiende los tópicos importantes como el presupuesto a la SEV, el analfabetismo en la Entidad o el proceso para desmantelar la reforma educativa, entre otros. Ahí sí, ni parece que sea profesor que esté al tanto de la materia ni mucho menos el activista contestatario que era en antaño.

Escobar García no logra -bueno, ni siquiera intenta -contrarrestar las campañas mediáticas que le enderezan ni tampoco atiende los consejos de sus cercanos. Algunos dicen que tiene el ‘síndrome del candidato’ -en este caso a presidir una Secretaría del Gabinete- que se dedica a rodearse de aduladores, cortar listones y gozar de una fama súbita, que atender lo que le compete.

Para que se entienda, el innombrable lo dijo sobre Javier Duarte en el 2010: “Anda reapendejado” porque no le contestaba el teléfono a nadie ni escuchaba consejos. Así el famoso Zenyanzen Escobar, a quien le han revivido -en meme, para no variar- su pasado como stripper en Córdoba. “Tarzan Boy”, se hacía llamar en aquellos tiempos mozos cuando la ropa era lo de menos.

TEATRO DE LOS CRÁPULAS

El vetusto líder del Movimiento de los 400 Pueblos, César del Ángel Fuentes predice, seguro y desparpajado que el próximo Gobernador lo liberará y, entonces, se dedicará a representar a todos los “agraviados” como él -risas- en la defensa jurídica y la movilización. ¿Pondrá a bailar encuerados a todos los “agraviados” del yunismo? Muchos aceptarían gustosos, entre ellos los empresarios fantasmas y los coyotes de proveeduría que reclaman pagos del duartismo. En fin, es el teatro de los crápulas.

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